Crítica del concierto de la ONE con Semyon Bychkov

 

Crítica del concierto de la ONE con Semyon Bychkov
Semyon Bychkov

La semana pasada pudimos escuchar en el Auditorio Nacional la 6ª sinfonía de Mahler, interpretada magistralmente por la Orquesta Nacional de España bajo la batuta de Semyon Bychkov. No es habitual que una sinfonía complete la totalidad de un programa, algo posible en el caso de esta obra por su complejidad arquitectónica, su duración y la ampulosidad de la orquestación.

“Mi sexta sinfonía plantea un enigma cuya resolución solamente la gozará aquella generación que haya digerido mis otras cinco sinfonías”. Con estas palabras anunció Mahler una escritura eminentemente complicada desde el punto de vista intelectual, iconoclasta y ecléctica en la concatenación de temas musicales. Para Alma Mahler, la sexta se trataba de la obra más autobiográfica de toda la producción malheriana. El sufrimiento existencial, el nihilismo, la muerte, la presencia de la naturaleza… todos esos ingredientes de su universo sonoro tienen cabida en esta obra intensa y abstracta, cuyo talante general y cuyo sorpresivo final le valieron el acertado sobrenombre de “la Trágica”.

Resulta difícil resumir en pocas líneas lo que el público madrileño pudo contemplar la semana pasada: un concierto memorable de los que se producen pocas veces en la vida, gracias a una de las batutas de oro de la actualidad, la del director del primer circuito mundial Semyon Bychkov, que hizo sonar a la Orquesta Nacional a la altura de las mejores orquestas internacionales.

Crítica del concierto de la ONE con Semyon Bychkov
Semyon Bychkov

En el primer movimiento, que se enmarca en la forma sonata, acontece una reyerta encarnizada entre una marcha de tintes triunfales y el carácter trágico asociado a la muerte. Esta lucha dicotómica quedó patente en las manos del Maestro Bychkov, que nos legó momentos de una energía electrizante en este movimiento.

El Scherzo y el Andante moderato fueron interpretados en el orden de la edición de Kahnt de 1906, antes de que el compositor los invirtiera. El Andante moderato fue interpretado por Bychkov con un lirismo sencillamente cautivador, evocando el mundo sonoro de los lieder mahlerianos con una elegancia indescriptible. La plasticidad de su gesto se amoldó a la perfección a esta música, obteniendo de la Orquesta Nacional un sonido maleable y sin artistas, que podría recordarnos las sonoridades que el grandísimo Claudio Abbado era capaz de obtener.

Por último, en el titánico cuarto movimiento (Finale), de más de media hora de duración, Bychkov nos mostró su capacidad de esculpir un movimiento complejísimo estructuralmente, plagado de transiciones y cambios de tempo y de carácter. Cada compás tuvo la duración adecuada, cada pulso, cada nota. No pudo ser de otra manera. Semyon Bychkov consiguió el heroico desafío de proporcionar al oyente la sensación de que este pilar sinfónico no puede ser interpretado de una manera más orgánica.

El pasado mes de mayo, los 124 intérpretes de la Filarmónica de Berlín se reunieron en el “cónclave musical” más emblemático del mundo, para decidir quién sería el sucesor de Simon Rattle en esta orquesta, sin llegar a un acuerdo y posponiendo la decisión para el año que viene. Crucemos los dedos… Puede que el Maestro Semyon Bychkov pueda ser el siguiente director titular de esta orquesta que un día dirigió Herbet von Karajan.

Félix Ardanaz