Crítica de La gioconda de Ponchieli

Roma. Teatro de la ópera

GRAN FIESTA HISPANA DE ÓPERA

 

Con la producción del maestro Pizzi,  ya vista en el Teatro Real de Madrid, de gran formato y belleza se presentó esta ópera que aparece poco en las programaciones por la exigencia de 6 cantantes de primera fila más una pareja de ballet de clan clase.

La ópera de Roma contó con un reparto magnifico y equilibrado. Gioconda fue la luso-española Elisabete Matos que cantó de forma extraordinaria, con agudos intensos, reguladores, pianos y cuantas exigencias demanda el rol. El tenor hispano-venezolano Aquiles Machado bordó el papel de Enzo Grimaldi. Este cantante está en un momento dulce hasta el punto de ser considerado como uno de los grandes en su cuerda. Si canto fue de gran categoría. El papel de Laura fue extraordinario cantado por la mezzo Ekaterina Semenchuk que hizo una auténtica creación. El gran bajo Roberto Scandiuzzi, con tanta presencia en España redondeó un Alvise poderoso  y bellísimo. La ciega fue interpretada por Elisabeta Fiorillo, maestra en este y otros roles como actriz y cantante. Y el barítono Claudio Sgura recreó el personaje de Barnaba con sutilezas magníficas dando al papel toda la maldad que requiere.

El coro estuvo bien aunque con algún desajuste. Y fantástico El bailarín Angel Corella acompañado por Letizia Giuliani. Recogieron los mayores aplausos y ovaciones.

El maestro Roberto Abbado dirigió con energía y sutileza creando las atmósferas exigidas

Un triunfo a pesar de la frialdad conocida del público romano.

Elisabete Matos. Elisabeta Fiorillo. Aquiles Machado. Roberto Scandiucci. Dir. Musical Roberto Abbado. Dir. Escena: Pier Luigi Pizzi.

Francisco García-Rosado