Crítica Drottningholm Ensemble Innsbruck Por Xavier Rivera
El teatro barroco de Drottningholm, cerca de Estocolmo, es uno de los pocos que aún conserva gran parte de su escenografía y maquinaria barrocas. El de Palladio en Vicenza conserva magníficos decorados en trampantojo, mientras que el teatro de Chimay en Bélgica sólo conserva el edificio. En 1975, Ingmar Bergmann rodó allí (y en una reconstrucción en estudio) su Flauta mágica. Recuperar el hechizo de este edificio para la ópera se convirtió en una necesidad evidente. Arnold Östman lo llevó a cabo en 1980 con una serie de producciones de óperas de Mozart que se han grabado y difundido ampliamente desde entonces. El conjunto que actuó ayer en Innsbruck es la continuación del grupo que él formó. Bajo el título «Las insumisas» (Die Ungezähmten) nos encontramos de nuevo cara a cara con las alumnas superdotadas de Antonio Vivaldi en el Ospedale della Pietà. Sabemos que las condiciones de disciplina en la institución eran bastante draconianas, muy poco acordes con los estándares actuales. Por ejemplo, a la famosa «Fortunata cantora» le disminuyeron la ración de comida durante seis meses por haber difundido poemas más o menos subversivos… Lo único que nos queda para honrar la historia de estas mujeres son sus nombres de pila en las partituras: Anna Maria, Apollonia, Chiaretta, Prudenza. La institución las mantenía y educaba, pero el reconocimiento social que un apellido o un linaje podían darles sólo llegaba si se conseguían después un matrimonio más o menos respetable. Por otra parte, los compositores contratados por el Ospedale escribían para estas virtuosas cantantes e instrumentistas con evidente placer, razón por la cual el conjunto sueco ha decidido rendirles homenaje.
Francesco Corti dirige el conjunto con convicción, nervio y autoridad, y su virtuosismo al teclado es más que notable durante su interpretación de la fascinante Sonata en Do Mayor RV 779, cuya aparente sencillez está plagada de audacias y disimula un dominio absoluto de la ciencia de la composición. El órgano positivo de Bernhard Fleig contribuye con su sonido cautivador al éxito del conjunto. El concierto comenzó con una Sinfonía para dos oboes y cuerdas, seguida del Motete «Volate gentes» de Giovanni Porta, uno de los sucesores de Vivaldi en la “Pietà”. La parte solista corrió a cargo de la soprano italiana Giulia Semenzato, otra antigua premiada del Concurso Cesti de Innsbruck. Su voz cautiva por su timbre sedoso y a la par brillante, por la flexibilidad y precisión de su coloratura, por su elegante fraseo y su franca insolencia ante la dificultad de algunos temibles diseños virtuosísticos. Sin embargo, a medida que avanzaba el programa disminuía el placer, ya que tanto el director como la solista se veían entorpecidos por pequeños defectos que acababan por ser francamente molestos: Corti casi nunca deja respirar a la música ni relajar el «tempo» o distender las cadencias: parecía que estuviera obsesionado por la búsqueda del “tonus” rítmico, lo que, en definitiva, provocaba que decayese la atención del oyente. Semenzato también se prestaba a un juego peligroso: aunque su canto resultase siempre brillante, la escasa atención que presta a la dicción y al contenido dramático de los textos la llevó a dejar fuera un compromiso emocional digno del nivel de la calidad sonora de su interpretación. Hacía pensar en un actor remachando un texto por enésima vez sin entusiasmo ni convicción, como un autómata. No obstante, la Salve Regina de Porpora es una composición muy atractiva, con elementos que anuncian el movimiento de la Empfindsamkeit que su discípulo Haydn desarrollaría más tarde allanando el camino a las expansiones emotivas del romanticismo: uso cuidadoso de séptimas y del cromatismo en los momentos clave de inflexión emocional. Crítica Drottningholm Ensemble Innsbruck
El Concierto RV 535 para dos oboes de Vivaldi realzó el nivel de interés, pues los solistas Rodrigo Gutiérrez y Miriam Jorde Hompanera lo defendieron con brío y entusiasmo. Para cerrar la velada, el Motete ‘Cessate irae furores’ de Andrea Bernasconi volvió a ofrecernos todo ese talante de brillantez, virtuosismo y tono rítmico. Nada nuevo, aparte del placer de escuchar a un excelente grupo tocando instrumentos de época en la espléndida Spanisches Saal del Castillo Ambras de Innsbruck. Un concierto en el que la búsqueda de perfección formal y de brillantez impidieron alcanzar un auténtico clímax emotivo. Crítica Drottningholm Ensemble Innsbruck
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26 de agosto de 2023, Festival de Música Antigua de Innsbruck: ‘Die Ungezähmten‘ (Las insumisas), con la Drottningholmsteaterns Orkester de Estocolmo. Francesco Corti, director y clave. Giulia Semenzato, soprano.