OPERA DE VIENA 16-12-2012
» Un Mi bemol de ley para despedir el 2012″
Tras unas semanas de ensueño con los «Elisir» de Florez y las «Boheme» de Beczala, había gran expectación en Viena por escuchar de nuevo al tenor canario Celso Albelo en su debut como Elvino en «La Sonámbula» de Bellini. En la memoria del público vienés el recuerdo del gran Nemorino que Albelo había regalado en su debut en la Staatsoper el pasado mes septiembre. Y la verdad es que el tenor tinerfeño brillo al más alto nivel.
-Lisa; la soprano Ileana Tonca, una de las mejores voces femeninas del Ensemble de la Opera estatal de Viena, me gustó mucho en este rol. Como actriz estuvo esplendida y muy convincente sirviendo de hilo conductor de la acción durante toda la noche. Vocalmente estuvo muy bien en el aria de inicio y fue muy aplaudida por el público en sus intervenciones en el segundo acto. Además de poseer una bonita voz ideal para el repertorio belcantista tiene musicalidad y una gran seguridad en las notas altas. Un lujo que la Opera de Viena pueda contar con ella para los segundos roles.
-Conde Rodolfo; el bajo-barítono italiano Michele Pertusi es la elegancia por excelencia sobre el escenario. Posee un gran fraseo y en los recitativos estuvo a un altísimo nivel durante toda la noche. Cumplió en el aria del primer acto y demostró ser artista de gran personalidad y con muchas tablas sobre el escenario. Se nota que ha cantado con los más grandes y ha sido dirigido por los mejores directores. Es un cantante que actúa, se mueve y canta con tanta elegancia… de ahí que el papel del conde le venga como anillo al dedo.
– Amina; la joven soprano americana Sarah Coburn que estuvo magnífica durante toda la noche demostrando que tiene una gran voz ideal para este tipo de papeles de soprano coloratura. Teníamos como referencia a una excelente Stefania Bonfadelli en 2003 y a la gran Anna Netrebko en 2006 que habían puesto el listón muy alto pero sin embargo, la americana estuvo al nivel demostrando que posee una gran voz y una técnica de coloratura muy fluida como requiere el personaje de Amina. Destaco en las arias «Come per me sereno» y «Ah non credea mirarti» muy aplaudidas por el público y brindó un final espectacular cuando enfundada en un elegantísimo vestido rojo (gran acierto del excelente director de escena Marco Arturo Marelli) bordó la cabaletta «Ah non giunge». Su juventud y belleza unidas a sus enormes cualidades vocales auguran a la soprano Sarah Coburn un grandísimo futuro. Habrá que seguirla de ahora en adelante y acudir a las funciones en las que su nombre figure en los carteles ya que es toda una garantía.
– Elvino; el joven tenor canario Celso Albelo que debutaba en la serie como Elvino en la Opera de Viena estuvo sublime. Posee una voz tan grande, potente y bella a la vez (cualidades que pocos tenores reúnen hoy en día) que no es de extrañar que haya ganado este año el «Oscar» de la Lírica ya que para el belcanto no existe una voz igual en el panorama operístico internacional. Mejora día a día en el escenario y si sigue eligiendo como hasta ahora los papeles idóneos para su voz y edad será uno de los referentes mundiales en los próximos años. Sin duda alguna es actualmente el mejor tenor lírico del mundo aunque lleve tan pocos años de carrera pero, para los grandes aficionados que hemos tenido el privilegio de escucharlo alguna vez, este tenor (que cada día recuerda más al maestro Alfredo Kraus) puede llegar a cantar papeles que quedarán para la Historia de la Opera. Estuvo impresionante vocalmente en todas sus intervenciones del primer acto, con agudos y sobreagudos increíbles llegando incluso a dar un Mi «bemol» al final del dúo «Son geloso del zefiro errante» que dejó impresionado al público vienés. En el segundo acto realizó una auténtica exhibición vocal demostrando una gran técnica y sacando a relucir la potencia de su grandísima voz que llegaba en todo momento con una intensidad pocas veces vista antes a todos los rincones del teatro. Brilló en las notas altas de todas sus intervenciones llegando a emocionar en el aria «Tutto e sciolto» y en célebre cabaletta «Ah! perche non posso odiarte» en la que llegó muy arriba (Do,Re) y alargó el final una eternidad. Sin duda alguna fue una actuación completísima del tenor lagunero Celso Albelo (el mejor Elvino que he escuchado en toda mi vida) que tuvo el gesto torero de regalar un Mi «bemol» al público vienés.
– Director musical; el maestro italiano Evelino Pido que se entregó totalmente de principio a fin algo poco frecuente en directores veteranos de carrera consolidada cuando dirigen ópera. Estuvo pendiente del coro y los cantantes todo el tiempo cantando con ellos toda la ópera (cuando dirige Pido no hace falta apuntador) y dando una lección de cómo se controlan todos los elementos de la escena. Me gustó mucho su manera latina de dirigir y es un placer visual contemplarlo en los pasajes más musicales donde brilla con la orquesta. Con el maestro italiano es imposible aburrirse y será muy interesante volver a verlo dirigir en Viena en obras de Verdi o de Puccini.
-Director de escena; excelente la idea de Marco Arturo Marelli, uno de los grandes escenógrafos de este siglo, con un momento especialmente brillante en la cabaletta final cuando la soprano sale elegantísima con un vestido rojo que siempre despierta la aclamación e incluso los aplausos del público.
Tras 3 semanas de ensueño que solo puede ofrecer la Opera Estatal de Viena con el mejor elenco de tenores posible a nivel mundial: Shicoff, Florez, Beczala y Albelo (solo faltó Jonas Kaufmann para completar el repóker de lujo) despedimos un gran año operístico 2012 de la mejor manera posible, con un gran «Sonámbula» donde la pareja protagonista brilló a gran nivel.
José Nogueira