Crítica: «Il tabarro» y «Le villi» en la Ópera de Las Palmas

Por Federico Figueroa Crítica: tabarro villi Ópera Palmas

La primera propuesta de la temporada 2025 de la Ópera de Las Palmas tiene varios puntos de gran interés: los títulos, las voces convocadas y el director musical. Porque Il tabarro y Le villi son óperas de Giacomo Puccini que no se prodigan en las carteleras de los escenario líricos. El primero es un título atractivo per se, que se estrenó en 1918 en el Metropolitan Opera de Nueva York. El segundo, primera ópera del compositor de Lucca, se estrenó en 1884 en el Teatro Dal Verme de Milán. Poder apreciarlas de forma consecutiva, primero la de composición más tardía y después la más antigua, ha permitido que el público pueda apreciar la evolución lógica del compositor operístico italiano más exitoso de tras la muerte de Verdi. Crítica: tabarro villi Ópera Palmas

Una escena de «Il tabarro» / Foto: Nacho González Oramas/ ACO 2025

Il tabarro es un drama que responde a todos los estereotipos del verismo: amor, celos, esperanza y violencia. Exige en los tres protagonistas voces grandes, de marcado carácter dramático, que puedan responder de forma apropiada a las exigencias de la partitura. El barítono uruguayo Darío Solari tuvo unas primeras frases un tanto desdibujadas, respondiendo más apropiadamente en mitad de la obra cuando fue capaz de mostrarnos a un Michele sibilino y brutal.  Su aria «Nulla! Silenzio!», por fin, la voz del  barítono lució con toda la fuerza y convencimiento expresivo. La soprano italiana Carmen Giannattasio lidió estupendamente con el miedo de la esposa frustrada, Giorgetta, con un generoso y bello centro y agudos muy bien colocados. El tenor estadounidense Jonathan Tetelman mostró el ímpetu juvenil de Luigi, enamorado hasta los huesos de Giorgetta, y a la vez la impotencia ante el poder que el patrón y esposo de su enamorada tiene sobre ella e indirectamente sobre él. La voz de Tetelman, de timbre no especialmente atractivo, es potente y frasea con buen gusto y escuela, dejando unas hermosas frases en «Hai ben ragione».

El bajo argentino Max Hochmuth y el tenor tinerfeño David Barreda, una voz de generoso volumen y bien timbrada, dieron empaque a sus apariciones, como el Talpa y el Tinca respectivamente. La mezzosoprano italiana Alessandra della Croce volvió a demostrar que no hay papeles pequeños sino artistas grandes. Su Frugola se hizo notar por su prestancia escénica y su voz bien proyectada. La pareja de enamorados que cantan a la luna estuvo correctamente interpretada por la soprano valenciana Marina Díaz y el tenor Giacomo Capitta, al igual que el vendedor que asumió el veterano tenor grancanario Francisco Navarro, que había cantado ese mismo personaje en 1984, la última vez que Il tabarro se presentó en la temporada de Ópera de Las Palmas, organizadas por la Asociación de Amigos Canarios de la Ópera desde hace 58 años.

Una escena de «Il tabarro» / Foto: Nacho González Oramas/ ACO 2025

Para el lucimiento completo de este joya musical se requiere una batuta que maneje, en su justa medida, los diversos planos sonoros que brotan desde el foso orquestal, ocupado por la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria.  Al frente de ella, el italiano Lorenzo Passerini concertó con oficio y teatralidad, a veces con poco cuidado de las voces, buscando un diseño completo, foso y escena, de la ópera pucciniana. En el escenario, la propuesta de Daniele Piscopo buscaba la literalidad de la cruda vida en el París fluvial, con una escenografía sencilla pero eficiente que también lleva su firma. El vestuario y la caracterización no siempre acertó con la idea de verosimilitud, con la Frugola vestida como si estuviera en un café pretensioso pero paseando por el puerto del Sena, entre rudos estibadores que trabajan en las gabarras. En cualquier caso una propuesta que no pretende más que acompañar, y lo hace muy bien, al argumento.

Una escena de «Le villi» / Foto: Nacho González Oramas/ ACO 2025

Le villi, la primera ópera que compuso Puccini apoyado en un libreto de Ferdinando Fontana que está basada en un cuento de Alphonse Karr, fue presentada sin éxito al editor Sonzogno, que era también propietario del Teatro Lírico de Milán. Gracias a la ayuda de algunos de sus amigos, como Arrigo Boito y Marco Sala, la ópera terminó representándose en 1884 en el  milanés Teatro dal Verme. Es la primera vez que se representa en la temporada de Ópera de Las Palmas y para muchos de los asistentes fue una velada de descubrimiento, de un Puccini diferente cuyas partes instrumentales son sumamente importantes en el desarrollo del argumento. La magistral ambientación musical que Puccini hizo de la aterradora leyenda de un prometido infiel que encuentra la muerte en la danza salvaje de las Willis, es un atractivo punto de partida para la propuesta de ballet-ópera que Daniele Piscopo ha plasmado en el Teatro Pérez Galdós. De nueva cuenta, respetuoso con el libreto, vuelve a lo descriptivo pero con bastante más libertad en el bosque de las Willis, con atmósfera de terror goticista y un poco de fantasía personal, utilizando como recurso las proyecciones y una sugestiva iluminación (Grace Morales) y vestuario (Claudio Martín). Crítica: tabarro villi Ópera Palmas 

Lorenzo Passerini y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria hicieron una lectura elegante artesanía, apegada al lirismo, la belleza melódica y la intensidad trágica de la ópera-ballet. Carmen Giannattasio fue una ingenua y encantadora Anna, conmovedora en la dulzura y modestia del «Se come vio piscina io foso… Non ti acordar di mè». Con gran fuerza dramática presento a Roberto, el enamorado de Anna, Jonathan Tetelman, alcanzando el punto álgido en «Torna ai felice dì». Del personaje Guglielmo, el padre de Anna, se encargó con soltura y concentración el barítono Darío Solari. Los tres cantantes debutaban estos personajes, que como ya señalé antes, pocas veces se ven en escena.

Una escena de «Le villi» / Foto: Nacho González Oramas/ ACO 2025

Conforme a las leyendas centroeuropeas en que se basa el libreto, que la voz de Giuseppe Reggiori dijo muy bien, las Willis serían los espíritus de mujeres traicionadas por sus enamorados, de quiénes se vengan arrastrándoles a la danza de la muerte. De ahí que las coreografía tengan gran importancia y que aquí estuvieron muy bien presentadas por Natalia Medina Compañía de Danza, luciendo eficaces y apropiadas a la propuesta escénica. El Coro de Ópera de Las Palmas, preparado por Olga Santana con cuidado y atención, tuvo una encomiable participación, dando relieve a los momentos de gran vivacidad teatral.

Al final todos los artistas fueron aplaudidos calurosamente, especialmente los tres protagonistas y el director musical. Ojalá y esta producción de ACO pueda verse en otros teatros de España.


Las Palmas (Teatro Pérez Galdós), 17 de febrero de 2024

Director musical: Lorenzo Passerini       Directo de escena: Daniele Piscopo

ELENCO

IL TABARRO: Darío Solari, Carmen Giannattasio, Jonathan Tetelman, Max Hochmuth, David Barrera, Alessandra Della Croce, Francisco Navarro, Marina Díaz, Giacomo Capitta y Giusseppe Reggiori.

LE VILLI: Carmen Giannattasio, Jonathan Tetelman, Darío Solari.

OW