Gambito de dama Crítica Anna Bolena Oviedo
Por Pablo Álvarez Siana
Excelente apertura de la septuagésimo séptima temporada ovetense con la primera ópera de la llamada «Trilogía de las reinas» de Donizetti, que se quedará completa el próximo año. Y eso que Anna Bolena solo se había representado en el Campoamor en dos ocasiones: en 1984 con Cecilia Gasdia en el rol de la reina inglesa y con la muy querida Ana María Sánchez en 2000-2001. Esta de 2024 coronaría a Sabina Puértolas, considerada asturiana de adopción desde hace años, como la figura central de una “partida de ajedrez” de donde tomo mi título ‘gambito de dama’ por ser una de las aperturas más antiguas del juego de las 64 casillas, eje escénico donde transcurre esta producción propia de la Ópera de Oviedo ideada por Emilio López. Crítica Anna Bolena Oviedo
Todos los melómanos conocen lo que supone el llamado belcanto; Donizetti será uno de los reyes de este estilo compositivo romántico tan exigente para todos: orquesta, coro y voces solistas que transitan por los extremos de sus tesituras, un estilo donde las heroínas del compositor bergamasco ‘expiraban bajo una lluvia de trinos, arpegios, escalas, saltos y agudos’ como escribe Harold C. Schoenberg en Los grandes compositores. Un estilo en el que nadie puede negar el protagonismo que tienen todos los personajes, incluyendo la orquesta y coro, con todo tipo de combinaciones más allá de las esperadas arias: dúos, tríos, cuartetos o concertantes, momentos para brillar a lo largo del drama, aunque las heroínas sigan reinando. Por ello, encontrar un elenco capaz de afrontar estas difíciles partituras es ya de por sí un reto; acertar, un triunfo y que todo funcione a la perfección, un éxito, por lo que hay que felicitarse en este primer sábado de septiembre, víspera del Día de Asturias, ante una velada operística que se recordará mucho tiempo.
El planteamiento de esta partida en el tablero musical resultó equilibrado desde todas las partes, ya desde la gran obertura, ese ‘gambito de dama’ donde el maestro Iván López-Reynoso sacaría de la Oviedo Filarmonía una sonoridad compacta, clara, precisa y segura de esta formación que lo conoce bien como director principal invitado. Durante la misma aparecería una introducción a la escena con proyecciones e iluminación de Alfonso Malanda que auguraba lo mejor de este primer título en una especie de tráiler (“teaser” lo llaman ahora). La aparición del coro de caballeros, peones simbolizando al pueblo tan protagonista de la trama, vestido por Naiara Beistegui según una reinterpretación moderna pero totalmente creíble de la época del rey Tudor, nos ofreció un sonido empastado, sin excesos de movimientos, enmarcado en la escena diseñada por Carmen Castañón. Preparó así la primera gran jugada de la mezzo Maite Beaumont, una Giovanna Seymour inmensa, poderosamente dulce, que enamoró como lo hacía su personaje y que jugó como alfil el papel que abría todo un desarrollo de emociones a lo largo de tres horas. El primer pulso con la otra navarra, aquí la soprano y reina Sabina Puértolas, dejó patente lo bien elegidas que estaban ambas voces, con sus respectivos colores, como el propio vestuario que lucía Bolena: una capa con la ficha de cabeza bordada en la espalda, una pieza que tomaría cuerpo (como el resto) y daría mucho juego en un duelo al que irían sumándose todas las demás para desarrollar ese juego de Poder y Monarquía como lo planteó el director de escena Emilio López.
Sin entrar en muchos detalles, al menos cabe destacar que ambas protagonistas nos dejarían el maravilloso dúo “Sul so capo aggravi un Dio” como buena muestra de la altura de sus voces, constituyendo el debut de Sabina Puértolas en el rol regio una actuación casi omnipresente, donde el esfuerzo físico de su papel es digno de resaltar, técnicamente irreprochable pero aún más admirables su entrega y su capacidad dramática, que pusieron en juego todos los colores de su personaje. Y qué decir de su buen gusto y su musicalidad en toda una larga partida de movimientos vocales arriesgados, agudos estratosféricos y graves rotundos que la convirtieron en heroína coronada. Estoy seguro de que según vaya rodando el personaje este le dará muchas alegrías, pues lo ha interiorizado desde la primera nota, estando vocal y vitalmente preparada para ello.
Prosiguiendo con el orden de aparición en escena, otra voz femenina que triunfó en el papel masculino del músico Smeton fue la de Marifé Nogales, que mantiene un estado vocal impoluto para una trayectoria siempre de calidad: registro grave claro y agudos llenos de ornamentos bien solventados como su rol de arpista (bellísimo sonido e intervención de José Antonio Domené en el foso). Nogales mostró su calidad junto a las damas del coro, más peones necesarios para esta partida operística, sin blancas ni negras, sino de azules suaves con la misma calidez de sus voces blancas, que demostraron un encaje perfecto desde el inicio de la función. Fueron creciendo a lo largo de toda ella junto a los hombres, con la ayuda siempre de su disposición en escena, imprimiendo el volumen suficiente en todas las dinámicas, pues el foso mantuvo toda la gama de matices que escribió el joven Donizzetti. El Coro Intermezzo que dirige Pablo Moras sigue siendo sinónimo de calidad en la ópera ovetense. Crítica Anna Bolena Oviedo
Siguiente aparición la de Enrico VIII con el bajo italiano Nicola Ulivieri, debutante en Oviedo (sustituyendo esta misma semana a Javier Castañeda que sufriría un proceso catarral severo). El italiano reinó desde su tesitura potente, de empaque y color regio para esta pieza del ajedrez con poco movimiento pero gigantesca implicación. Buen empaste con sus parternaires femeninas, volumen suficiente en los “tutti” para encarnar al rey de las seis esposas, capaz de manchar sus manos de sangre y castigar a dos de ellas al patíbulo acusadas de infidelidad. Crítica Anna Bolena Oviedo
Dos torres para dos Lores, lord Rochefort y lord Riccardo Percy, el barítono Carlos Daza que gana con los años en cuerpo y alma, junto al tenor John Osborn, aclamado desde su primer aria, una voz que nos recuerda la de nuestros años jóvenes: valiente, amplia, de agudos bien proyectados. Completando el tablero, el caballo del tenor Moisés Marín como Sir Hervey, cuyo papel daría mucho más juego en el final de la partida.
Dos actos de duraciones similares pero que darían, como en el juego del ajedrez, un primero de desarrollo y el segundo de remate. Movimientos vocales para disfrutar con este Donizzeti en el que pusieron toda la carne en el asador, tan exigente tanto para las piezas protagonistas como para los peones. Si la escena, vestuario e iluminación fueron elegantemente sobrios, creando evocadores cuadros y escenas siempre apoyados y engrandecidos por las videoproyecciones, las voces mantuvieron esa elegancia en el canto y la sobriedad sobre las tablas. López-Reynoso aportó unidad y confianza desde el foso a la orquesta (también en el final a la banda fuera de escena). El maestro mexicano trabajó a fondo esta Anna Bolena para sacar la riqueza tímbrica de cada sección, permitiendo que se lucieran los primeros atriles y ayudando siempre a las voces (nunca olvida su otra faceta de cantante): respiró con ellas, marcó al coro pendiente del encaje perfecto y el equilibrio dinámico… en suma, contribuyó a que este título inaugural de la casi octogenaria temporada carbayona estuviera a la altura habitual de las primeras funciones, que cuentan con los abonados más veteranos, y obteniendo largas ovaciones, especialmente para la pareja de los enamorados condenados: la Reina Sabina y Lord Osborn.
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Teatro Campoamor de Oviedo, a 7 de septiembre de 2024: Anna Bolena, con música de Gaetano Donizetti (1797-1848) y libreto de Felice Romani, inspirado en los dramas Enrico VIII de Ippolito Pindemonte (1816), a partir de una obra de Marie-Joseph Chénier (1791), y en Anna Bolena de Alessandro Pepoli (1788).
Dirección musical: Iván López-Reynoso – Dirección de escena: Emilio López – Diseño de escenografía: Carmen Castañón – Diseño de vestuario: Naiara Beistegui – Diseño de iluminación: Alfonso Malanda – Dirección del coro: Pablo Moras.
Reparto: Enrico VIII: Nicola Ulivieri – Anna Bolena: Sabina Puértolas – Giovanna Seymour: Maite Beaumont – Lord Rochefort: Carlos Daza – Lord Riccardo Percy: John Osborn – Smeton: Marifé Nogales – Sir Hervey: Moisés Marín.
Orquesta Oviedo Filarmonía – Coro Titular de la Ópera de Oviedo (Coro Intermezzo).
OW Crítica Anna Bolena Oviedo