Por Bernardo Gaitán Crítica: «Das Rheingold» Scala
Das Rheingold (El oro del Rin), el primer capítulo del ciclo épico de Wagner El Anillo del Nibelungo, representa un hito no sólo en la carrera del compositor alemán, sino también en la historia de la ópera. Escrita entre 1851 y 1854 e interpretada por primera vez en Múnich en 1869, Das Rheingold abre una de las mayores aventuras musicales de todos los tiempos, construyendo una mitología musical y dramática sin precedentes. Wagner mismo describió esta ópera como «el comienzo de mi proyecto de vida». Con el regreso de Das Rheingold al Teatro alla Scala, comienza un ambicioso viaje musical que acompañará al público hasta el 2026. Tras más de una década desde la última representación completa en el teatro milanés, se repondrá la monumental tetralogía. Das Rheingold abre este viaje épico, seguido en febrero de 2025 por Die Walküre, en junio por Siegfried y, finalmente en febrero de 2026 por Götterdämmerung, completando así el ciclo.
Christian Thielemann, originalmente llamado a dirigir estas primeras funciones, se retiró por motivos de salud, dejando el podio a los directores Simone Young y Alexander Soddy, quienes asumieron la desafiante tarea de interpretar la compleja partitura wagneriana. Esta ópera se caracteriza por su flujo musical continuo, sin arias ni recitativos separados, una innovación que supuso un cambio radical en la escena operística de la época. Wagner diseñó una estructura musical ininterrumpida en la que los Leitmotiv se despliegan magistralmente, alcanzando bajo la batuta de Alexander Soddy un nivel de coherencia y profundidad sobresalientes.
El concertador británico, con vasta experiencia en el repertorio wagneriano en Europa, demostró una comprensión precisa y lúcida de la obra. Su interpretación denota una cercanía íntima con el texto wagneriano, fruto de un análisis destinado a desvelar la esencia de cada pasaje, destacando especialmente los alientos en las partes imponentes como los imponentes finales de los cuadros, y las cuerdas en momentos sutiles y melancólicos. La Orquesta del Teatro alla Scala no se limitó a ejecutar correctamente la interpretación de Soddy, sino que ofreció una representación notable en sintonía con la tradición y el estilo wagneriano, confirmando al teatro italiano como un gran intérprete de títulos germánicos. Crítica: «Das Rheingold» Scala
La dirección escénica de las cuatro producciones fue confiada al experimentado David McVicar. Su versión de Das Rheingold oscila entre el cuento de hadas grotesco y el cine de ciencia ficción, donde las relaciones entre los personajes y su entorno se desarrollan en una dimensión fantástica y sobrenatural. La visión del director escocés lleva al extremo los rasgos fantasiosos, a veces en detrimento del misterio y del aura mitológica propios de la obra de Wagner. La escenografía creada por McVicar y Hannah Postlehwaite sitúa la trama en un contexto abstracto, casi como un videojuego, caracterizado por elementos de gran tamaño que simbolizan las intenciones de los personajes: manos gigantes en el primer cuadro aluden a la manipulación de Alberich y al robo del oro; un cráneo gigante recuerda la maldición del anillo, y una imponente escalera sugiere la conexión directa al Valhalla. El diseño de iluminación de David Finn, con colores brillantes y atmosféricos, evocó el misterioso reino de los Nibelungos. Mientras tanto, el ingenioso vestuario diseñado por Emma Kingsbury aportó un toque fantástico a la escena. Vestuarios estilo fantasy, gigantes sobre zancos, máscaras y mimos que dieron vida a un dragón y a un sapo esqueléticos coronaron la ambiciosa puesta en escena.
Esta producción contó con un elenco vocalmente sólido, cuyas interpretaciones sobresalieron por su atención a los detalles y el estilo. En primer lugar, Michael Volle —un veterano del papel— ofreció un Wotan de notable presencia escénica: solemne y reflexivo. La interpretación del barítono alemán destaca por representar a un Wotan humano y atormentado, debatido entre el poder y el deber, con una vocalidad poderosa y cristalina, aunque ligeramente sutil en el registro grave. Ólafur Sigurdarson, en el papel del cínico Alberich, sorprendió gratamente con su pleno dominio del personaje. La expresividad vocal y actoral del barítono islandés captó a la perfección la avariciosa personalidad del enano nibelungo, convirtiéndose en uno de los elementos más destacados de la producción gracias a su robusta voz, clara dicción y bello timbre. Okka von der Damerau convenció en el papel de Fricka, mostrando un canto maleable, elegante y una presencia altiva y gélida en el escenario; la mezzosoprano alemana encarnó adecuadamente el lado humano y celoso de la diosa. Por su parte, la soprano ucraniana Olga Bezsmertna interpretó a Freia con un matiz sutil y lírico que resaltó su dulzura.
El tenor austriaco Norbert Ernst también fue eficaz como Loge, cuyas frases polifacéticas y vivaz interpretación dotaron al personaje de un aire astuto y afectado. Los gigantes resultaron una grata sorpresa escénica por su altura y movilidad en el escenario. El bajo surcoreano Jongmin Park ofreció un Fasolt contenido, con fraseo pleno pero débil en lo actoral, mientras que el Fafner del bajo estonio Ain Anger fue más convincente escénicamente, representando al rudo y autoritario gigante con una emisión vocal menos matizada. En el primer cuadro, las voces femeninas de las encantadoras «Rhinemaidens», interpretadas por la soprano estadounidense Andrea Carroll, la mezzosoprano búlgara Svetlina Stoyanova y la francesa Virginie Verrez, crearon una atmósfera eficaz de seducción y encanto, con un registro medio-agudo que destacó por la claridad en la pronunciación del alemán y su buen desempeño actoral.
Hubo grandes ovaciones para Volle y Sigurdarson al final de la función, con aplausos algo más reservados para Von der Damerau y Bezsmertna. La batuta de Alexander Soddy recibió tanto clamorosos aplausos como potentes abucheos desde el loggione. Con producciones como esta, no podemos sino coincidir con Nietzsche —amigo y luego crítico de Wagner—, quien dijo que con El oro del Rin, Wagner «había abierto las puertas a un reino musical más allá del bien y del mal». Crítica: «Das Rheingold» Scala
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Milán (Teatro alla Scala), 5 de noviembre de 2024 Das Rheingold (Ciclo: Der Ring des Nibelungen) – Nueva producción.
Dirección musical: Alexander Soddy Orquesta del Teatro alla Scala
Coro Infantil de la Accademia del Teatro alla Scala
Dirección escénica: David McVicar
Escenografìa: David McVicar y Hannah Postlethwaite. Vestuario: Emma Kingsbury
Iluminaciòn: David Finn. Vídeos: Katy Tucker. Coreografía: Gareth Mole
Maestro de artes marciales/circo: David Greeves
ELENCO: Michael Volle, Andrè Schuen, Siyabonga Maqungo, Norbert Ernst, Ólafur Sigurdarson, Wolfgang Ablinger-Sperrhacke, Jongmin Park, Ain Anger, Okka von der Damerau, Olga Bezsmertna, Christa Mayer, Andrea Carroll, Svetlina Stoyanova, Virginie Verrez.