Crítica: Ibérica de Danza Por Cristina Marinero
Ibérica de Danza, 30 años dedicados a la Danza Escénica Española, nuestro patrimonio
Las tres décadas que celebra este año la compañía madrileña Ibérica de Danza han sido posibles porque sus responsables, Manuel Segovia, Violeta Ruiz y Raquel Ruiz, son familia y artistas de la danza. Hay que celebrar su existencia porque están haciendo una verdadera labor cultural por mantener viva la danza escénica española. Tendrían que ser la compañía de la Comunidad de Madrid, la que representase oficialmente nuestro rico, exquisito y excepcional acervo dancístico. Con Violeta Ruiz al frente de la producción como directora ejecutiva y Raquel Ruiz, como maestra y repetidora, Manuel Segovia ha podido desarrollar durante este tiempo su visión coreográfica, ya convertida en estilo propio que otros toman “como inspiración” o punto de partida. Crítica: Ibérica de Danza

En los Teatros del Canal han ofrecido dos únicas funciones -¿por qué siempre los directores de los teatros reservan tan pocas representaciones para danza de esta calidad?- que agotaron sus localidades al poco de salir a la venta. Una pena que no se les programase durante al menos una semana porque así la obligación del teatro público de ofrecer nuestra cultura a los ciudadanos habría estado mucho más refrendada. Manuel Segovia ha convertido el estilo de Ibérica de Danza en nombre propio. Calificado de neofolk, lo que vemos en sus ballets es que ha continuado con su personal carisma lo que sucede desde que se crean coreografías de danza española: se escoge del amplio vocabulario de bailes y danzas de nuestro folklore, junto con pasos y mudanzas de la llamada Escuela Bolera, algunas veces también resuena algo de flamenco, para engarzarlos en cada pieza según decide el autor. En esto tiene que ver mucho la música porque es la que pone ritmo, melodía y dinámica. Y Segovia es un eslabón importante en esta tradición creadora que hay que considerar desde antes del siglo XX. Crítica: Ibérica de Danza
En la primera parte de este programa por el 30º cumpleaños, Ibérica de Danza ofrece un delicioso recorrido por su trayectoria mostrando piezas completas de anteriores programas o extractos de sus ballets, como es el delicioso Fandango de Bocherini de su Fígaro, Barbero de Sevilla, en este caso coreografiado por Sara Calero. Celebración es el título de este primer acto, en el que comprobamos cuánta danza hay en cada poro de la compañía y de sus bailarines.
Campos de sol y luna fue el germen iniciador de Ibérica de Danza en 1994, donde se establecen pasos y formas que se han repetido como señas de identidad de Manuel Segovia en su tratamiento expresivo de la tradición popular, sobre todo del norte y centro de España. Le siguen la inspiración renacentista de Sara Calero en Diferencias (2019), la sabiduría en danza española del Renacimiento y Barroco de Mª José Ruiz Mayordomo, expuesta en Jácaras y cortesanos (1997), seguida por la recreación de Jaime Puente sobre El Día Spagnola (2010), también sobre danza pre-bolera del XVII.

Segovia ha creado bastante sobre composiciones de Xavier Paxariño y Eliseo Parra, así como del grupo La musgaña. De Parra es la música de La triste noche (2000), seguido de Temurá, coreografía de Antonio Najarro, de 2005, que estiliza con el movimiento la convivencia de antaño de las tres culturas eminentes, cristiana, árabe y judía. El director de Ibérica de Danza firma también el paso a dosVence amor sobre interés (2012), al que califica de “coreografía libre” para ofrecer un lírico dúo sobre la Preghiera Semplice, de San Francisco de Asís, puesto en música por Ariadna Savall. El estreno en este programa de aniversario se concentra en la segunda parte y está dedicado al más famoso arquitecto catalán. Gaudí Dance Experience ha contado con tres bailarines de la compañía como coreógrafos invitados, Joan Fenollar, Francisco Linares y Jaime Puente, junto a Manuel Segovia. Narrando a grandes rasgos y sin demasiada afectación narrativa -lo que se agradece- la vida de Antoni Gaudí (1852-1926) en diez escenas, la diferencia de estilos de los autores ofrece una rica coreografía donde vuelve a brillar la cantidad de baile y su calidad. Porque hay mimo en el delicado relato y en la interpretación de los bailarines, con alto nivel técnico y estilístico. Crítica: Ibérica de Danza
Se escoge muy bien lo que se baila para contar a través del movimiento, destacando, por su simbolismo, la jota sobre la canción Gallo rojo, gallo negro, de Chicho Sánchez Ferlosio, interpretada en grabación por Silvia Pérez Cruz. Se une al éxito de Gaudí Dance Experience, además, la cuidada selección musical de obras de los compositores españoles, y catalanes, Isaac Albéniz, Enrique Granados –ay sus valses poéticos, qué belleza- y Joaquín Nin, interpretados en vivo al fondo del escenario por el quinteto de piano, cuerda y percusión Ibérica Danza Ensemble, con gran final sobre la música de Ludovico Einaudi.
22 de marzo de 2023, Madrid (Teatros del Canal). Celebración & Gaudí Dance Experience. Ibérica Danza 30 Aniversario.