Crítica: ‘Arianna in Creta’ de Händel en el Festival de Música Antigua de Innsbruck 2024

Por Xavier Rivera Crítica Arianna in Creta Innsbruck 2024

Arianna in Creta es una de las óperas de Händel que menos se representa. Con excepción de la gira de Christophe Rousset en 2002 y de los festivales Händel de Londres y Halle en 2014 y 2018, apenas se ha interpretado en el siglo XXI. La trama de la ópera se centra en la mítica historia del tributo de siete doncellas y siete varones que los atenienses debían ofrecer a Minos, rey de Creta, para que sirvieran de alimento al Minotauro, y de cómo Teseo matará al monstruo con la complicidad de su amante Ariadna (hija del rey Minos secuestrada durante su infancia), guiándolo a través del laberinto. El libretista es desconocido y la trama transcurre por los habituales triángulos y desengaños amorosos y las diversas aventuras heroicas de Teseo con sus adversarios cretenses.

Andrea Gavagnin (Teseo) & Minotauro en ‘Arianna in Creta’ (c) Birgit Gufler / Festival de Música Antigua de Innsbruck 2024

El famoso castrato Senesino había abandonado la compañía de Händel poco antes del estreno para unirse, junto con varios otros miembros de la compañía, a la Opera of the Nobility fundada en 1733 por el Príncipe de Gales. Esta estaba dirigida musicalmente por Nicola Porpora y competía directamente con la compañía de Händel y su socio Johann Jakob Heidegger. Su papel fue ofrecido entonces al joven Giovanni Carestini. Según Charles Burney, Carestini cantaba y actuaba con elegancia, pero su tesitura era limitada. Sólo la soprano Anna Maria Strada del Pò permanecería fiel a Händel. El abate Prévost describió así esta enésima disputa en la compañía del sajón: «Ya se sabe que Senesino se ha peleado irreconciliablemente con el señor Händel, ha formado un cisma en la compañía y que ha alquilado un teatro separado para él y sus partidarios. Los Adversarios han traído las mejores voces de Italia; se lisonjean de apoyarse mutuamente a pesar de sus esfuerzos y los de su cábala«. Crítica Arianna in Creta Innsbruck 2024

De la Arianna, Burney escribe: «Sus facultades inventivas y su capacidad para diversificar los acompañamientos a lo largo de esta ópera son aún más efervescentes que en cualquier drama anterior desde la disolución de la Royal Academy of Music en 1728«. El oyente actual estará de acuerdo con Burney porque la Arianna sigue sorprendiéndonos y muestra una inventiva musical sin límites. La orquestación es tan hábil que parece que escuchemos muchos más instrumentos de los que hay realmente.

Ester Ferraro (Carilda) & Mathilde Ortscheidt (Tauride) en ‘Arianna in Creta’ (c) Birgit Gufler / Festival de Música Antigua de Innsbruck 2024

La producción de Innsbruck 2024 es la que suele confiarse habitualmente a los vencedores de la temporada anterior del Concurso Cesti y a una orquesta juvenil. Aunque la hornada de 2023 no fuese la más sobresaliente, pudimos escuchar a un buen número de verdaderos talentos, como el de la mezzosoprano italiana Ester Ferraro (Carilda), una artista francamente carismática con una voz cálida, capaz de conmover al oyente y sumamente imaginativa en la ornamentación de los da capo. La mezzo-contralto francesa Mathilde Ortscheid (Táurida) había conseguido el primer premio con un canto sólido y asertivo. Su manera de actuar travestida tiene un punto de caricatura, pero su canto está ya muy afianzado técnicamente, aunque no resulte particularmente conmovedor. El contratenor italiano Andrea Gavagnin, como «Teseo», nos ofrece una voz homogénea con un registro muy amplio, pero brilla sobre todo por el virtuosismo de su coloratura, rápida y precisa, y sabe utilizarla muy bien para crear clímax incandescentes. Josipa Bilić, croata, defiende honorablemente su papel de Alceste y en varias ocasiones su canto destiló emociones auténticas, aunque no puede evitar aquí y allá sonidos demasiado crudos. El Rey Minos y el «Sonno» son defendidos con bravura y convicción por el joven barítono italiano Giacomo Nanni, una voz saludable y agradable y un cantante francamente competente. La decepción vendrá de la joven franco-alemana Neima Fischer, un típico error de «casting». Es una soprano jovencísima, ciertamente prometedora, pero su «hic et nunc» está bastante lejos de permitirle defender honorablemente un papel tan largo y complejo como el de Arianna. Las notas están ahí, pero… todo es demasiado académico, casi sin appoggio; bien aprendido pero sin una auténtica vivencia emocional. Un aria tan conmovedora como «Sò che non è più mio» se despacha con una especie de indiferencia contemplativa que raya en el aburrimiento… La británica Charlotte Bowden, 2º premio del año pasado, había dejado el listón mucho más alto con esa misma aria.

Pero el verdadero talón de Aquiles de esta producción está en el trabajo teatral: firmado por el británico Stephen Taylor, podemos hablar sin ambages de un auténtico fiasco. Está claro que los cantantes jóvenes suelen tener poca habilidad y escasos recursos interpretativos. Pero aquí, si ha habido dirección de actores, no se la ve por ningún lado: los gestos son convencionales, torpes e inconsistentes; los movimientos tienen poco significado y los elementos dramáticos contienen mucha más trivialidad que imaginación. El hecho de situar la historia en una dictadura comunista/fascista es ya un recurso tan manido como reduccionista que hoy en día ha perdido toda credibilidad. La mitología griega era sin duda alegórica sobre las relaciones entre los poderes humanos, pero atemperada por la Ποίησης (poiética) que, desde la distancia, establece como un espejo o relación crítica sobre los abusos de poder o sobre las pasiones humanas.

Ester Ferraro (Carilda) en ‘Arianna in Creta’ (c) Birgit Gufler / Festival de Música Antigua de Innsbruck 2024

Después de tres horas de inacción dramática, el director de escena tuvo la «brillante» idea, la estocada final, de vestir de torero a Teseo. Francamente, mucho me temo que se haya embriagado en algún «tablao flamenco” turístico como para atreverse a firmar semejante desaguisado. Si se pretende apoyar el inicio de carrera de jóvenes cantantes, es importante encontrar un encuadramiento adecuado para valorizarlos objetivamente. Esto ha sucedido frecuentemente en Innsbruck, por ejemplo con L’Ammazone Corsara de Pallavicino en 2022, una fabulosa puesta en escena de Alberto Allegrezza o con la de Silvia Paoli para el Astarto de Bononcini en ese mismo año. Pese a todo, el trabajo del escenógrafo francés Christian Pinaud resistió la debacle y sus ideas fueron el único elemento dramático claramente interesante: el movimiento que imaginó para la escena del laberinto resultó particularmente efectivo. Crítica Arianna in Creta Innsbruck 2024

Dirigida por un entusiasta y siempre sonriente Angelo Michele Errico, que los había dirigido en el Concurso Cesti del año pasado, la orquesta es la que nos proporciona los mejores momentos de la noche. Músicos jóvenes, sí, con su corolario de pequeñas torpezas o imprecisiones aquí o allá. Pero mientras se van sucediendo sobre el escenario movimientos sin un hilo conductor, en la orquesta se ha hecho un verdadero trabajo para conseguir la elocuencia, prestando suma atención a todos los elementos retóricos que abundan en la partitura y vigilando acendradamente para dibujar bien los contrapuntos. Así se consigue el más refinado equilibrio de todas las partes y la mejor transparencia de las texturas. Particularmente interesante fue interpretación del continuo al clavicémbalo y chitarrone por parte de jóvenes artistas llenos de ideas, cuyos nombres no he conseguido encontrar en la información proporcionada por el Festival…

Josipa Bilic (Alceste) en ‘Arianna in Creta’ (c) Birgit Gufler / Festival de Música Antigua de Innsbruck 2024

Otro elemento perturbador fue la amplificación. Sé que mi a priori es generalmente hostil a esta «facilidad». Me resulta muy difícil entender que una sala, construida en 2018 específicamente para la música, tenga una acústica tan decepcionante que necesite amplificación. Provoca que el sonido se vuelva más metálico y agresivo en el espectro agudo: las voces pierden naturalidad, el colorido se esfuma y la profundidad de campo desaparece. La semana pasada, en cambio, había asistido a un concierto muy bien amplificado en el monasterio cisterciense de Santes Creus, cerca de Barcelona, cuya resonancia es interminable y confusa, ¡pero es un edificio del siglo XI – XII ! Es difícil definir la frontera ideal entre la habilidad de los ingenieros de sonido y los condicionamientos acústicos de las salas.

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Festival de Música Antigua de Innsbruck, 22 de agosto de 2024: Arianna in Creta de Händel, con libreto de autor desconocido. Dirección Musical: Angelo Michele Errico. Dirección escénica: Stephen Taylor. Iluminación y escenografía: Christian Pinaud. Elenco: Neima Fischer (Arianna), Andrea Gavagnin (Teseo), Ester Ferraro (Carilda), Josipa Bilić (Alceste), Mathilde Ortscheidt (Tauride), Giacomo Nanni (Minos / Sonno).

OW Crítica Arianna in Creta Innsbruck 2024