Éxito rotundo con Tosca en el Gran Teatro de Córdoba, con una producción excepcional y unos cantantes extraordinarios.
Hacía 21 años que no se representaba esta obra maestra de Puccini, pero al fin se repuso en dos funciones, con lleno y éxito total. Esta Tosca en el Gran Teatro de Córdoba queda para el recuerdo.
La producción procedía de ACO –Asociación de Amigos Canarios de la Ópera- donde se representó en Las Palmas de Gran Canaria como cierre de la temporada 2014. La firma de Mario Pontiggia como responsable del espectáculo era una garantía de máxima calidad. Y así fue. Mario Pontiggia es uno de los grandes directores de escena activo en este país, como ya lo ha demostrado durante sus doce años en Las Palmas, en otras ciudades españolas o en sus montajes en Italia, Francia o Argentina.
Su maestría para el tratamiento del espacio–a pesar de las restricciones que presenta el escenario cordobés- fue sorprendente, multiplicando el efecto con retroproyecciones. El acto I, en Sant’Andrea della Valle, es asombrosamente monumental, con enormes frescos y una cúpula que parece se viene encima, y no deja de ser una proyección. Otro tanto ocurre en el acto II, en el Palacio Farnese, con una maravillosa pintura de Giovanni Panini con vistas de edificios y esculturas de Roma-. Ya en el acto III, la terraza del Castel Sant’Angelo, la sobrecogedora austeridad del patíbulo da paso al alba romana, fundida en tiempo real. A ello hay que unir el magnífico diseño de luces de Alfonso Malanda. El adecuadísimo y refinado vestuario de Claudio Martín contribuyó también a la elegancia y suntuosidad de las escenas. Finalmente hay que destacar la dirección de los personajes, un trabajo minucioso hasta los más pequeños detalles. Allí no estaban tal o cual cantante, sino Tosca, Cavaradossi y Scarpia con toda su personalidad. Extraordinario trabajo que fue muy reconocido por el público.
Esta versión de Tosca en el Gran Teatro de Córdoba destacó de forma innegable porque vocalmente pocas producciones de Tosca pueden contar con un cast tan adecuado. La soprano italiana Norma Fantini es un prodigio de sensibilidad canora. Todo cuanto canta es verdad y sale desde muy dentro. Posee una voz bellísima, en timbre, proyección y articulación, aunada a su musicalidad y paleta de colores. Desde su “Mario, Mario…” hasta el suicidio, todo estuvo en su punto, con un “Vissi d´arte…” profundo y emotivo.
Carlos Álvarez es uno de nuestros más grandes cantantes. Siempre en forma, siempre metido en sus roles, con su extraordinaria voz baritonal y su elegantísimo fraseo. Su entrada para el “Te Deum…” fue sobrecogedora. Y el segundo acto con Tosca, un prodigio de canto e interpretación. La enorme ovación que tributó la sala al malagueño lo certifica.
El tenor Sergio Escobar debutaba el papel de Cavaradossi y comenzó con algún titubeo. Posee una gran voz, con cierta tendencia al canto abierto, y aún le falta pulir el fraseo pucciniano. Pero durante el estreno, el joven intérprete fue a más, con un emotivo tercer acto que culminó, junto con la protagonista, de forma estupenda.
El resto del elenco, que cumplió muy bien con su cometido, lo integraban Enric Martínez-Castignani (El Sacristán) Francisco Santiago (Angelotti), Pablo García López (Spoletta), Domingo Ramos (Sciarrone / Un Carcelero) e Irene Mira (La voz de un Pastor). Destaquemos el buen trabajo de García López, por su impecable musicalidad y su óptima presencia escénica.
Para esta Tosca en el Gran Teatro de Córdoba se contó con el Coro de Ópera Cajasur, que se mantuvo en unos niveles considerablemente buenos. A ellos se unía la nueva Escolanía-Escuela de Canto Coro de Ópera Cajasur, que hacía su debut en una ópera; demostraron gran desenvoltura y preparación. La Orquesta de Córdoba, pese a las restricciones del foso del teatro, mantuvo una actuación motivada y bastante correcta. Todos bajo la batuta del director titular Lorenzo Ramos, quien, salvo algún desmayo, consiguió un buen resultado general de la difícil partitura de Puccini.
El éxito de público fue extraordinario, poniendo la sala en pie. Es de esperar que el Gran Teatro de Córdoba vuelva por sus fueros y siga programando ópera, pero con esta calidad.
José Barroso