Crítica de Così fan tutte de Mozart en la FGO de Miami

Crítica de Così fan tutte de Mozart en la FGO de Miami

Ni farsa, ni comedia y mucho menos, divertimento. Las cosas por su nombre. Farsa trágica. Comedia cínica. Divertimento siniestro, metáfora desnudando la condición humana bajo un manto de piedad final que no logra ocultar la carcajada de Amadeus y que se repetirá mas de un siglo después con el anciano Verdi alertándonos “todo en el mundo es burla”.

Pero el Mozart de Così fan tutte ahonda mas, hay que leer entre líneas. Ni el misticismo de La flauta mágica, la carnalidad de Don Giovanni o el comentario social de Las bodas de Figaro sino la naturaleza humana implacable con la máscara de la sonrisa y el título politicamente mas incorrecto de la historia de la ópera: Así hacen todas. Lo cierto es que “así hacemos todos” en esta “escuela de amantes” que es en definitiva, la escuela de la vida. Nadie se salva del bisturí Mozart-Da Ponte calando en aquello que para bien – o para mal – no cambia porque es inherente a nuestra condición.

Todo es disfraz en Così, el mayor aparentar una propuesta simple cuando es tan elusiva como traicionera. Implica un desafío en el que no valen coartadas, amaneramientos,  cursilerías, poses y exageraciones; cada elemento debe emerger definido y en perfecto equilibrio para que el resultado no sea banal, tedioso, insulso o ridículo. Difícil de plasmar, estilísticamente rigurosa, donde cada personaje es un pilar diferente resultante en un conjunto armonioso. Mas allá de la moraleja feliz con la que se despiden compositor y libretista, la desazón final que embarga a los protagonistas es lo que debe trasmitirse al publico. De lo contrario, no se ha dado el mensaje de sus creadores.

Crítica de Così fan tutte de Mozart en la FGO de Miami

Musicalmente sublimeeste puro Mozart ejemplifica al Mozart puro – valga el pobre juego de palabras – trasladado a una línea de canto que no admite soluciones espurias. Otros compositores se dejan; Mozart enmascara pero no se deja enmascarar. 

Tamaña tarea para un elenco joven incursionar en un Mozart tan sutil y tan feroz; en las sabias palabras de Maria Callas “..que no puede cantarse en puntitas de pie”. Se necesita no sólo talento sino la mas sólida técnica y la naturalidad resultado de la experiencia. Con Fiordiligi, no está lejos aquel imposible requerimiento de Richard Strauss para Salomé: “Una Isolda de 16 años”. Y si no, hay que remontarse a La Ferrarese, orgullosa diva del estreno vienés en 1790 con quien Mozart, literalmente, se vengó.

El elenco reunido por FGO dio lo mejor de sí, afrontando el desafío con decisión y coraje y aunque las voces exhibieron emisión curiosamente similar – cuando no en exceso abierta y despareja – puede decirse que el ensamble funcionó con eficacia y en gran medida, gracias al flexible marco musical creado por Ramón Tebar que imprimió agilidad al discurso, dotándolo de una lectura atenta a los cantantes, obteniendo de la orquesta un sonido mas preciso y punzante, mas cercano a la interpretación de práctica informada,  adaptándose ejemplarmente a la acción dirigida por Bernard Uzan, convencional dentro del sugestivo marco escenográfico de Ricardo Hernández de la versión 2007. En este sentido, amén de ciertas licencias, no funcionó la inclusión de personajes extras que quitaron intimidad a la trama – una estereotipada Despina regentea un ejército de mucamas comportándose como una hermana mas – ni el vestuario ecléctico de dudoso gusto, especialmente en coreutas y figurantes donde quedó al descubierto una supuesta actualización tan inútil como incoherente. Por suerte, Uzan optó por dejar disfrutar la chispeante obertura a telón cerrado sin incurrir en la insufrible costumbre de puestitas actuales que miman la trama destinada a distraer espectadores desconcentrados. 

Magistral, ambigua, ardua para público y mas aún para intérpretes, Così deja al descubierto ambiciones, excesos, pequeños triunfos y grandes falencias. Es la mas rigurosa escuela, una donde se debe aprender para no tener que capitular, una donde su maestro genial sigue riendo con el disfraz de una gentileza que no es tal:  así hacemos todos, mejor dicho, así somos todos y el que esté libre de pecados que tire la primera piedra…

Sebastián Spreng