Crítica: ‘La clemenza di Tito’ en el Festival de Salzburgo

Por Luc Roger Crítica Clemenza di Tito Festival Salzburgo

La nueva producción de Robert Carsen de La Clemenza di Tito se estrenó en el pasado Festival de Pentecostés de Salzburgo y en esta misma ciudad se está reponiendo en el marco de su Festival de Verano; hay programadas seis representaciones. El conjunto instrumental y vocal Il canto d’Orfeo y los Musiciens du Prince – Monaco están dirigidos por Gianluca Capuano. Crítica Clemenza di Tito Festival Salzburgo

Caterino Mazzolà se basó en el drama musical de Metastasio y en las Vidas de los Doce Césares de Suetonio. Su texto, que glorifica el absolutismo, pone de relieve la cuestión del buen gobierno, un tema de actualidad en 1791, cuando se estrenó la obra, y que lo sigue siendo hoy en día. Al situar la acción en el siglo XXI, la puesta en escena de Robert Carsen subraya las resonancias contemporáneas de esta ópera eminentemente política, que examina los problemas del poder, evocando acontecimientos como el asalto al Capitolio de Washington del 6 de enero de 2021 por los partidarios de Trump y la lucha por el poder en Estados Unidos o las recientes elecciones europeas.

La clemenza di Tito: Daniel Behle (Tito Vespasiano), Alexandra Marcellier (Vitellia). Arriba: Mélissa Petit (Servilia), Anna Tetruashvili (Annio), Il Canto di Orfeo y figurantes © SF/Marco Borrelli  Salzburger Festspiele 2024

Robert Carsen señala que en la ópera chocan dos concepciones del poder: Vitelia, consumida por el odio, reclama el poder para sí y recuperar el estatus social cansándose con Tito. Dotada de un ego colosal, se entrega a las más tortuosas maquinaciones y no se detendrá ante nada para conseguir sus fines. Tito, humanista liberal, se preocupa más por las reivindicaciones del pueblo y por mejorar sus condiciones de vida que por ejercer el poder en beneficio propio. Nada que no veamos en los periódicos a diario. Por otro lado,  Carsen llama la atención sobre otro aspecto del libreto, también de actualidad: la referencia a la figura histórica de Tito, que reinaba en la época de la erupción del Vesubio e intentó -entre otras cosas invirtiendo su propio dinero- aliviar el sufrimiento del pueblo. El supervolcán de los Campos Flégreos, situado al oeste de Nápoles y del Vesubio, ha experimentado recientemente una intensa actividad volcánica, que ha causado preocupación tanto entre la población local como entre las autoridades regionales y nacionales italianas.

A pesar de la dicotomía evidente entre los personajes de Vitellia y Tito, Robert Carsen considera La clemenza di Tito una obra ambivalente, lo que encaja bien con su enfoque personal: «Aprecio la ambigüedad. No solo me interesan los contrastes de blanco y negro, sino también los matices de gris, las sutilizas de una obra». Y estos matices abundan en las óperas de Mozart, pues como recuerda el maestro: «Mozart trata a sus personajes con gran amor y estima. » Crítica Clemenza di Tito Festival Salzburgo

Fifty shades of grey. Cincuenta sombras de gris… La acción se desarrolla en un lugar con paredes y muebles en tonos grises que, mediante pequeñas transformaciones, representan unas veces el hemiciclo del Senado, otras las tribunas que dan cabida al pueblo, y otras el despacho del Emperador. Las mesas y sillas del Senado están dispuestas en forma de U, con dos biombos laterales a cada lado del lugar de reunión. Un decorado de proscenio, que permite cambiar la escenografía sin interrupciones y que alberga una gran puerta que da acceso a la Cámara del Senado. Figuras serias y bulliciosas con trajes oscuros, grises o negros, equipadas con teléfonos móviles y ordenadores portátiles y otros aparatos tecnológicos parecen ocupadas en actividades apremiantes. Sólo algunos de los protagonistas destacan entre la multitud por sus ropajes más coloridos: Vitellia con su blusa morada o blanca, Annio con un traje blanco roto, Servilia con una falda dorada, Publio con un traje azul oscuro.

La clemenza di Tito: Daniel Behle (Tito Vespasiano) en el centro y coro © SF/Marco Borrelli  Salzburger Festspiele 2024

Según el libreto, al final del Acto I, Vitellia empuja a Sesto a lo irreparable y los conspiradores prenden fuego al Capitolio. Robert Carsen representa este motín proyectando vídeos de la invasión del Capitolio de Washington por las «tropas» de Donald Trump en todo el decorado y en las dos pantallas. El efecto es impactante. En el segundo acto, la culpabilidad de Sesto queda demostrada por medios contemporáneos de reconocimiento visual: las cámaras han filmado el asalto al Capitolio, y Sesto es identificado como el instigador del movimiento. Robert Carsen modifica la escena final del segundo acto: después de que Vitellia haya renunciado al amor y al poder, cambia repentinamente de opinión; sus partidarios han invadido todo el espacio escénico, Sesto es detenido, Vitellia toma el poder y hace asesinar a Tito. Inutile clemenza, inútil perdón.  Terrible espejo de nuestro tiempo, la conclusión de Carsen se nutre de las tristes realidades de las dictaduras contemporáneas. La probidad, el desinterés, el sentido del servicio y del bien público y la clemencia están pasados de moda. Eso si es que alguna vez fueron tendencia.  Crítica Clemenza di Tito Festival Salzburgo

Gianluca Capuano dirige en Salzburgo su primera ópera de Mozart y su sexta producción operística. Para él, La Clemenza también es una obra ambivalente: por un lado, un homenaje al apogeo de la ópera seria metastasiana; por otro, una obra moderna, con visión de futuro, tanto en términos de estructura formal como de armónicos. Tales son los aspectos casi protorománticos del final del Acto I. Un trío muy rápido, seguido inmediatamente por un gran recitativo accompagnato de Sesto, y seguidamente el final. La modernidad está presente desde el principio, con el dúo inicial. Gianluca Capuano dirige con vivacidad sostenida a los Musiciens du Prince-Monaco, que fundó en concierto con Cecilia Bartoli en 2016, y que tocan con un sentido del matiz de refinada sutileza ayudados por sus instrumentos de época.  El conjunto instrumental y vocal Il Canto di Orfeo, también fundado porCapuano (en 2005) y preparado para la ocasión por Jacopo Facchini, revela exquisitas sonoridades. Fruto de una larga colaboración, la cohesión musical es extraordinaria, de una belleza desconcertante, a la altura de la notable calidad de cada uno de los intérpretes.

La clemenza di Tito: Cecilia Bartoli (Sesto) y Alexandra Marcellier (Vitellia) © SF/Marco Borrelli  Salzburger Festspiele 2024

El reparto es también excepcional, homogéneo y solidario. Con más de 35 años de carrera, Cecilia Bartoli canta Sesto desde 1994, con una grabación en CD editada por Decca. Pero hasta este año, nunca había abordado el papel en escena. El rol es extremadamente difícil. Escrito originalmente para un castrato, requiere un registro de más de dos octavas. Cecilia Bartoli aporta su legendaria musicalidad y teatralidad, su imaginación alimentada por una intensa investigación, su profundidad de sentimientos y la calidez de su carisma. Con un inigualable sentido del matiz, transmite la complejidad de este personaje desgarrado entre las veleidosas exigencias de la mujer que ama y su lealtad a Tito, emperador y amigo. Daniel Behle, gran intérprete mozartiano, ganó el título OPUS de Cantante del Año en 2020 con su álbum MoZart. Retrata con aplomo y dignidad el difícil papel de Tito, un personaje histórico en el que destacaron cualidades como la probidad, el sentido del deber y la bondad indulgente. Su proyección es impecable, y sobresale en los largos recitativos, que pronuncia con gran fuerza expresiva y que el público sigue con embelesada atención. Alexandra Marcellier interpreta a una Vitellia fascinante, sus excelentes dotes actorales la hacen perfectamente perversa, intrigante y manipuladora, odiosa en una palabra. Galardonada con el título de «Revelación» en las Victoires de la Musique Classique de 2023, deja claro que es una talentosa joven, capaz de desenvolverse con maestría en las grandes ligas, habiendo interpretado ya este mismo rol en 2022/2023 con Cecilia Bartoli y Les Musiciens du Prince. Robert Carsen evitó deliberadamente los papeles en pantalón, negándose a disfrazar a Cecilia Bartoli de hombre, pero permitiéndole llevar una chaqueta completa, lo que presta una intensa e inquietante ambigüedad a las escenas de seducción durante las cuales Vitellia ejerce sus encantos cercanos sobre un Sesto hechizado, sin duda también debido a la perfección de la coloratura de la soprano. La misma ambigüedad se encuentra en las escenas de amor entre Annio y Servilia, también cantadas por dos mujeres. Anna Tetruashvili ofreció un Annio solar, rebosante de fervor. La joven mezzosoprano israelí, que este año deleitó al público muniqués en el Teater-am-Gärtnerplatz, está ganando puntos. La deslumbrante Raphaëloise Mélissa Petit también participó en la versión concertante de la Clemenza de Salzburgo en 2021. Su Servilia fue aclamada sin cesar. Su gran aria del acto II, «S’altro che lagrime», con sus agudos luminosos y seguros, es un momento de pura alegría. Por último, Ildebrando D’Arcangelo presta su impresionante físico y su sólida voz de bajo al Capitán Publio.

Una puesta en escena clarividente, una dirección informada, un escenario de ensueño y unos músicos consumados hicieron de esta ópera no necesariamente emocionante una obra maestra del género. Crítica Clemenza di Tito Festival Salzburgo

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Festival de Verano de Salzburgo, 5 de agosto de 2024. Wolfgang Amadeus Mozart (1756 – 1791): La clemenza di Tito o el perdón inútil. Ópera seria en dos actos con música de W. A. Mozart y libreto de Caterino Tommaso Mazzolà basado en el drama musical de Pietro Metastasio.

Dirección musical: Gianluca Capuano. Dirección escénica: Robert Carsen. Iluminación: Robert Carsen y Peter Van Praet. Escenografía y vestuario: Gideon Davey. Vídeo: Thomas Achitz. Coreografía: Ramses Sigl.

Reparto: Daniel Behle, Alexandra Marcellier, Mélissa Petit, Cecilia Bartoli, Anna Tetruashvili, Ildebrando D’Arcangelo.

Il canto di Orfeo, Les Musiciens du Prince – Mónaco.

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