Crítica: «La rosa del azafrán» en el Teatro de la Zarzuela

Crítica: rosa azafrán» Teatro Zarzuela Por Federico Figueroa

La rosa del azafrán , zarzuela enmarcada en el subgénero «regionalista», es una de las mejores obras del Jacinto Guerrero y los libretistas Federico Moreno y Guillermo Fernández-Shaw. Está basada en «El perro del Hortelano» de Lope de Vega y fue estrenada en el Teatro Calderón de Madrid el 14 de marzo de 1930. Ahora vuelve a las tablas del Teatro de la Zarzuela, donde hace  más de 20 años que no se veía, en una grandiosa nueva producción firmada escénicamente por Ignacio García y musicalmente por José María Moreno. Es una obra muy querida por el público, al que le suena números como la “Canción del sembrador” del barítono, el «Coro de espigadoras», la jota “Bisturí, Bisturí” y hasta el número del viudo Carracuca. Y por supuesto muchas frases que forman parte del acervo del aficionado zarzuelero. Crítica: rosa azafrán» Teatro Zarzuela

 

Yolanda Auyanet y Juan Jesús Rodríguez / Foto: E del Real
Yolanda Auyanet y Juan Jesús Rodríguez / Foto: Elena del Real

La propuesta escénica de Ignacio García es aire fresco para esta popularísima zarzuela. Un aire que da cierta frescura a la obra, no de un ventarrón que despoja y desdibuja, y encanta a todo tipo de público, desde el espectador clásico hasta el «moderno», así como al ajeno al género. La rosa del azafrán muchas veces parece una obra envejecida prematuramente en su presentación a base del seguimiento literal, durante décadas, en un afán folclorista casi de obligado cumplimiento. García y su equipo creativo demuestran que tampoco hace falta cambiar las coordenadas espacio-temporales, que pocas veces sale bien como ya hemos visto en los últimos años en este mismo escenario (¡acordaos de The Magic Opal!), para contarnos una buena historia costumbrista de amores reprimidos e intensidades dramáticas en las que, a pesar de un toque aséptico, no se ha sacrificado la esencia de un libreto y una música que están impregnados en las costumbres manchegas. La espléndida escenografía, de Nicolás Boni, nos lleva en volandas a La Mancha. En ese sentido, el vestuario (Rosa García Andújar) y la iluminación (Albert Faura) también ayudan mucho. Un poco menos las coreografías (Sara Cano), en una estilización de las danzas tradicionales, que finalmente son parte de ese airecillo que refresca el todo. ¡Esta «rosa del azafrán» entra por los ojos!

Carolina Moncada rodeada del coro, cuerpo de baile y actores / Foto: Elena del Real
Carolina Moncada rodeada del coro, cuerpo de baile y actores / Foto: Elena del Real

Y afortunadamente también por los oídos. La Orquesta de la Comunidad de Madrid (ORCAM), respondió con brío y un sonido compacto a la enérgica lectura del maestro José María Moreno, que llevó unos tempi, en general, ágiles y estupendamente articulados entre los diferentes números. Quizá en algún momento hizo falta un poco más de control en el volumen sonoro, para no forzar a los solistas, porque aunque la partitura el compositor indique eso, hay que adaptarse al material con el que se está trabajando. El Coro titular del Teatro de la Zarzuela mostró el músculo, musical y teatral, en todo momento, especialmente ellas. Crítica: rosa azafrán» Teatro Zarzuela

Juan Jesús Rodríguez. Tras él, miembros del coro
Juan Jesús Rodríguez. Tras él, miembros del coro / Foto: Javier del Real

El barítono Juan Jesús Rodríguez, con su brillante y poderosa voz, hizo un Juan Pedro tan autoritario como enamorado. La rica y madura hacendada fue interpretada por la soprano Yolanda Auyanet con fuerza y sutiles detalles belcantistas. Ambos estupendos como actores y muy bien compenetrados. La soprano Carolina Moncada dio buena cuenta, como cantante y actriz, de Catalina. Una juvenil muchacha que se escabulle de los lances de Moniquito, también estupendamente interpretado por el tenor Ángel Ruiz. Gran empaque escénico otorgó Emilio Gavira al personaje de Micael y brillaron con luz propia los respetadísimos veteranos Vicky Peña como Custodia y Mario Gas como Don Generoso. También muy aplaudido, merecidamente, fue el Carracuca del Juan Carlos Talavera.

Una escena de "La rosa del azafrán" / Foto: Elena del Real
Una escena de «La rosa del azafrán» / Foto: Elena del Real

Si algún pero debiera ponerle a esta propuesta escénica, ese sería la constante presencia  en el escenario de la cantante popular Elena Aranoa, insertada con buen tino en la trama y que cantó y se movió por el escenario con profesionalidad y convirtió sus números en solitario en ese aire refrescante que he referido al inicio de estas líneas. Pero su excesivo protagonismo, canturreando durante los diálogos de los protagonistas, no aporta mucho más y sí entorpece la comprensión desde el público. En cualquier caso, esta visita de «La rosa del azafrán» al coliseo de la calle Jovellanos, llega sin estridencias y se lleva todas las palmas del respetable. Hay funciones hasta el 11 de febrero. ¡Y ojalá vuelva pronto! Crítica: rosa azafrán» Teatro Zarzuela


Madrid (Teatro de la Zarzuela), 25 de enero de 2024   La rosa del azafrán  Zarzuela en dos actos con música de Jacinto Guerrero y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw.

Dirección musical: José María Moreno                          Dirección de escena: Ignacio García Orquesta de la Comunidad de Madrid – Coro titular del Teatro de la Zarzuela      Escenografía: Nicolas Boni  Vestuario: Rosa García Andújar   Iluminación: Albert Faura  Coreografía: Sara Cano

Elenco: Juan Jesús Rodríguez, Yolanda Auyanet, Carolina Moncada, Ángel Ruiz, Vicky Peña, Mario Gas, Juan Carlos Talavera, Pep Molina, Emilio Gavira y Chema León.

OW