Promisorio comienzo
La temporada lírica 2013 se ha iniciado en Buenos Aires coincidiendo con los primeros diez años de existencia de BAL, la compañía que ha presentado este Così fan tutte en el Teatro Avenida de la capital argentina.
Decir que esta pieza de Mozart es una de las obras maestras de la ópera bufa sería reducir su valor a una de sus posibles dimensiones, y es que Così presenta tal riqueza desde su texto hasta su música, que difícilmente una puesta pueda abarcar todas sus significaciones o sus interpretaciones, y hay que resignarse a tomar por una vía, subjetiva y parcial, si se quiere servirla sin volver la versión en un trabajo de tesis.
Tal vez el mayor desafío sea poder ser fieles al estilo y leer lo que los autores escribieron explícitamente o dejaron implícito y no lo que hubiéramos querido leer… Al cabo los autores son Mozart y Da Ponte y los demás sólo (como si esto fuera poco) intérpretes.
La primer grata impresión que nos deparó esta versión fue, precisamente, ese cuidado de no traspasar los límites de los autores demostrado por el director de escena, que no renunció por ello a sumar algún toque de «modernidad» cuando la situación así lo permite… Por ejemplo en el caso de Despina, cuyas ideas e intervenciones resultan casi propias del pensamiento del hoy.
Los aspectos farsescos de la pieza fueron realzados, dándole su toque de cinismo sin saturar y replanteándonos preguntas tan trascendentes y profundas que sólo pueden resultar digeribles desde la sonrisa… aunque nos dejen pensando. Así, las convenciones sociales, la naturaleza del amor, la relación entre sexo y amor, el idealismo y el cinismo son revisados a lo largo de una trama rica en situaciones y avatares. Tal vez lo más trascendente de esta óptica sea el presentarnos el difícil límite entre realidad y ficción, o el Teatro y la vida, cuando los actores nos empeñamos en ver sólo lo que queremos ver.
La puesta, firmada por Pablo Maritano, recurrió a una ambientación en época, con bellísimos diseños de escenografía y vestuario debidos a Andrea Mercado y Sofía Di Nunzio, estupendamente iluminados por José Luis Fiorruccio. La idea de presentar la sala de la casa de las hermanas Foirdiligi y Dorabella como un decorado dentro de un escenario mayor del que se veían bastidores, bambalinas y maquinistas; y que permitía a los propios protagonistas «salirse» de escena para sus apartes, nos pareció muy acertada.
En el plano musical se contó en esta ocasión con un equipo que supo trabajar con coherencia y sumar al logro común, cosa imprescindible en obras donde, como en esta, el todo es mucho más importante que las partes.
Oriana Favaro lució su timbre exquisito, su voz de limpio fraseo y clara dicción y no rehuyó las difíciles coloraturas de Fiordiligi. Su aria Come scoglio fue servida valientemente, y en su escena del Acto II, larga y de tanta dificultad para mantener en un alto nivel, encantó y conmovió. El público supo premiarla con una cerrada ovación.
La Dorabella de Cecilia Pastawski, estuvo muy bien interpretada tanto desde lo dramático como desde lo musical. La simetría con su hermana estuvo presente, aunque plasmando claramente las diferencias de carácter. Bella voz que corre con soltura la de esta mezzo aguda que supo estar a la altura del compromiso.
Norberto Marcos creó un Guglielmo creíble y con una evolución muy interesante, cantado con una voz solvente y actuado con compromiso. Su aria del Acto II fue muy aplaudida.
Ivan Mayer que soportaba un persistente estado gripal, debió ser reemplazado en el 2° Acto por Santiago Ballerini. Ambos crearon un justo Ferrando.
La Despina de Marisú Pavón fue toda desparpajo y astucia. Ya hemos aplaudido otras veces las dotes histriónicas de esta artista que en esta «cameriera» hizo las delicias de la sala, aprovechando la contemporaneidad de sus textos e ideas, y colando desde su rol la modernidad dentro de la acción rococó.
Omar Carrión demostró una vez más su calidad artística componiendo un Don Alfonso lejos del estereotipo buffo, rico en sutilezas, cinismo y «experiencia». Este Deus ex Machina recorrió la obra con una voz elegante, de bello timbre y estupendo fraseo y fue reconocido por el público con una cerrada ovación final.
Esta obra, tan rica en dúos y concertantes, tuvo la fortuna de encontrar en los solistas intérpretes capaces de entregarse en esas escenas con igual convicción que en los solos… y eso, no es poco decir.
La dirección del Mtro. Juan Casasbellas resultó cuidada. Tal vez con una preponderancia un poco por demás de tempos lentos en el primer Acto, sobre todo en los recitativos, lo que restó impacto dramático; situación que se aligeró en el segundo, y supo llevar la nave a buen puerto.
Cumplidas las intervenciones del coro, tanto desde lo musical como desde lo escénico.
En las puertas de un nuevo Otoño porteño, Buenos Aires Lírica presentó un promisorio comienzo de temporada. Lo aplaudimos y esperamos seguir haciéndolo a lo largo del año… Calidad en nuestro artistas hay!
Por el Prof. Christian Lauria
Teatro Avenida de la Ciudad de Buenos Aires
Función del 19 de Marzo de 2013