Crítica de Norma de Bellini. Washington

Washington National Opera, Kennedy Center

21 de marzo

Norma1.Bellini.Wasington

Photo_by_Scott_Suchman_for_WNO

Vicenzo Bellini compuso su Norma pensando en Giuditta Pasta, su cantante favorita; hoy tendría también alguna voz en mente, pero seguro que no habría puesto objeción al reparto de la nueva producción de la Washington National Opera, sobre todo del dúo femenino. Fue una noche de aplausos bien merecidos. Juntar las voces de la soprano Angela Meade (se estrenaba como Norma) y de la mezzo Dolora Zajick (Adalgisa), ambas estadounidenses, supuso una excelsa experiencia. También el tenor puertorriqueño Rafael Dávila (Pollione) supo ir de una a otra, en la conquista amorosa de ambas sacerdotisas druidas en medio de la guerra de las Galias, manteniendo el nivel de exigencia vocal establecido por Bellini. Así, el trío “Oh, Di qual sei tu vittima”, al final del primer acto, fue uno de los momentos más gratificantes de la función, además, lógicamente, de la esperada –y lograda– “Casta diva” a cargo de Meade. Aunque lo llamativo de las intervenciones de Norma y Adalgisa es el bel canto, Meade y Zajick transitaron bien el espectro en realidad más complejo de sus personajes, con un dramatismo convincente, tanto en coloratura como gestual. El bajo ruso Dmitry Belosselskiy (Oroveso) completó con acierto el cuadro de las principales voces.

La dirección escénica de Anne Bogart estuvo al servicio de la lírica, con un escenario que reforzaba el antagonismo de romanos y druidas (en un lateral, la fachada de una fortaleza imperial de piedra; en el otro, una pared de simples tablas de madera), y al mismo tiempo evitaba distraer a la audiencia de la riqueza de sonidos de Norma. La superficie en pendiente del escenario –la ladera de un montículo– permitió tener siempre a la vista los frecuentes movimientos del coro, dirigido por Steven Gathman. La elección de blancos y colores claros para los ritos religiosos druidas combatió el oscurantismo que muchas veces atenaza la representación de esta ópera.

La primera colaboración de Bogart con la Washington National Opera estuvo acompañada también del estreno de Daniele Rustioni al frente de la orquesta de esta compañía. El joven director italiano imprimió ímpetu, adecuado al dirigir la instrumentación, pero luego excesivo en sus gesticulaciones de agradecimiento de las felicitaciones del público.

 

Emili J. Blasco

(Fotografía: Scott Suchman)