Crítica: la genial ‘Carmen’ de Calixto Bieito honra la memoria de López Lamadrid en el Liceu

                                                     Crítica Carmen Calixto Bieito Liceu Por Majo Pérez

Se cumplen veinticinco años de una puesta en escena que causó escándalo y repulsa al ser estrenada en el Festival Castell de Peralada, productor en origen junto a Opera Zuid de Maastricht. La producción actual, no obstante, fue encargada por el propio Liceu (en colaboración con la Fenice, el Teatro Massimo de Palermo y el Regio de Turín), habiéndose visto ya en la capital catalana en otras dos ocasiones (2010 y 2015), con éxito creciente. Y es que el tiempo pone las cosas en su sitio: la Carmen de Calixto Bieito, tras recorrer medio mundo (Madrid, Oslo, Toronto, Sidney, París, Bogotá…), se ha convertido en un clásico que será recordado en la historia del género. No hay nada en ella gratuito o banal, sino que cada elemento que la conforma responde a una reflexión mordaz y profunda sobre el mito de la gitana cigarrera y la sociedad española tradicional. 

Grupo de legionarios cuelga del mástil de la bandera a una chica mientras la sobetean (c) Ruano – Gran Teatre del Liceu 2024

Bieito viene a recordarnos que Carmen sigue viviendo en nuestros días, pues es fruto de unos esquemas sociales que, sean o no mayoritarios, aún están vigentes en la mente de muchos. Para ello traslada la acción a la Ceuta de finales de los setenta, donde los soldados pasan a ser miembros de la Legión, e introduce algunos personajes arquetípicos: el patriarca del clan gitano, confundido con el personaje de Lillas Pastia (Abdel Aziz El Mountassir), el cual ejerce  como maestro concertador de cuanto sucede sobre el escenario; una niña de unos nueve años, hija de Mercédès, en quien el avezado espectador descubre la heredera de Carmen, “la siguiente en la lista”; y un torero nocturno y exhibicionista símbolo del macho ibérico al que todo hombre debe aspirar y ante el que toda mujer debe caer rendida. Estos personajes, junto a, obviamente, los ideados por los libretistas Halévy y Meilhac, encuentran su razón de ser en la Patria, que no es otra cosa que un marco de pensamiento, y ahí es donde entra la crítica a la España cañí.

Un toreo desnudo practicando pases a la luz de la luna (c) Ruano – Gran Teatre del Liceu 2024

Esta crítica se sustenta en la escenografía (Alfons Flores), o mejor dicho en el atrezo, pues el escenario solo muestra un espacio negro y semicircular, la noche y el ruedo, en el que se insertan iconos patrios como una cabina de Telefónica, un mástil donde los legionarios izan la bandera española, antiguos coches Mercedes Benz o el publicitario toro de Osborne. Con relativamente pocos elementos, a los que se suma el colorista vestuario de Mercè Paloma y la acertada  iluminación de Alberto Rodríguez Vega, se consigue un efecto visual muy potente, que subraya el carácter simbólico o conceptual de todo lo que acontece ante nuestros ojos. La puesta en escena no para de ofrecerle al público motivos para reflexionar durante las dos horas y media que dura la representación, desde el solemne izado de bandera del primer acto hasta la corrida del cuarto, que en realidad no es la que libra Escamillo en la plaza. En esta propuesta, el patriarca es el encargado de trazar las líneas de un coso que no es otro que el de la vida que le ha tocado vivir a Carmen. Ella porta un bolso rosa capote y entra con ímpetu en la arena. Quiere luchar por su supuesta libertad. Pero su destino está trazado; ella misma lo ha reconocido ante sus amigas. Va vestida de negro toro y será sacada a rastras. Crítica Carmen Calixto Bieito Liceu

Carmen (Clémentine Margaine) se va de farra con los contrabandistas y se viene arriba (c) Ruano – Gran Teatre del Liceu 2024

Los cuatro protagonistas de la función de estreno suponen un valor añadido al magnífico trabajo de Bieito y su equipo, interpretando a sus personajes de manera convincente tanto en lo musical como en lo actoral. En una producción del mirandés no solo se canta, sino que cada artista debe responder en todo momento a una manera de pensar y de sentir, en definitiva, de ser en el mundo. La francesa Clémentine Margaine compuso a una Carmen un tanto introspectiva y misteriosa; pareciera que su fortaleza interior reside en su capacidad de observar el mundo. Y la voz de Clémentine Margaine tiene el cuerpo y la densidad necesarios para mostrar estos rasgos de carácter. Haciendo gala de una tesitura amplia (y homogénea en toda su amplitud) y de un timbre atractivo, aunó autoridad y seducción en su justa dosis. Michael Spyres sigue deslumbrando por su voz caudalosa, rica en armónicos y de timbre varonil. Su Don José fue el perfecto “Jose”, un chico de pueblo, superado por sus propios complejos al salir de su zona de confort y descubrir que quizá no es ni el más guapo ni el más valiente del corral.

Micaëla (Adriana González) pidiéndole a Jose (Michael Spyres) que vuelva al pueblo (c) Ruano – Gran Teatre del Liceu 2024

Micaëla (Adriana González) es otra chica de pueblo, dócil, beata y al mismo tiempo inteligente: una chica que sabe de dónde viene y a dónde quiere llegar, a diferencia del hombre al que ama. La soprano guatemalteca nos la supo presentar tal que así, dotando además a su personaje de una voz cálida y matizada, con un excelente uso de los reguladores y control del fiato. Su aria “Je dis que rien ne m’épouvante” fue la más aplaudida de la noche y la joven volvió a recibir en los aplausos finales el cariño del público. El Escamillo de Simón Orfila fue el contrapunto ideal de “Jose”: un tipo elegante, viajado y seguro de sí mismo. Nunca deja de tener presente que el amor de Carmen “no dura más de seis meses” porque el suyo dura lo que el coito promedio, de tres a siete minutos. El catalán cantó con precisión y lucimiento.  Crítica Carmen Calixto Bieito Liceu 

Simón Orfila, un torero muy señorito, en ‘Carmen’ (c) Ruano – Gran Teatre del Liceu 2024

El cuarteto secundario estuvo a la altura de los ya mencionados tanto escénica como musicalmente. Brillaron con luz propia la Frasquita de la soprano Jasmine Habersham y la Mercédès de la mezzosoprano Laura Vila, las leales y alocadas amigas de Carmen. Sus amigotes los contrabandistas, el tenor Carles Cosías (Remendado) y el barítono Jan Antem (Dencaïre) también tuvieron chispa y entretejieron magistralmente sus voces con ellas. Correctas fueron por su parte las interpretaciones de Felipe Bou como Zúñiga y de Toni Marsol como Moralès.

El maestro Josep Pons hizo una lectura de la partitura ágil (quizá demasiado en el aria de Micaëla) y rica en matices, consiguiendo sacar brillo a la orquesta titular del Gran Teatre del Liceu, que sonó empastada y equilibrada, y fue muy aplaudida por el público en los saludos del final. Al coro titular (preparado por Pablo Assante) no le faltó potencia y exhibió músculo teatral y canoro, ofreciendo bellos momentos como el Coro de cigarreras. La no fácil participación infantil estuvo bien resuelta por el cor infantil Veus Amics de la Unió, dirigido por Josep Vila i Jover. Crítica Carmen Calixto Bieito Liceu

Una sueca tomando el sol en la playa antes de ir a la corrida de Escamillo (c) Ruano - Gran Teatre del Liceu 2024
Una sueca tomando el sol en la playa antes de ir a la corrida de Escamillo (c) Ruano – Gran Teatre del Liceu 2024

Antes de que diera comienzo la función, Víctor Garcia de Gomar, director artístico de la casa, dio la bienvenida al respetable y anunció que estas funciones de Carmen estarán dedicadas a la memoria de Luis López Lamadrid, fallecido el pasado mes de agosto. Lamadrid fue fundador del Festival Castell de Peralada y su director durante más de veinte años, cargo desde el que promovió esta genial producción de Calixto Bieito (si no me equivoco fue su primera incursión en la ópera). Desde estas líneas vayan también mi homenaje y agradecimiento a Lamadrid por haber dado el valiente impulso inicial a este trabajo. Quedan muy pocas entradas para el resto de funciones, que se sucederán hasta el día 17, pero si aún no conocen esta Carmen, por favor, no se la pierdan.

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Gran Teatre del Liceu, 4 de enero de 2024. Carmen, opéra comique en cuatro actos con música de Georges Bizet y libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy basado en la novela de Prosper Mérimée. Dirección musical: Josep Pons. Dirección escénica: Calixto Bieito. Escenografía: Alfons Flores. Vestuario: Mercè Paloma. Iluminación: Alberto Rodríguez Vega.

Elenco: Clémentine Margaine (Carmen), Michael Spyres (Don José), Adriana González (Micaëla), Simón Orfila (Escamillo), Jasmine Habersham (Frasquita), Laura Vila (Mercédès), Carles Cosías (Remendado), Jan Antem (Dancaïre), Felipe Bou (Zúñiga), Toni Marsol (Moralès).

Coro y Orquesta del Gran Teatre del Liceu (director: Pablo Assante), Coro infantil – VEUS Amics de la Unió (director: Josep Vila i Jover). Crítica Carmen Calixto Beito Liceu

OW