Crítica: «La bella Otero» del BNE en Bogotá

Crítica: bella Otero» BNE Bogotá Por Juan David Giraldo

VI FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA CLÁSICA DE BOGOTÁ REMATA, INESPERADAMENTE, CON LA BELLA OTERO

Del 4 al 7 de mayo se presentó en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo de Bogotá la La bella Otero del Ballet Nacional de España bajo la dirección y coreografía de Rubén Olmo y la dirección musical de Manuel Busto, compositor principal, y quien dirigió a la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia. Crítica: bella Otero» BNE Bogotá

Una escena de "La bella Otero" del BNE / Foto: Juan Diego Castillo / Teatro Mayor
Una escena de «La bella Otero» del BNE / Foto: Juan Diego Castillo / Teatro Mayor

Aunque no fue planeada para hacer parte de la programación prevista para el VI Festival Internacional de Música Clásica—llevado a cabo entre el 5 y 8 de abril— resultó el corolario perfecto para este Festival cuyo lema fue “Bogotá es Francia” que tuvo como eje central la Belle Époque, del que Carolina, La bella Otero, fue ícono indiscutible. La parábola descrita por el festival se inició con otra poderosa mujer, Ute Lemper y su inolvidable Días de Paris y noches de Berlín en el que Marlene Dietrich o Edith Piaff tuvieron importante presencia. Así que, siendo el tema central «La bella época» —que suele situarse temporalmente entre el fin de la guerra franco-prusiana en 1871 y el inicio de la 1ª Mundial en 1914—, el festival incluyó piezas de periodos anteriores y posteriores a ese corsé que muchos puntillosos insistieron en recalcar. Crítica: bella Otero» BNE Bogotá

En primer lugar vale destacar que, bajo el paraguas del Teatro Mayor, este evento contó con grandes e importantes aliados y se desarrolló en ocho localidades de la ciudad, en quince escenarios distintos y contó con conciertos gratuitos. Se percibío además un interés de ámbito más profundo: La presencia de la mujer como compositora, como cantante o instrumentista, en la dirección orquestal, coral y escénica; la audición de autores “menores” que resultaron deliciosas sorpresas; la riqueza de disciplinas que permitió al público disfrutar no solo de música clásica sino del ballet, de la danza, del cabaret, de conversatorios con importantes historiadores, escritores e investigadores. 

El diálogo entre la literatura y la música fue una constante: Próspero Mérimée, Stephan Mallarmé Jean-Loup Dabadie, Jacques Prevert, Jean Cocteau son algunos ejemplos. En el Festival estuvo presente, de diferentes maneras Marcel Proust, cuya inmortal obra nos evidencia como, solo mediante la volatilidad de la música, es factible recuperar tiempo y memoria. Desde compositores cercanos a su corazón como el franco-venezolano Reynaldo Hahn y sus Variaciones cantantes sobre un aire antiguo, o la sonata en la mayor para violín y piano de Cesar Franck (en su arreglo para Violonchelo y piano interpretado por Santiago Cañón y Sergei Sichkov) que “Marcel escuchó tocada por Eugène Ysaÿe y le produjo una especial impresión». Esta sonata se identifica con la del compositor ficticio Vinteuil. No sobra recordar que en En busca del tiempo perdido, esta sonata es el tema de amor de Swann y el personaje Odette de Crecy, inspirado en la Bella Otero. Otro autor “proustiano” durante esos días fue Gabriel Fauré. Algunos ejemplos de su música estuvo en los conciertos de Gaspar Hoyos, flauta y Elisabeth Planck, arpa; de la Orchestre des Champs-Élysées; del Cuarteto Van Kuijk; del asombroso piano de Alexandre Tharaud o del Ballet Györ con su Suite de Peleas y Melisande en gala memorable en el Teatro Colón, versión de los coreógrafos András Lukács y László Velekei, y la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia dirigida por el francés Léo Warynski. 

Como ya se mencionó, el Festival permitió al público adentrarse en piezas de compositores de fama universal como el Bolero de Maurice Ravel en exquisita y novedosa versión del Ballet Györ, o su concierto para la mano izquierda con el prodigioso Tharaud al piano—; Claude Debussy —sus Preludios en el piano de Marc-André Hamelin fueron memorables—, Georges Bizet, Francis Poulenc, Camille Saint-Saëns o Edouard Lalo. Se escucharon obras no tan populares como las Cinco melodías populares griegas de Ravel por Karina Gauvin, soprano canadiense y acompañada por Daniel Heide al piano, o Preludios de Debussy con el pianista Hamelin. 

La Nuit d’étoiles, gala de ópera con la Orquesta Filarmónica de Bogotá dirigida por el sueco Joachim Gustafsson, brilló con las voces de los solistas Betty Garcés, soprano, Andrea Niño, mezzosoprano, Juan Carlos Echeverry, tenor y Valeriano Lanchas, bajo- barítono. En otros conciertos piezas poco interpretadas de grandes maestros como Je te veux de Eric Satie en un concierto para soprano, flauta y piano con Betty Garcés, Gaspar Hoyos, y Daniel Heide, en el Teatro Colsubsidio  que incluyó autores raramente escuchados como André Caplet, Lili Boulanger, Henri Duparc o Charles Koechlin. El cierre del Festival fue con el Réquiem de Gabriel Fauré, interpretado por la Orchestre des Champs-Élysées, dirigida por Gabriella Teychenné, y con la Sociedad Coral Santa Cecilia dirigida por Bárbara de Martiis, con los solistas Betty Garcés, soprano, John Chest, barítono, y Santiago Cañón que interpretó la Elegía para violonchelo y orquesta en do menor Op. 24 también de Fauré. Crítica: bella Otero» BNE Bogotá

Una escena de "La bella Otero" del BNE / Foto: Juan Diego Castillo / Teatro Mayor
Una escena de «La bella Otero» del BNE / Foto: Juan Diego Castillo / Teatro Mayor

Así pues, La Bella Otero, el “ballet operístico” propuesto por el Ballet Nacional de España en el primer fin de semana de mayo, fue el cierre inesperado pero perfecto para la temporada. Este espectáculo con desarrollo dramatúrgico que incluyó el can-can, el folclore y la danza española, el flamenco, la zarzuela o el tap dance de los musicales cinematográficos, todo dentro del más refinado Art Nouveau contó además de los ya mencionados con los compositores Alejandro Cruz, Agustín Diassera, Rarefolk, Diego Losada, Víctor Márquez, Pau Vallet y Enrique Bermúdez; la dramaturgia de Gregor Acuña-Pohl; el diseño de escenografía de Eduardo Moreno y  de vestuario de Yaiza Pinillos. El diseño de la iluminación —atinadísima— de Juan Gómez-Cornejo.
La Bella Otero joven fue interpretada por Patricia Guerrero y Maribel Gallardo, ex primera bailarina del BNE, cantó y bailó a la Otero mayor.


7 de mayo de 2023, Bogotá (Teatro Mayor)  La bella Otero   Ballet Nacional de España

Coreografía: Rubén Olmo     Dirección musical: Manuel Busto.   Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia

Bailarines principales: Patricia Guerrero, Maribel Gallardo, etc.

OW