Crítica de Andrea Chénier en Buenos Aires

Crítica de Andrea Chénier en Buenos Aires
Escena de Andrea Chénier en Buenos Aires

Un libreto efectista y eficiente junto a un discurso musical de indudable calidad y arrebatador lirismo hicieron de esta ópera la única que conserva en la memoria y el corazón del gran público el nombre de su autor al mantenerse presente en el repertorio desde su estreno mundial en 1896.

Giordano logró con esta su mejor partitura, rica en la rara calidad de un cuidadoso balance entre acción y reflexión, forma y fondo, expresividad y técnica, tradición y modernidad. El libreto de Illica encuentra en la música un aliado a la hora de expresar sus ideas, de subrayar situaciones o sentimientos, de pintar climas, de conmover e impactar al  espectador. Las inspiradas frases líricas que, como pinceladas maestras, nutren las diversas escenas en sus momentos culminantes quedan grabadas a fuego en la sensibilidad de los espectadores y resuenan en el corazón mucho después de la caída del telón final.

La historia del poeta André Chénier, ejecutado durante el régimen del terror de la Revolución Francesa, es la base del argumento sobre el que Luigi Illica construyó un libreto nutrido por la incorporación de personajes ficticios que se combinan con otros históricos en una trama que también conjuga realidad y ficción sin perder nunca verosimilitud y, tal vez por ello mismo, dejando vivo su mensaje más allá del tiempo. 

El talento del dramaturgo se fundió con el del compositor dando como resultado una obra donde el equilibrio es una constante sin perder por ello lo más mínimo del calor itálico. Los personajes principales se desenvuelven en medio de un fresco de caracteres secundarios de tal riqueza que nos permiten contextualizar con precisión la acción como frente a un cuadro histórico aunque sin transformarse en una pieza de museo sino manteniendo viva la obra y vigente su reflexión sobre la opresión, el poder y sus excesos… 

Inscripta dentro de la estética verista que había inaugurado Mascagni con el estreno de su Cavalleria Rusticana unos años antes, lejos de copiar la fórmula, Giordano la enriquece sumándole elementos como la historicidad, la política y el contraste social que se desprenden del libreto y que encuentran en su música clara expresión, rica en modernidad sin traicionar la tradición.

La Compañía Juventus Lyrica apostó a este título para iniciar la temporada 2015 en el Teatro Avenida de la Ciudad de Buenos Aires y logró un bello resultado producto del talento y de un comprometido trabajo en equipo, en el que las partes supieron subordinarse al lucimiento del todo, sin opacar por ello algunos brillos particulares. 

La cuidada puesta de Ana D´Ana respetó la época acentuando el carácter verista de la pieza, aunque pudo dejar espacio para la creatividad en algunos detalles como los trajes de las Maravillosas del 2° Acto, las pelucas del 1° Acto o la aparición del pueblo desde lo subterráneo, bella metáfora social de la Francia revolucionaria. Este equilibrio entre fidelidad y creatividad, histórica pero no historicista, dio aire a la acción y la alejó de la crónica documental sin traicionar su esencia.

Crítica de Andrea Chénier en Buenos Aires
Escena de Andrea Chénier en Buenos Aires

Por otra parte, la atinada marcación de los movimientos de los personajes y, particularmente, del coro aseguraron que cada situación dramática se resolviera con pristina claridad.

En este aspecto baste citar el galanteo de Andrea Chénier con Maddalena durante el 1° Acto o la huida de la Legray en la escena final por citar sólo dos momentos. Si la transgresión o la originalidad a ultranza no fueron el sello de esta versión, la coherencia y claridad justificaron el camino elegido.

La escenografía e iluminación de Gonzalo Córdova resultaron un eficiente aliado para alcanzar los fines de la régie aprovechando el espacio escénico con buen gusto.

El poeta protagonista, Andrea Chénier, tuvo en Darío Sayegh un laborioso intérprete que con un bello timbre de color oscuro y dramático,  agudos seguros y buena estampa podría ser un intérprete ideal si lograra soltarse más y dejar que el personaje entre en su piel. Con el capital que tiene esperamos en próximas apariciones disfrutar de los dividendos plenamente.

Juan Salvador Trupia y Rodríguez compuso un Gerard convincente y complejo desde lo escénico. Su voz amplia y de grato timbre y color tiene la tendencia a no bajar del forte restándole matices que tan efectivamente maneja en lo actoral. Sin embargo, convenció y conmovió. Buen trabajo!

Norberto Lara está destinado a ser uno de nuestros mejores tenores para roles característicos a los que dota de buena voz y sapiente composición. Su presencia siempre se hace notar y demuestra que para el talento no hay roles pequeños. Estupendo Incredibile!

Muy convincente resultó como Madelon y la Condesa de Coigny, Verónica Canaves.

Milagros Seijó fue una cumplida Bersi y Felipe Cudina Begovic, que interpretó a Roucher y Fléville, tiene un promisorio futuro si alcanza un mayor aplomo en escena. Su voz es bella y se volverá indudablemente más pareja a medida que domine el interior de los personajes que encarna.

Sabrina Cirera creó una Maddalena de bello cuño. Comprometida intérprete y delicada cantante, mostró como el grito puede estar ausente del verismo cuando hay talento y se sabe cantar. Lució bello timbre, matices, una voz pareja y que corre con soltura. Mostró con claridad la evolución del personaje a lo largo de la acción desde la casi infantil adolescente del 1° Acto, a la mujer heroína del último. Su «Mamma morta» conmovió a una sala que la retribuyó con una merecida ovación. Optó por una versión introspectiva del aria, casi inmóvil, sin desbordes pero plena de expresividad. Brava!

Muy lucida resultó la intervención del coro, efectiva en lo actoral, cumpliendo cada uno un rol y acompañando la acción, algo que muchas veces echamos de menos en el teatro cuando no se entiende que ópera no es sólo canto; y verdaderamente solvente desde lo musical, particularmente en escenas tan complejas como la del Juicio del 3° Acto que resultó memorable.

El resto del elenco cumplió una destacada labor en cada uno de sus roles.

La orquesta, bajo la batuta del Mtro. Antonio María Russo respondió con eficiencia y sirvió con gusto una partitura rica en detalles.

En síntesis: Buen comienzo de temporada de Juventus Lyrica que nos hace esperar entusiasmados los restantes títulos programados para volver a disfrutar del talento de nuestros artistas y del genio de los creadores de la lírica.

Prof. Christian Lauria