Por Federico Figueroa Crítica «Cublai kan Salieri Viena
El estreno en 1788 de Cublai, gran kan de’ Tartari, drama eroicomico del compositor Antonio Salieri y del libretista Giambattista Casti, fue cancelado. La cultura a las órdenes de la política hizo que aquella ópera quedara archivada en los anaqueles durante más de 200 años. En 1998 se hizo una puesta en escena en Würzburg, con Diana Damrau como la princesa bengalí Alzima, pero en alemán. Con estas funciones, cantando el texto original en italiano, Viena salda la deuda que tenía con Antonio Salieri (1750-1825). Para este casi estreno mundial el MusikTheater an der Wien ha contado con el director de orquesta francés Christophe Rousset , uno de los grandes defensores de la obra de Salieri, y el ensemble Les Talens Lyriques y encargado una puesta en escena «ad hoc» a Martin G. Berger quien, con los dramaturgos Philipp Amelungsen y Christian Schröder, han reinterpretado la ópera desde una perspectiva actual.
El estreno de la ópera fue cancelada por el emperador José II al crear una alianza sorpresa, en 1787, con la zarina Catalina la Grande para defender sus intereses de los turcos. El argumento original retrataba algunas conductas de la corte zarista de manera poco edificante. Cublai Kan, gobernante de los tártaros espera la llegada de Alzima, princesa bengalí destinada a casarse con su hijo Lipi, que ha estado bajo la educación del sacerdote Posega. Lipi se ha convertido en un ingenuo y es poco atractivo a los ojos de Alzima. Ella prefiere al Timur, sobrino de Cublai. Esto plantea un problema en la sucesión. Dos personajes de origen italiano (Memma y Bozzone) tienen influencia en la corte de Cublai, recomiendan que las anticuadas convenciones se modernicen para acercarse al resto de Europa. En clave rusa y en aquel contexto la referencia al oriente era Rusia y el zar Pedro el Grande. Crítica «Cublai kan Salieri Viena
La obra que presenta Berger y su equipo propone un traslado temporal, hasta 2022, e introduce a un actor, Christoph Wagner-Trenkwitz, para interpretar a Antonio Salieri que aterriza en el ensayo de su ópera… que esta vez se ve amenazada por la invasión de Rusia a Ucrania. Esta vez el marco es la gala de aniversario de la ficticia empresa de chocolates Kublai Khan, cuyo producto estrella (las Kublai Kugeln, como las de Mozart) está en crisis por el descenso de las ventas. El descendiente del emperador mongol, Schorsch, ejerce de mandamás de la empresa, Lipi y Timur, hijo y sobrino respectivamente, se ven envueltos en las intrigas creadas por los dos ejecutivos más poderosos de la empresa (Posega y Orcano) y los dos personajes italianos se han convertido en consultores externos de marketing. Lipi es gay y Posega su amante. Alzima es la ejecutiva de una multinacional china que puede salvar y hacer crecer a la empresa familiar y tradicional de Schorsch (Kublai Khan AG). Salieri va narrando, a ratos en italiano y otros en alemán, situaciones y costumbres de su época y entre unos y otros llevan a buen puerto al plan de reestructuración de la empresa, consiguiendo que Timur y Alzima se unan, hereden y gobiernen mientras que Lipi y Posega se retiran, con el beneplácito de todos, a un lugar donde puedan continuar con su desenfrenada vida. Todo en esto en clave cómica y bastante naïf, pero muy divertida y no exenta de un trasfondo de crítica a los excesos de la «cultura woke», con referencias al inapropiado embalaje de las bolas de Cublai, que hoy podrían interpretarse como signos «racistas».
Estas actualizaciones, a veces muy forzadas, dejan claro el por qué la Princesa Alzima, caracterizada como una agresiva ejecutiva de origen ruso que trabaja para la multinacional china, prefiera al guapo Timur. Cublai, aconsejado por Emma y Bozzone, elige a Timur como heredero y se desembaraza de los dos nefastos y halagadores consejeros locales (Posega y Orcano). Una ejercicio de cómo decir que quienes están en el poder tienen la responsabilidad de guiar a su pueblo por el mejor sendero (¿el estilo europeo?). Sin duda que el trasfondo histórico de la obra y la actualidad inspiraron a los creadores del espectáculo y funciona como ópera cómica aunque tanto movimiento sobre el escenario, idas y venidas tras bambalinas (adecuada y práctica escenografía de Sarah-Katharina Karl), travestimiento (vestuario de Alexander Djurkov) e insistencia en las creación del nuevo marketing para las bolas de chocolate, terminan por confundir, aburrir o las dos cosas. Son más de tres horas de espectáculo durante los cuales la música de Salieri siempre sirvió de salvavidas para los estupendos artistas que dieron todo sobre el escenario.
El tenor australiano Alasdair Kent (Timur) y la soprano suiza Marie Lys (Alzima) interpretaron estupendamente sus personajes. Él, un joven corporativo bloqueado por sus superiores, enamorado de exultante ejecutiva que finalmente reconoce estar enamorada de él. Cantaron con calidez y calidad, logrando transmitir sus sentimientos. El dúo de amor, un tanto precipitado pero adecuadísimo a entusiasmo del joven Timur. La otra pareja que función a la perfección fue la del barítono italiano Giorgio Cauduro (Bozzone) y la soprano portuguesa Ana Quintans (Memma). Ambos cantaron y actuaron con brillantemente. El veterano bajo Carlo Lepore fue un carismático Cublai, cantado con intensidad y vis cómica. El barítono croata Leon Košavić, voz rotunda y cálida, interpretó al personaje de Posega de forma sobresaliente y su contraparte, la soprano francesa Lauranne Oliva como Lipi, se subió al carro para compensar el caudal menos generoso de su instrumento. El estupendo Coro Schönberg funcionó con precisión en todo momento.
El núcleo real de esta recuperación es Christophe Rousset y su ensemble (Les Talens Lyriques). Su lectura ofreció el brillo y la nitidez en los lineamientos del clasicismo vienés, un poco llevados al límite por Salieri, muy bien matizado y llevado con tempi rápidos que la hicieron burbujeante. Esta música fues la base de todo el desarrollo conceptual y visual, un poco loco, que hemos visto. Es esa música la que resiste, y muy bien, el paso de los años y que ojalá sea más frecuentada en los grandes circuitos de la ópera. Crítica «Cublai kan Salieri Viena
Viena (Museum Quartier Sala E), 9 de abril de 2024 Cublai, gran kan de’ Tartari Dramma eroicomico en tres actos. Música: Antonio Salieri. Libreto: Giambattista Casti
Director musical: Christophe Rousset Director de escena: Martin G. Berger Les Talens Lyriques / Arnold Schönberg Chor (Erwin Ortner, director del coro)
Elenco: Carlo Lepore, Marie Lys, Alasdair Kent, Lauranne Oliva, Fabio Capitanucci, Leon Košavić, Ana Quintans, Giorgio Caoduro. OW