Teatro de la Zarzuela de Madrid. 11 Abril 2013.
Estas representaciones de Marina cuentan con tres repartos diferentes. Hace unos días asistí al que podemos considerar reparto titular, que contaba con la presencia de Celso Albelo y Mariola Cantarero en los personajes protagonistas. Estas notas corresponden a uno de los otros repartos, en los que se han ido mezclando el resto de artistas. La verdad es que el resultado global de la representación ha sido mejor que el del primer reparto, como explicaré a continuación.
El trabajo de Ignacio García es eficaz, narrando bien la historia, aunque excesivamente oscuro, lo que no tiene mucho sentido en los dos primeros actos.
Ocupaba el podio del foso de la Zarzuela el asturiano Oliver Díaz y su actuación ha sido notablemente superior a la de la ocasión anterior. No sé si se ha debido a que todo estaba más rodado, a que no había nombres importantes en el escenario, o a que era ésta la última actuación suya en Marina. Lo cierto es que las cosas han rodado mucho mejor y Oliver Díaz ha confirmado la positiva impresión que me dejó el año pasado en El Gato Montés. Su dirección me ha parecido muy cuidada en esta ocasión, apoyando muy bien a los cantantes y dirigiendo con mimo y delicadeza a la Orquesta de la Comunidad de Madrid, que también tuvo una buena actuación. También he encontrado mejor al Coro del Teatro de la Zarzuela. Me quedo con ganas de ver dirigir de nuevo a Oliver Díaz.
La nueva Marina era la soprano valenciana Carmen Romeu, cuya actuación me ha parecido más interesante que la de Mariola Cantarero en el reparto titular. El timbre no
es excepcional, pero resulta atractivo y fresco, manejándose bien en agilidades y en piani. Hay alguna nota a partir del paso que no resulta muy atractiva, aunque no siempre. Tiene facilidad en las notas altas, aunque hubo un par de gritos por afán de mantener la nota. Creo que está aquí al límite de sus posibilidades, pero me quedo con la parte positiva y creo que puede tener recorrido.
Mikeldi Atxalandabaso era Jorge y su actuación me resultó muy interesante. Su voz no es muy atractiva, como todos los aficionados conocen, y su figura no es de galán de cine, pero tiene cualidades dignas de destacar. En primer lugar, su emisión es excepcional, como para escribir un manual sobre el asunto. La voz corre perfectamente, a pesar de ser un tanto reducida en volumen. Su dicción es ejemplar, a años luz de lo que otros cantantes nos tienen acostumbrados. Pocas veces uno puede escuchar a un cantante al que se le entienden todas las sílabas y hasta todas las consonantes. A esto hay que añadir que canta con gusto y expresividad, matizando mucho sus frases. Para mi gusto resulta demasiado ligero para el personaje de Jorge. ¿Dónde está su futuro? ¿Comprimario de lujo o protagonista de ópera? Puede haber alternativas intermedias para las que podría servir estupendamente.
Repetía Ángel Ódena como Roque y tengo que decir que su actuación vocal me ha resultado mucho más convincente que en el primer reparto. Si hace unos días vociferó de manera notable, ayer los sonidos abiertos fueron casi la excepción, llegando a cantar piano en más de un momento. Si alguien le ha leído la cartilla, felicidades a quien lo haya hecho y al mismo Ódena por rectificar, pero los resultados no dejan lugar a dudas.
Simón Orfila fue un Pascual que parecía venir de otra galaxia, tras la lamentable actuación de Marco Moncloa hace unos días. Por lo menos, la voz de Orfila está más próxima a lo que el personaje necesita y no tuvo que recurrir a ahuecar y forzar su emisión, sino que pudo hacer algo que no existió en la ocasión anterior: simplemente
cantar. La voz no es muy atractiva, como todos los aficionados conocen, pero siempre cumple a plena garantía.
Repitió también Gerardo Bullón como Alberto y volvió a dejar una buena impresión.
El teatro estaba prácticamente lleno en las entradas más caras, mientras que había notables huecos en el piso más alto. La entrada global superaría el 85 % del aforo. El público se mostró cálido durante la representación, ofreciendo las mayores muestras de entusiasmo en los saludos finales Ángel Ódena y Carmen Romeu.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración total de 2 horas y 20 minutos, incluyendo un intermedio. La duración puramente musical fue de 1 hora y 54 minutos. Los aplausos finales se prolongaron durante 5 minutos.
El precio de la localidad más cara era de 44 euros. En los pisos superiores los precios oscilaban entre 36 y 20 euros.
José M. Irurzun