Auditorio Nacional de Madrid. 12 Mayo 2013. Versión de concierto. El CNDM (Centro Nacional de Difusión Musical) ofrece toda una serie de ciclos musicales, entre los que destaca el conocido como Universo Barroco, dentro del cual se presentan en versión de concierto algunas óperas. Hace unos meses pudimos disfrutar de una excelente Rodelinda y ahora le llega el turno a otra ópera de Haendel, Agrippina, cuyo resultado ha sido todo un éxito. Al Ayre Español Agrippina es la segunda ópera que Haendel estrenó en su estancia en Italia, tras Rodrigo, y está basada en la historia de Agrippina, esposa del emperador Claudio y madre de Nerón, y sus intrigas para asegurar que su hijo consiguiera la corona del imperio romano. El libreto del Cardenal Vincenzo Grimani es uno de los mejores de la historia de la ópera, lleno de ironía, humor y doble sentido. Sin duda, el origen veneciano del Cardenal y su oposición a Roma, tuvieron mucho que ver con el alumbramiento de este libreto. Evidentemente, la libertad artística de la que se disfrutaba en Venecia en 1709 nada tenía que ver con la de los Estados Pontificios. Haendel usó el libreto para componer una música muy adecuada a esta ópera semi seria, prestándose a sí mismo, como era habitual en la época, pasajes conocidos de otras óperas y oratorios de la misma época italiana. Arias del Trionfo del Tempo e del Disinganno están aquí presentes, como lo están también pasajes de Rodrigo. La ópera tiene una gran frescura musical y momentos muy inspirados. Estos espectáculos de óperas barrocas suelen ofrecerse “llave en mano” y, generalmente, en una gira internacional. Así ha sido también en esta ocasión, ya que Al Ayre Español ha abierto su gira en Madrid, para continuar en Bruselas y terminar en París. Todos los aficionados saben que esta orquesta barroca es una de las mejores formaciones especializadas en este repertorio y lo ha confirmado una vez más. Al frente de la dirección estaba su director Eduardo López Banzo, que dirigía desde el clave. He tenido la suerte en el pasado de asistir a muy buenas versiones de óperas de Haendel por parte de López Banzo y de ahí que mis expectativas fueran muy altas. Su dirección en el primer acto me resultó en gran parte decepcionante, ya que encontré su lectura falta de vida, energía e inspiración, aunque la orquesta y los cantantes respondieran bien. Las cosas cambiaron de manera importante en la segunda parte del concierto (Actos II y III) y López Banzo volvió a ser el director que yo esperaba. Si me apuran un poco, diré que su despegue comenzó ya en el final del primer acto, contando después con la más que inestimable colaboración de Ann Hallenberg, que tuvo una parte fundamental en el triunfo del concierto. Ann Hallenberg La mezo sueca Ann Hallenberg fue una magnífica Agrippina de principio a fin. No sólo cantó estupendamente, sino que mostró un dominio de personaje fuera del alcance del resto de sus colegas. Hay ocasiones en que un cantante asume la responsabilidad de echarse a la espalda una ópera y esto es lo que ha ocurrido con Ann Hallenberg. Ella fue la gran responsable de que el público cambiara de actitud plenamente en el segundo acto. Sin ella el resultado del concierto pudo haber sido muy distinto. Estamos ante una artista y una cantante excepcional, única en este repertorio. La mezzo soprano americana Vivica Genaux hizo un notable Nerón. La voz de esta cantante no es excepcional en timbre ni volumen, pero es un auténtico prodigio en agilidades. Resultó particularmente brillante en el aria Come nube che fugge dal vento, que tiene su origen en Il Trionfo del Tempo e del Disinganno. Sorpresa muy agradable fue la actuación del contratenor Carlos Mena en la parte de Ottone. Todas sus intervenciones tuvieron un sello de calidad, expresividad y buen gusto, aparte de un timbre más agradable que lo habitual en esta cuerda. Creo que es la mejor actuación que le recuerdo. Otra agradable sorpresa fue la actuación de la soprano Maria Espada en el personaje de Poppea. Tiene una voz atractiva de soprano ligera, muy bien manejada, a la que solo le falta imprimir algo más de sensualidad a su interpretación.
Carlos Mena El resto del reparto se situó unos cuantos escalones por debajo de los anteriores. Luigi De Donato fue un Claudio aceptable, con un centro sonoro, algo basto, débil por abajo y blanquecino por arriba. Josep Ramón Olivé i Soler cumplió como Lesbos. José Hernández Pastor fue un Narciso de voz muy reducida y de poco atractivo, mientras que Enrique Sánchez Ramos fue un Pallante sonoro y un tanto basto.
María Espada El Auditorio ofrecía un buen aspecto, con una entrada que rondaría el 85 % del aforo. El público se mostró muy cálido con los artistas, dedicando una recepción triunfal a todos en los saludos finales, que nunca fueron individuales. El concierto comenzó con 5 minutos de retraso, lo que fue una medida de cortesía para los aficionados que se vieron afectados por una de las innumerables manifestaciones que tienen lugar un día sí y otro también en el centro de Madrid. La duración total fue de 2 horas y 48 minutos, incluyendo un intermedio. La duración estrictamente musical fue de 2 horas y 17 minutos. Es decir, se trata de una versión bastante recortada de la ópera. Los triunfales aplausos finales se prolongaron durante casi 7 minutos. La localidad más cara costaba 40 euros, mientras que en los pisos superiores los precios oscilaban entre 32 y 24 euros. Las localidades detrás del escenario costaban entre 15 y 18 euros. José M. Irurzun