Crítica: La Compañía Antonio Gades en Zaragoza

LA COMPAÑÍA ANTONIO GADES, EN EL TEATRO PRINCIPAL DE ZARAGOZA, CON BODAS DE SANGRE Y LA RECUPERACIÓN DE JOTA, DE 1969 crítica

Crítica: Compañía Antonio Gades Zaragoza Por Cristina Marinero

Antonio Gades (1936-2004) creó solo cuatro ballets porque dedicó tiempo y reflexión en su concepción. Son los pilares sobre los que creció su leyenda, sobre todo Bodas de sangre (1974) y Carmen (1983). En este 2024 no solo se conmemoran cincuenta años del estreno del primero, sino también, el 20 de julio, el 20º aniversario del fallecimiento del creador. 

Una escena de «Bodas de Sangre» / Foto: Clarissa Lapolla

Bodas de sangre fue el que inició el segundo capítulo de la vida de su compañía, y por el que Gades ha pasado a la historia como coreógrafo creador de estilo personal distintivo. Ha sido, por su aniversario, el ballet de cabecera para las actuaciones de su compañía que dirige Stella Arauzo, en el Teatro Principal de Zaragoza, del 29 de febrero al 5 de marzo, con la recuperación de su coreografía Jota (1969). La carrera profesional de Gades se puede dividir prácticamente por décadas. Durante los años cincuenta fue bailarín con Pilar López, donde se perfeccionó directamente en los escenarios, aprendiendo (y viendo el ejemplo desde muy cerca) de los entonces bailarines estrella de la diva, Manolo Vargas, Alejandro Vega, Roberto Ximénez o Alberto Lorca. 

En los años sesenta, inicia su compañía y también las colaboraciones como bailarín y coreógrafo con teatros y ballets internacionales, sobre todo en Italia, con la Ópera de Roma y con La Scala de Milán, entre muchos otros. Es también la década en que apunta lo que luego será su seña de identidad: la danza española ya como vocabulario de movimiento para la expresión narrativa, en su censurado Don Juan (1965). En estos años sesenta sus programas se asemejan a la fórmula de otras compañías, compuestos de suites de danzas, con abundancia de creaciones cortas, como Variaciones sobre el Vito, Zapateado de Sarasate, la danza del Molinero de El sombrero de tres picos, o La boda de Luis Alonso. También estrena una primera versión de El amor brujo y participa en diversas películas, como la icónica Los tarantos (1963), donde quedan inmortalizados su baile y carismática imagen. Toda esta información está muy resumida y extractada, por supuesto, ya que su actividad en esa década, prodigiosa para la danza y el ballet en el mundo, fue vertiginosa. 

En los setenta, el protagonista es Bodas de Sangre, como veíamos, y, también, el parón que dio a su compañía por motivos ideológicos. Los ochenta son los años de Carmen, cuya versión en cine llegó a estar nominada a los Oscar 1984, además de Fuego, estrenada en 1989, a partir de su tercera película con Carlos Saura, El amor brujo. En los noventa se presentó su última coreografía, Fuenteovejuna (1994), considerada también obra maestra, como las dos primeras, para la que colaboraron con Gades el especialista en danzas populares, Juanjo Linares, y el musicólogo e investigador Faustino Núñez, entre otros. 

GADESIANA

Santiago Herranz en una escena de «Gadesiana» / Foto: Alberto Rodrigálvarez

Es en el cierre de la década de los años sesenta, como adelantábamos, cuando realizó su propia coreografía sobre la jota aragonesa, que ahora la Fundación Antonio Gades, presidida por su hija María Esteve y dirigida por su viuda Eugenia Eiriz, ha retitulado con nuevo apelativo, Gadesiana. Está grabada por Televisión Española poco después de su estreno en el 69 y se puede ver online. Con Santiago Herranz –habitual también con la Compañía Ibérica de Danza- y Cristina Carnero –quien ha sido miembro del Ballet Nacional como solistas en las partes que bailaban en su día Antonio Gades y Cristina Hoyos, lo que prima en esta coreografía es la estilización. Y eso está en consonancia con toda la obra del bailarín y coreógrafo, ya que presenta la danza en un gran escenario, con bailarines profesionales, por lo que el baile siempre está pasado por el tamiz académico. Estilizar para quitar excesos, extraer lo esencial y crear desde la austeridad de movimiento, donde menos es más, entendido esto último a través de su máxima esencial, “la danza es lo que hay entre paso y paso”. 

Por supuesto que conserva las peculiaridades en saltos, giros y brazos, además del estilo propio de la jota, porque no pueden ser separados de ella, le quitarían su esencia. Por eso el coreógrafo opta por idear “otros” dibujos espaciales menos tradicionales para los grupos, además de aprovechar ese interludio lírico, lento, en el medio, para la bailarina solista, cuyos palillos son de clásico español y no de folklore, esto es, sujetados en el dedo gordo con cordones, en vez de en el dedo corazón con goma. En la web de la Fundación Antonio Gades se indica que el nombre del compositor de Jota es (sic) Caballero Ramón Jiménez, si bien en los programas de mano no se ha indicado ningún nombre porque, según nos explican, no han encontrado quién es el compositor y la SGAE también ha buscado y tampoco lo ha encontrado, aunque seguirá en ello. 

Una escena de «Gadesiana» / Foto: Alberto Rodrigálvarez

Con esta duda sobre la música, sí que parece que esta pieza –o al menos su orquestación y arreglos- estuviese hecha a la medida de lo que Antonio Gades pidiese. Es una estilización para orquesta de una jota que se erige distintiva, diferente para coreografiar, por esa escena central en la que el tempo se calma y deja paso a un pasaje más lírico sobre el ritmo y melodía tradicionales, protagonizado por la bailarina. Ese momento es el que suele destinarse, en la jota popular, al cante solista del jotero, aquí estilizado para orquesta con los arreglos/composición de ese misterioso autor o arreglista. Gadesiana concentra la gran mayoría de motivos coreográficos propios de las jotas diseñadas por directores de grupos autóctonos –que han sido históricamente los que ya realizaban una primera estilización de lo rústico para estas compañías amateur-, cuyo traslado al escenario profesional tuvo un gran protagonista desde los años sesenta, el maestro jotero Pedro Azorín (1935-2001), el gran coreógrafo de jotas aragonesas de siempre.

Y de Azorín podemos apreciar bastante en esta pieza firmada por Gades. Porque él estudió con el maestro -cómo no, si por las clases del gran jotero oscense afincado en Madrid, uno de los emblemas de los Estudios Amor de Dios, hemos ido todos los que estudiamos danza española a finales del siglo XX- y es lógico que se note. Azorín pulula por ella. Y también son esos pellizcos, tras lo giros, o el balanceo de brazos cuando se va a hacer el paso de Albalate, la manera en la que los hombres inclinan el cuerpo, por ejemplo. Y así confirmaba Pedro Azorín que el coreógrafo, entonces en sus primeros años con compañía, era alumno suyo. Es en una entrevista publicada en el diario ABC, el 9 de octubre de 1966: “Entre tus discípulos ilustres, ¿de quiénes te enorgulleces de haberles enseñado a bailar bien la jota? -Entre otros, a Pilar López, Mariemma, Manolo Vargas, Luisillo, Roberto Jiménez, Antonio Gades, etc”. Crítica: Compañía Antonio Gades Zaragoza


Zaragoza (Teatro Principal), 3 de marzo de 2024.      Bodas de sangre Gadesiana 

Compañía Antonio Gades.         Elenco: Santiago Herranz, Cristina Carnero, María Nadal, Álvaro Madrid, Miguel Lara, Esmeralda Manzanas, Mª José López, Virginia Guiñales, Ana del Rey, Elena Ros, Nuria Tena, Alejandra de Castro, Miguel Ángel Rojas, Ángel Navarro, Jairo Rodríguez, Antonio Ortega, José Cánovas.

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