Crítica de La corte de Faraón de Perrín y Palacios. Oviedo

La corte del faraon

Fotos-ALONSO S.L.

Teatro Campoamor

23 de marzo

 

Espléndido espectáculo dirigido escénicamente por Emilio Sagi. Lleno de imaginación y detalles y una dirección magnífica. La suntuosa escenografía viene de la mano de Daniel Bianco. El imaginativo y lujoso vestuario de Gabriela Salaberri. Y la iluminación bellísima de Eduardo Bravo. La coreografía en su justo punto y bien contextualizada de Nuria Castejón. Todo un extraordinario equipo de producción.

Se trata prácticamente de una obra coral en la que destaca un poco Lota con Sandra Ferrández de voz cálida y bello timbre que corre y se proyecta muy bien. Sul fue encarnado de forma magistral, travestido, por el tenor Enrique Viana que hizo una auténtica creación. Para su “Ay va..” se añadieron nuevas estrofas que hacían referencia a Oviedo y a la actualidad, pero, quizá por ser la última representación, Enrique Viana improvisó como solo él sabe hacer. Llenos de chispa y humor inteligente de modo que su actuación se convirtió en un autentico número especial. Además su voz es estupenda. El gran –faraón lo encarnó Manel Esteve, Putifar Axier Sánchez, la Reina Itxaro Mentxaca, el casto José Rodriguez-Nortón. Todos ellos como el resto del lago reparto estuvieron sobresalientes y con mucha gracia.

Dado su protagonismo y buena actuación hay que citar a los bailarines Pedro Angel Navarro, Francisco Jesús Bas, Francisco José Leiva, Jorge Pascual, Alberto Ferrero y Juan Carlos Sánchez.

Todo tuvo un carácter festivo y paródico de muy buen gusto de contexto gay.

El lunar vino de la mano del director musical  Pablo Mielgo con unos tiempos tan lentos que además de quitar chispa en muchos momentos y de hacer unas paradas sin sentido entre cada número, puso en peligro el canto de algunos artistas. Discreto el coro de la Capilla Polifónica de la Ciudad de Oviedo.

El público se divirtió de lo lindo aplaudiendo los números cerrados y con largas ovaciones al final. Lógicamente los mayores aplausos fueron para Enrique Viana. Un éxito que es de desear que recale en Madrid-

Francisco García-Rosado