Crítica: «L’amore dei tre re» en La Scala

Crítica: «L’amore tre re» Scala Por Bernardo Gaitán

L’amore dei tre re estrena producción en La Scala  

Fue en abril del lejano 1913 que el famoso afiche amarillo (o como lo llaman en Milán: la locandina) expuesto en las paredes del Teatro alla Scala, anunciaban un nuevo estreno mundial: L’amore dei tre re con Tullio Serafin a la batuta. La obra, del compositor Italo Montemezzi es traducida al español como “El amor de los tres reyes” y cuenta una fantástica historia ambientada originalmente en la Italia medieval perseguida por las invasiones bárbaras.

Una escena de "L'amore dei tre re" / Foto: Brescia e Amisano - Teatro alla Scala
Una escena de «L’amore dei tre re» / Foto: Brescia e Amisano – Teatro alla Scala

 

Montemezzi tomó literalmente el poema trágico de Sem Benelli y lo musicalizó, al darse cuenta de su extensa duración, el mismo Benelli recortó algunas de las partes menos trascendentes para la historia y tejió la trama con solo 4 personajes. El resultado fue un título conciso y muy apreciado por la crítica y el público por su corta duración (una hora y cuarenta minutos de música divididos en 3 actos) tanto en su estreno en Milán como en la Metropolitan Opera House de Nueva York bajo la batuta de Arturo Toscanini. Crítica: «L’amore tre re» Scala

El amor de los tres reyes se considera la obra maestra de Montemezzi por ser un extraordinario mix entre la potencia dramática italiana -muy en boga en ese entonces con el periodo verista– con una muy marcada influencia musical germánica, en particular con el Tristan und Isolde de Richard Wagner. Curiosamente la obra no tiene conjuntos o duetos, ya que el compositor nacido en la provincia de Verona en 1875 no utilizó un libreto, si no el libro de Benelli donde, naturalmente los personajes dialogan hablando uno a la vez. Para permanecer fiel a los versos del escritor toscano, cuando hay una escena con dos personajes primero habla uno y luego el otro, pero jamás uno sobre el otro.

La macabra historia cuenta la obsesión de tres hombres -potenciales reyes- por Fiora, quien originalmente tenía una relación con el príncipe Avito, pero para conseguir la paz entre dos pueblos rivales fue obligada a casarse con el noble Manfredo a quien no ama. Mientras Manfredo está combatiendo en batalla, Fiora duerme con su amante, que no es otro que su antiguo prometido Avito. La infiel pareja es sorprendida por el anciano barón ciego Archibaldo, padre de Manfredo, quien por su condición no ve quien es el hombre con quien Fiora está engañando a su hijo. Así que lleno de ira la asesina estrangulándola y llena su boca de veneno convencido que durante el funeral su amante la besará para despedirse y se envenenará, descubriéndole y condenándole a muerte.

Una escena de "L'amore dei tre re" / Foto: Brescia e Amisano - Teatro alla Scala
Una escena de «L’amore dei tre re» / Foto: Brescia e Amisano – Teatro alla Scala

Para conmemorar el centenario de la creación del título, el Teatro alla Scala encomendó a Àlex Ollé una nueva producción. La última vez que el telón del teatro lombardo se alzó para esta obra fue hace 70 años, en 1953 con Victor de Sabata a la batuta. Había grande expectación por ver la versión de Ollé, uno de los seis directores artísticos de La Fura dels Baus, compañía de teatro considerada entre las más innovadoras del panorama escénico español. Su propuesta –con todo lo que la trama y la música tienen para explotar- fue bastante elemental visualmente. La escenografía de Alfons Flores es una caja negra con decenas de cadenas colgadas del techo entre las cuales los personajes tenían que representar la escena. Eventualmente del suelo surgió una escalera (la torre del castillo en la mente de Ollé) que anteriormente era la terraza al exterior, escena posible gracias a la esencial iluminación de Marco Filibeck. Probablemente con esta obscuridad metafórica y literal se quería hacer ilusión a la ceguera del barón Archivaldo y con las cadenas al cautiverio de Fiora, lo que puede resultar en teoría muy interesante, pero en la práctica poco funcional ya que junto con los sencillísimos vestuarios monocromáticos de Lluc Castells la producción se reveló monótona y muy poco atractiva. Crítica: «L’amore tre re» Scala

Paradójicamente todo el color y emoción carente en el escenario vino del foso, desde el que la Orquesta del Teatro alla Scala era magistralmente concertada por Pinchas Steinberg. El director israelí, ganador del Grand Prix du Disque, el Diapason d’Or, el Premio de la Crítica Alemana y el Premio Caecilia de Bruselas por su grabación del “Cherubin” de Massenet, cuenta con una importante trayectoria en el repertorio verista y contemporáneo. El talento del también violinista de 77 años se hizo notar en la precisión en los ataques, dinámicas y transparencia en los momentos líricos que presenta el título.

Una escena de "L'amore dei tre re" / Foto: Brescia e Amisano - Teatro alla Scala
Una escena de «L’amore dei tre re» / Foto: Brescia e Amisano – Teatro alla Scala

Un agresivo, vengativo y malvado Archivaldo fue interpretado por Evgeny Stavinsky. El bajo ruso cuenta con un poderoso y entonado registro grave, oscuro y carnoso, aunque presenta dificultades en el registro agudo. Histriónicamente fue óptimo, pues a través de su personaje, psicológicamente complejo, logró transmitir todo lo propuesto por Ollé. Por su parte Chiara Isotton encarnó una Fiora sufrida, incomprendida y enamorada. La soprano italiana siempre desenvuelta escénicamente cuenta con una voz potente y ágil, idónea para el rol. A su incondicional amante, el príncipe Avito, le prestó su voz el tenor Giorgio Berrugi, poseedor de líricos agudos muy alla italiana, idóneo para el enamorado y moribundo personaje. Mientras el barítono ruso Roman Burdenko delineó un Manfredo confundido y manipulado, escénicamente correcto que aunado a su pastoso registro central completó al tercero de los hombres obsesionados por Fiora. Flaminio, el traicionero paje del conde fue gratamente interpretado por el tenor Giorgio Misseri, a pesar de su pequeña (pero importante) participación en la historia. Misma suerte corren los roles de la sierva de Fiora y de un joven del pueblo interpretados por la soprano china Fan Zhou y el tenor italiano Andrea Tanzillo, respectivamente.

Las localidades para la función no se agotaron y al caer el telón al final de la función, la mayoría del público desapareció del teatro ofreciendo un (injustamente) desnutrido aplauso al talentoso elenco. Ojalá no tenga que pasar otro medio siglo para poder volver a ver esta obra maestra en un escenario milanés. Crítica: «L’amore tre re» Scala


Milán (Teatro alla Scala), 7 de noviembre de 2023  L’amore dei tre re   Ópera en tres actos. Libreto de Sem Benelli.  Música: de Italo Montemezzi

Dirección musical: Pinchas Steinberg.                                              Dirección escénica: Àlex Ollé / La Fura dels Baus.                                  Escenografía: Alfons Flores. Vestuarios: Lluc Castells. Luces: Marco Filibeck

Orquesta y Coro del Teatro alla Scala.      Director de coro: Alberto Malazzi

Elenco: Chiara Isotton, Evgeny Stavinsky, Roman Burdenko, Giorgio Berrugi, Giorgio Misseri, Andrea Tanzillo, Fan Zhou.

OW