Crítica: «La Ritirata» abre el ciclo Les Arts es Barroc

Por Pedro Valbuena Crítica: «La Ritirata» Les Arts 

Muchas rosas y alguna espina

Arranca el pequeño ciclo que cada temporada el Palau de Les Arts dedica a la música anterior a 1750 que lleva por título Les Arts es Barroc. El ciclo, que parece que se va consolidando poco a poco, pero que a mi juicio es algo corto de miras, se ha iniciado con un proyecto tan ambicioso como es la interpretación de un oratorio. 

La pieza elegida ha sido el exquisito Giardino di Rose, de Alessandro Scarlatti, que se estrenó en el Palacio Ruspoli en 1707, cuando el autor, considerado un referente en toda Europa, comenzaba a ver amenazada su preeminencia por  la extraordinaria genialidad de la siguiente generación, encabezada por el joven Händel y su propio hijo, Domenico. Se trata de un oratorio de tipo alegórico, en el que la hermosura de un jardín peligra por la irrupción del viento del norte. La Virgen Maria, protegerá el recinto encargando a La Religión que capitanee un pequeño ejército integrado por La Esperanza, La Caridad y La Penitencia. Crítica: «La Ritirata» Les Arts 

Un momento del concierto de «La Ritirata» / Foto: Miguel Lorenzo – Les Arts

Comencemos por lo que no puede ser reprochado a los intérpretes. El teatro Martín i Soler es un espacio antipático para la música de cámara, porque la sequedad de la sala hace prácticamente imposible la proyección del sonido, que queda frenado, limitando en gran medida la expresividad y poniendo contra las cuerdas a cantantes e instrumentos.

La Ritirata, dirigida por Josetxu Obregón, comenzó la interpretación de la sinfonía inicial sufriendo ya por esta causa, y también por el hecho de que la sección de cuerda era algo corta. La  solución de colocar dos violines por voz es siempre arriesgada, pero si la acústica del espacio no ayuda, es directamente un suicidio. Para más inri, los violines segundos fueron colocados en posición antifonal, de manera que cuando tocaban en unísono con los primeros estaban separados. Para colmo de desaciertos en una de las arias se decidió tocar en unísono con sólo dos violines (los dos concertinos, que se hallaban bastante separados) y como los pentagramas no eran sencillos precisamente, el resultado fue que irrumpió la desafinación, si bien es justo reconocer que la métrica fue perfecta. Tampoco entendí por qué se enturbió la soberbia interpretación del aria Staro nell mio boschetto, con la inclusión de un flautino, que encima tocó unos gorjeos que estaban fuera de la armonía, y que me molestaron especialmente por innecesarios.

Lo mejor de la tarde fueron las voces, que se habían aprendido su papel a conciencia, y que sabían qué fraseos eran los apropiados en cada momento, empastando a las mil maravillas en los números de conjunto. Destacó La Caritá de Nuria Rial que, en su línea, estuvo elegante y afinada, sin excesos ni aspavientos. Me llamó mucho la intención que carraspease antes de su primera intervención, ya que yo tenía entendido que es lo peor que se puede hacer antes de la emisión, pero a ella pareció funcionarle. El Borea de José Coca Loza, fue gratamente sorprendente y abordó las agilidades de una forma infalible. Cada semicorchea sonaba perfectamente destacada, clara y afinada, y a una velocidad pasmosa. Pocos bajos he oído resolviendo tan bien este tipo de pasajes. Alicia Amo cantó la parte de La Esperanza de manera muy emotiva. Su instrumento, ligero y transparente, subrayaba su rol muy eficazmente. Luciana Mancini prestó su cálido timbre a la alegoría de la penitencia y su interpretación del aria anteriormente comentada, probablemente la más conocida de la obra, fue extraordinaria. La Religione fue interpretada por Victor Sordo, que no tuvo una tarde especialmente acertada. Se le quebró la voz al inicio de su intervención, y después mantuvo un medio gas que no logró transmitir la fuerza y resolución que se le supone a su personaje. De afinación anduvo también algo desorientado, a pesar de que su estilo es irreprochable, y que conoce muy bien las particularidades de este repertorio. Crítica: «La Ritirata» Les Arts 

Obregón dirigió a sus músicos con el oficio que le ha dado el instrumento, pero no se le veían formas demasiado convincentes. No entendí muy bien su obcecación por marcar el compás en los recitativos, en los que tan sólo el continuo y la voz deberían ser los responsables de la medida. El señor Obregón tomó su hermoso violonchelo y acompañó excelentemente el aria Piu di vago. El público, que llenaba prácticamente la sala en la primera parte, sufrió una merma considerable en la segunda, que sin embargo resultó ser mejor respecto a la interpretación, e incluso respecto a la música, diría yo. Los que permanecieron en la sala hasta el final se mostraron muy complacidos, y obtuvieron de los músicos un bis en forma de repetición del hermoso coro final.


Valencia (Teatre Martín i Soler / Palau de Les Arts), 10 de abril de 2024.

Il Giardino di Rose. A. Scarlatti. La Ritirata. Josetxu Obregón, dirección musical. Nuria Rial,  Alicia Amo, Luciana Mancini, Victor Sordo, José Coca Loza.   OW