Carlos Javier López @CarlosJavierLS
El sello Berli Music, con el apoyo de la Fundación BBVA, edita Aura, el último trabajo de la pianista donostiarra Judith Jáuregui (1985). Se trata de un recital que propone un recorrido por el impresionismo musical, de la mano de Franz Liszt, Claude Debussy y Frederic Mompou.
A través de Berli Music, Jáuregui se edita sus propios discos, lo que le da libertad total en el proceso de creación. De esta manera, el que tenga Aura en sus manos puede disfrutar de la autenticidad de un trabajo en el que la pianista ha intervenido en cada detalle. Con un planteamiento programático, que sigue una clara línea cronológica que va desde el Liszt romántico de Six Consolations a las Scènes d’enfants de Mompou, Jáuregui plantea una búsqueda interior. Tomando como punto de referencia el dorado crepuscular de un atardecer de otoño, que es el color del compacto, el disco juega con las luces y las sombras, lo etéreo (de ahí lo de Aura) y lo acuoso. Todo ello presidido por un ambiente de profunda honestidad artística. A modo de prólogo, el soneto Otoño, de Juan Ramón Jiménez, es toda una declaración de intenciones.
Liszt compone sus Jeux d’eaux en 1877, sólo unos años después que Monet pintara Impresión. Sol naciente, el cuadro que dio nombre al movimiento artístico. Y en este juego impresionista de atardeceres y amaneceres, siempre otoñales e introspectivos, se desarrolla el potencial expresivo de Judith Jáuregui. No sorprende esta riqueza expresiva que la pianista vasca imprime a estas páginas. Algunas de ellas, como Las Impresiones íntimas y las Scènes d’enfants de Mompou, así como las Consolaciones de Liszt las interpretó a menudo durante su infancia. Aquí podemos ver a la Judith Jáuregui más personal; una artista que, tras sus últimos trabajos sobre Schumann y Alicia de Larrocha, con un tono bien distinto, se atreve a mostrarse totalmente en su último disco.
El virtuosismo de Judith Jáuregui consiste, sobretodo, en mantener el pulso emotivo en ambas manos, en desarrollar frases conmovedoras sin forzar la partitura. Aquí el elemento principal es la sensibilidad, la capacidad creativa para traspasar la abstracción de lo musical y transmitir el mensaje artístico con eficacia. Quien no haya escuchado nunca a Jáuregui, puede acercarse a este trabajo con la confianza del que asiste a la consagración fonográfica de uno de los mayores activos musicales del panorama español.
Aunque el disco puede causar estragos en un alma adolescente, todos podemos disfrutarlo en cada detalle, y dejarnos llevar por Jáuregui con confianza. Ella conoce de sobra estas páginas, y en sus manos podemos encontrar esa aura de plenitud artística que sólo algunos artistas pueden proporcionar.