Crítica Concierto OCNE

 

Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música en Madrid

Obras:

J. S. Bach L. Stokowski ,Wachet auf, ruft uns die StimmeL. v. Beethoven,  Concierto para piano y orquesta nº 1 en Do mayor, Op. 15. P. Hindemith , Concierto para orquesta de cuerda y metales, Op. 50, F. Liszt ,Les préludes (Los preludios), S 97, R 414

 

«Diálogos» fue el pretexto escogido para aunar tan ecléctico repertorio; «diálogos entre épocas y estilos, entre generaciones de compositores, de estos con su instrumento y de artes diversas» como bien indicaba el programa de mano a cargo del crítico musical Enrique Martínez Miura.

Así con Stokowski, en la breve primera obra, nos encontramos con una orquestación de la obra de Bach, un coral que aquí se transforma en momento sinfónico. Bien afrontado por el director, consigue un sonido denso, excelente en la ejecución y exuberante en lo musical, cargado de armonía y color.

En el Concierto para piano y orquesta de Beethoven, el diálogo se establece con su contemporáneo Mozart que llegó a renovar y obtener un lenguaje único en estos conciertos, verdadero paradigma de la forma musical. Para esta ocasión gozamos de la presencia de la más que consolidada figura de Javier Perianes, al piano, en una interpretación lúcida, cargada de efectismos que no redundaron en inexactitudes; muy al contrario, fue una interpretación detallista, cargada de matices, virtuosa y muy acorde con un talentazo como él. Las conversaciones entre piano y orquesta y otros instrumentos fueron muy significativos de la elección del programa. Fue el primer gran triunfador de la noche; el publico del auditorio le exigió, mediante aplausos y bravos, la ejecución de un bis al que no se resistió, convirtiendo la sala sinfónica, por un momento, en un concierto de cámara, con una ejecución delicada e intimista.

Ya en la segunda parte, afrontamos la ejecución del curioso concierto para orquesta de cuerda y metales de Hindemith, con una segunda mitad que recoge la herencia del contrapunto de Bach. A pesar de los titubeos apreciables en los metales, la obra resultó consistente, sobre todo en su segunda mitad, arrancando el consentimiento del público.

Para acabar, el diálogo entre géneros que resultan «Los preludios» de Liszt, uno de sus poemas sinfónicos, que ahondaba entre la unión de la música y la literatura. Frühbeck de Burgos se convirtió, por derecho propio, en el segundo gran triunfador de la noche, con una dirección enérgica y experimentada, pero al mismo tiempo pasional, sacando todo el jugo de una obra abundante en cuanto a sus juegos de armonías; fue el único momento en que se levantó de su silla al dirigir, sabiendo que tenía que sacar todo lo que pudiera de esos instantes. El resultado, excelente, el público entregado, poco más se puede pedir. Un triunfo.

Solista/s: Javier Perianes, piano

Orquesta: Orquesta Nacional de España

Director/a: Rafael Frühbeck de Burgos

Mariano Hortal