Crítica de “El Huésped del Sevillano”. Bilbao

Palacio Euskalduna. 18 de Agosto

El 18 de Agosto, fiel a su cita anual con el Palacio Euskalduna, volvía la zarzuela a Bilbao dentro de la Aste Nagusia. En este caso el título escogido fue “El Huésped del Sevillano”, obra de Jacinto Guerrero, sobre libreto de Luca de Tena y Enrique Reoyo, estrenada en 1926 en el Teatro Apolo de Madrid. Dado el tamaño del recinto del Euskalduna, es necesario amplificar la parte hablada de la zarzuela, no así la cantada.

Escena
Escena

La soprano María Ruiz (Raquel) lució una poderosa, ancha y homogénea voz. Con un centro carnoso, mostrando amplitud de registro, luciendo unos rotundos graves y unos esmaltados agudos bien colocados y proyectados. Ruiz, ofreció un delicado juego de matices en la romanza “Cuándo el grave sonar de la campana…”. Con ella empastó perfectamente, como en el dúo “Insolente, presumido…” o en la réplica de la citada romanza de la soprano, el tenor Sergio Escobar (Juan Luis). Escobar, en constante proyección, es dueño de un bello timbre, rico en matices y armónicos, y de una cuidada emisión, otra voz joven a seguir que resolvió el celebérrimo y conocido “Canto a la espada”.  Cumplió sobradamente, en el rol del villano (Don Diego), el  irunés Axier Sánchez. La brevedad del rol, pese a la inclusión en el II acto de la romanza “Satán, rey del averno” de la zarzuela “Las Hilanderas”, no permitió mostrar todo el potencial de este barítono.

Si a veces en la zarzuela la parte cómica peca de exceso o histrionismo por sus intérpretes, en este caso sucedió todo lo contrario. Simpáticos, comedidos y resolviendo eficazmente su parte estuvieron en tenor Carlos Crooke (Rodrigo) y la tiple cómica Aurora Frías (Constancica).  Un veterano de las tablas Enrique R. del Portal, dio vida a Cervantes.

Gran trabajo del director Tuglio Gagliardo al frente de la Orquesta Lírica de Bilbao, del coro Tempus Ensemble, como en las célebres lagarteranas y del Ballet de Cristina Guadaño. La dirección escénica corrió a cargo de A. Ramallo, quién combinó momentos escénicos bien resueltos con otros un tanto confusos en cuánto a la entrada y salida de personajes y coro. En definitiva, una gran noche de zarzuela.