Bajo en mínimo común denominador de la pérdida de libertad, con dos libretos a los que tan solo les une semejante cordón umbilical, se ha forzado la trabazón entre el verismo y un estilo de transfiguración histórica de dos compositores italianos que tan solo coincidieron en vida veinte años, con concepciones melódicas totalmente distintas a la vez que divergentes.
Dellapiccola compone un drama dentro de una textura del pentagrama muy modernista, donde las armonías encuentran pocos puntos de apoyo de continuidad y donde las influencias de Richard Strauss son patentes sobre todo en el uso del metal y de la percusión, donde tan solo hay un recitativo, el largo del preludio de la Madre, sin concordancias melódicas, con total usencia de arias y sin concertantes. Por el contrario, Puccini, en su obra integrada en el famoso Triptico deja ver toda su vena de dulzura melódica y de trágica trascendencia en el personaje principal.
La escenografía de Paco Azorín es realmente atractiva, aunque más valida (a modo de cárcel circular y giratoria) para Il Prigioniero que para Suor Angelica, donde hay que dar un empujón a la imaginación para adentrarse en un convento de clausura de monjas entre barrotes. Dicho, con todo respeto, vale tanto para un roto como para un descosido, aunque ambas situaciones del tejido escénico estén realmente bien resueltas.
En su obra Dellapiccola hay dos personajes principales, la madre y el prisionero, que en un canto descarnado y rudo (así lo requiere el pentagrama) cumplen bien con su cometido canoro, por cierto nada cómodo, tal así el barítono Nigl que desarrolló un notorio esfuerzo en la dramatización de su papel. En la de Puccini, salvo la condenada y suicida sor Angélica, el resto del reparto es de segunda presencia, menos el de la tía princesa, en la que la Polanski cubre bien la tensión de su vocalidad. La infortunada monja, en la voz de la soprano estadounidense Di Giacomo hace lo justo en la encarnadura escénica de su personaje, al que le faltan enteros de credibilidad ya que, amén de una voz de poca anchura y profundidad, estuvo carente de lirismo en la piedra de toque es la preciosidad de aria ‘Senza mamma’. Las demás voces del reparto, dada su limitada actividad de canto cumplieron sin problema alguno en sus respectivos cometidos. Perfecto coro, correctos batuta y maestros del foso.
Fecha: 11-XI-2012. Lugar: Teatro Real. Programa: Il Prigioniero, ópera en un prólogo y un acto de Luigi Dellapiccola, y Suor Angelica, ópera en un acto de Giacomo Puccini. Intérpretes: de Il Prigioniero: Deborah Polaski, Georg Nigl, Donald Kaasch, Gerardo López, David Rubiera; de Suor Angelica: Juliana de Giacomo, Deborah Polaski, María Luisa Corbacho, Marina Rodríguez-Cusí, Itxaro Mentxaka, Auxiliadora Toledano, Maira Rodríguez, Rossella Cerioni. Coro: Pequeños Cantores de la JORCAM y Coro Intermezzo. Orquesta: Sinfónica de Madrid. Director de escena: Lluis Pascual. Director musical: Ingo Metzmacher.
EMECE