Por Bernardo Gaitán Crítica: cappello Firenze» Scala Milán
Estrenada en 1851, la comedia francesa Un chapeau de paille d’Italie, de Eugène Labiche, dejó una huella imborrable en la historia del teatro por su ingeniosa trama, inspirando a lo largo del siglo pasado cinco adaptaciones cinematográficas: tres francesas, una alemana y una soviética. En Italia, la historia renació gracias a Nino Rota, quien la transformó en la farsa musical Il cappello di paglia di Firenze, consolidándose como una de sus obras más célebres. Compuesta en 1945, en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial, con libreto del propio Rota y su madre Ernesta Rota Rinaldi, la ópera fue recibida con entusiasmo en su estreno el 21 de abril de 1955 en el Teatro Massimo de Palermo.
Esta comedia, vibrante y hilarante, combina los recursos de la commedia dell’arte con el clásico juego de malentendidos, un ejemplo perfecto del humor francés. La partitura de Rota se distingue por su eclecticismo, fusionando elementos de banda sonora, comedia musical y reminiscencias de óperas de Verdi y Donizetti. La trama sigue las aventuras que sufre el joven Fadinard, quien, el día de su boda con Elena, se ve arrastrado en una frenética búsqueda de un sombrero de paja florentino devorado accidentalmente por su caballo, desencadenando una serie de enredos cómicos y situaciones absurdas, culminando en un desenlace feliz. Tras la pausa veraniega, el Teatro alla Scala reabrió sus puertas con el ya tradicional encargo a su Academia, en la que confía a los estudiantes de la Accademia del Teatro alla Scala las partes principales, tanto en el escenario como en la orquesta. La dirección musical del proyecto estuvo a cargo del maestro Donato Renzetti, cuya batuta fue precisa, vibrante y melancólica, garantizando una ejecución musical impecable y proporcionando a los jóvenes artistas la confianza necesaria para su éxito.
La puesta en escena fue responsabilidad del director turinés Mario Acampa, quien trasladó la acción a París en plena Segunda Guerra Mundial, sustituyendo algunos elementos del libreto original con gran acierto. En esta versión, el personaje de Fadinard no es un joven acaudalado, sino un humilde trabajador de una fábrica de sombreros quien por error destruye el susodicho sobrero de paja de una joven cliente con su aspiradora mientras efectuaba su rutinaria labor de limpieza, lo que añade un toque de frescura a la narración. Y como buen cliché, al final de la ópera resultó que toda la aventura de Fadinard resultó ser un sueño. La ingeniosa escenografía de Riccardo Sgaramella, con un escenario giratorio en forma de cubo que facilitaba los cambios de escena, junto con la correcta iluminación de Andrea Giretti y los elegantes vestuarios de Chiara Amaltea Ciarelli, contribuyeron a una producción visualmente deslumbrante.
El tenor italiano Pierluigi D’Aloia brilló en el rol de Fadinard, destacando por su impecable comicidad y su voz de hermoso color. Su actuación fue uno de los puntos culminantes de la noche. El cantante de 30 años arrancó carcajadas en sus escenas cómicas y fue ovacionado a la par de Renzetti al final de la representación. La soprano letona Laura Lolita Perešivana, en el papel de Elena, ofreció por su parte una interpretación vocal poderosa y elegante, complementándose perfectamente con D’Aloia en los duetos. Otras actuaciones memorables incluyeron a la mezzosoprano brasileña Marcela Rahal como la baronesa di Champigny y de la soprano china Fan Zhou como la avara y perspicaz modista, ambas destacándose tanto en lo escénico como en lo vocal. El barítono napolitano Vito Priante como el celosísimo Beaupertuis, el bajo chino Huanhong Li como el rico campesino Nonancourt y el tenor italiano Paolo Nevi como Vezinet, el simpático tío sordo, también contribuyeron al éxito de la velada. Daniel Bossi, miembro de la Orquesta de la Academia, interpretó simpáticamente el pequeño rol del famoso violinista Minardi.
La propuesta fue, sin duda, un éxito rotundo. Con suerte, esta producción ayudará a deshacer la percepción de Nino Rota como un compositor dedicado exclusivamente al cine, pues con producciones como “El sombrero de paja de Florencia” revelan la profundidad y originalidad de sus óperas y obras de cámara, dignas de ser redescubiertas por los grandes teatros. Crítica: cappello Firenze» Scala Milán
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10 de septiembre de 2024, Milán (Teatro alla Scala) Il cappello di paglia di Firenze
Nueva producción del Teatro alla Scala. Coro y Orquesta de la Accademia del Teatro alla Scala. Crítica: cappello Firenze» Scala Milán
Director musical: Donato Renzetti Director escénico: Mario Acampa.
Escenografía: Riccardo Sgaramella. Vestuario: Chiara Amaltea Ciarelli. Coreografía: Anna Olkhovaya. Iluminación: Andrea Giretti.
Escenografía: Riccardo Sgaramella. Vestuario: Chiara Amaltea Ciarelli. Coreografía: Anna Olkhovaya. Iluminación: Andrea Giretti.
ELENCO: Pierluigi D’Aloia, Huanhong Li, Marcela Rahal, Laura Lolita Perešivana, Vito Priante, Greta Doveri, William Allione, Paolo Nevi, Fan Zhou, Haiyang Guo, Tianxuefei Sun, Daniel Bossi.