CRÍTICA: “LA CASA DE MIQUEL ORTEGA” CIERRA LA XXXII TEMPORADA LÍRICA DE MÁLAGA

Crítica La Casa de Bernarda Alba en el Teatro Cervantes Por Majo Pérez

Es muy difícil que una ópera entre en el repertorio. Después de estrenarse, lo normal es que caiga en el olvido. Miquel Ortega debe pues estar orgulloso de que su creación lleve ya varias producciones a sus espaldas, primer requisito para hacer de ella una excepción a dicha regla. Esta versión operística de La casa de Bernarda Alba fue estrenada en el Teatro de la Ópera de Brasov (Rumanía) en 2007. Dos años más tarde, se pudo ver en los Festivales de Santander y Peralada. Y fue retomada por el Teatro de la Zarzuela a finales de 2018 en versión para orquesta de cámara, la misma que se ha podido escuchar el pasado fin de semana en el Teatro Cervantes como cierre de la XXXII Temporada Lírica de la capital malagueña. El año próximo, además, viajará a Jerez de la Frontera, donde se tendría que haber puesto este año, y a Tenerife.

Luis Cansino (Poncia) rodeado por Carmen Romeu (Adela), Ana Häsler (Amelia), Carol García (Martirio) y Belén Elvira (Magdalena).  Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes Crítica La Casa de Bernarda Alba en el Teatro Cervantes

Es obvio que el texto de Lorca, qué decir de esta obra maestra, es uno de los ingredientes que pueden explicar el éxito. El ya fallecido Julio Ramos hizo de él una adaptación fiel que funciona a la perfección. Pero la música del compositor barcelonés siempre suma, redondeando la acción teatral. Si el libreto respeta la esencia lorquiana, la partitura resulta actual sin renunciar a la tradición. Encierra un gran lirismo, que por momentos recuerda a un Gianni Schicchi, insuflado con ecos lejanos de las 13 canciones españolas antiguas, y la versión para orquesta de cámara gana, si cabe, en elegancia. La forma de recitativo arioso se adecua a las voces con mimo, de modo que la música no le resta protagonismo a la palabra. La dirección de Miquel Ortega fue magistral, consiguiendo sacar lo mejor de la  Orquesta de Cámara de la Sinfónica de Málaga.

Nancy Fabiola Herrera, la matriarca                                                                         Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes

La dirección de escena, a cargo de Francisco Javier Hernández, fue correcta para esta nueva producción del Teatro Cervantes y del Teatro Villamarta de Jerez. Sitúa la acción en el salón de la casa, epicentro de las asfixiantes dinámicas familiares de las Alba. La estancia está presidida por tres grandes puertas que, como los abanicos, se abren y cierran en clave simbólica. Del vestuario, firmado por Jesús Ruiz, me llamó la atención que en el segundo acto, esto es, a los pocos días del funeral, las hermanas llevaran vestidos de alivio de luto, saltándose así la imposición que su madre les había dado para ocho años. Tradicionalmente, el luto también debía guardarse en el interior del hogar, donde además se limitaban las diversiones. Por último, la iluminación de Francisco López, si bien creó una sugerente atmósfera en el tercer acto, durante los dos primeros proyectaba sombras indeseables sobre los artistas. Crítica La Casa de Bernarda Alba en el Teatro Cervantes

Berna Perles como Angustias, la hija mayor.                                                            Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes

El quinteto protagonista sobresalió tanto en lo vocal como en lo interpretativo. Nancy Fabiola Herrera (Bernarda) puede decir con orgullo que es la dueña del personaje que encarna. La impronta que deja en él será difícil de borrar. Carmen Romeu está a la altura de un rol tan exigente como el de la joven Adela, puro derroche de energía sobre el escenario a todos los niveles. Si bien, dos funciones seguidas le pasaron factura, puntualmente, en el registro agudo. Su dúo con Poncia, interpretada excelsamente por Luis Cansino, constituye un pasaje inigualable desde un punto de vista musical y dramático. Impagable la idea de reservar ese rol para él. Carol García (Martirio) demuestra nuevamente que está en un momento de forma excelente. Su prestación vocal no tuvo fisuras y su savoir faire como actriz hizo crecer a su personaje en importancia. Inmejorable también la Angustias de Berna Perles. La calidad de su voz y su presencia escénica, sumadas al peso que su personaje tiene en la obra, venían a poner más en evidencia el error de relegar su nombre a la séptima posición en el programa de mano.

Milagros Martín como la criada                                                                                Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes

Contar con Milagros Martín en el papelito de criada no sé si es un lujo o una broma de mal gusto, pues dio sobradas pruebas de que su capacidad vocal y su experiencia merecen encargos de mayor envergadura. Notable el trabajo de Belén Elvira como Magdalena y correcto el de Ana Häsler como Amelia. La actriz Helena Dueñas dio vida al único personaje que no canta, es decir, a la madre senil de Bernarda. Fue muy aplaudida por el público aunque, personalmente, creo que tanto su caracterización, más propia de una escena de locura belcantista, como el sonido artificial de su voz por culpa de una megafonía mal ajustada enturbiaron su actuación. La breve intervención del Coro de la Ópera de Málaga, dirigido por Salvador Vázquez, resultó efectiva, aportando color local.

Helena Dueñas como la abuela senil de las Alba.                                                       Foto: Daniel Pérez / Teatro Cervantes

Ficha artística

Teatro Cervantes de Málaga, 4 de julio de 2021. La Casa de Bernarda Alba, música  y dirección musical de Miquel Ortega y libreto de Julio Ramos basado en la obra homónima de Federico García Lorca. Dirección escénica: Francisco Javier Hernández. Intérpretes: Nancy Fabiola Herrera (Bernarda), Carmen Romeu (Adela), Luis Cansino (Poncia), Carol García (Martirio), Berna Perles (Angustias), Ana Häsler (Amelia), Belén Elvira (Magdalena), Milagros Martín (criada) y Helena Dueñas (madre de Bernarda). Orquesta de Cámara de la Sinfónica de Málaga. Coro de Ópera de Málaga.