Crítica: «L’Orontea» en el Teatro alla Scala de Milán

Por Federico Figueroa Crítica: «L’Orontea» Scala Milán

El Teatro alla Scala consolida, con esta nueva producción de L’Orontea, el extraordinario proyecto de redescubrir los orígenes de la ópera. Es en esta línea como se han presentado en años anteriores La Calisto, de Francesco Cavalli, y Li zite ‘ngalera, de Leonardo Vinci. Antonio Cesti, el compositor de LOrontea, consiguió un gran éxito con su ópera.  Tras ser estrenada en Innsbruck, en 1656, se convirtió en una de las óperas más representadas de su siglo. Y después nunca cayó totalmente en el olvido. En esta ciudad, en la Piccola Scala, hubo una puesta en escena liderada por la mezzosoprano Teresa Berganza en 1961, y dirigida musicalmente por Bruno Bartoletti.

Una escena de «L’Orontea» del Teatro alla Scala / Foto: Vito Lorusso

Pero ahora llega a la sala grande de este fastuoso teatro, con un vestido nuevo muy favorecedor. El director de escena Robert Carsen la presenta fresca, actual y con un estupendo pulso teatral. Si el libreto nos lleva al antiguo Egipto, donde la reina Orontea reniega del amor hasta que aparece Alidoro, un joven pintor que se convierte en el objeto de deseo de las féminas de la corte, Carsen y su equipo proponen el traslado del argumento a una exitosa galería de arte de Milán, quizá en años anteriores a la popularización de los teléfonos móviles. En esta galería reina Orontea, interesada en el óptimo desenvolvimiento del negocio. Desde su minimalista y espectacular despacho se aprecia el skyline del nuevo Milán. La escenografía y vestuario (Gideon Davey) subrayan el lujo y la vida «a la última». En el escenario podemos ver vestidos que podría haber salido de un escaparate de Renato Balestra o Emilio Pucci; y espacios arquitectónicos ad hoc para exhibir y vender el arte (en el que se ven referencias a Rothko o Matta).

Una escena de «L’Orontea» del Teatro alla Scala / Foto: Vito Lorusso

En suma, un espectáculo muy teatral, elegante y en el que todo tiene un motivo para estar allí. Las coordenadas espacio-temporales del libreto de Giovanni Apolloni quedan olvidadas con la propuesta de Robert Carsen. Y también actual es la lectura musical del maestro Giovanni Antonini, al frente de miembros de la Orquesta titular del teatro, con instrumentos de época, logrando dotar a esta larga ópera (casi tres horas y media) de vivacidad y cercanía. El sonido, redondo y bien empastado con las voces, tuvo el brillo y la densidad apropiada. Antonini tuvo la delicadeza de amoldarse a los solistas, dándoles espacio para ofrecer matices y fraseos de gran belleza.

Carlo Vistoli, Francesca Pia Vitae y Stéphanie D’Oustrac / Foto: Brescia e Amisano

La producción cuenta con un elenco  homogéneo y de gran nivel, encabezado por la mezzosoprano Stéphanie d’Oustrac (Orontea) y el contratenor Carlo Vistoli (Aristeo). La mezzosoprano francesa posee un instrumento vocal de gran belleza que utiliza con sabiduría. Enérgica o doliente, mostró un amplio abanico de matices en su canto. Igualmente el contratenor italiano, con un gran caudal sonoro y hermoso timbre, hizo de Alidoro un espontáneo y vivaz jovenzuelo, regalándonos frases con naturalidad e intención. La soprano Francesca Pia Vitale interpretó a Silandra, la rival inconsciente de Orontea e infiel a Corindo, con una bien esmaltada y extensa vocalidad. Actoralmente supo pasar de la ternura al enfado, todo en su justa medida. El contratenor Hugh Cutting fue un Corindo vocalmente potente y atractivo tímbricamente, sumando a ello el desempeño escénico idóneo al perfil del personaje. La soprano española Sara Blanch, debutante en La Scala, sacó lustre a Tibrino con su bello instrumento, musicalidad y excepcional desempeño escénico. Los bajos Mirco Palazzi (Creonte) y Luca Tittoto (Gelone), el primero como administrativo y consejero de Orontea y el otro como encargado de los vernissages de las exposiciones, mostraron sus altas cualidades actorales y vocales como bajo serio y bajo bufo, respectivamente. Para potenciar la contraparte divertida de la obra llegaron la mezzosoprano brasileña Marcela Rahal (Aristea, madre de Aristeo) y la soprano rusa Maria Nazarova (Giacinta). La madura Aristea es una devoradora de jóvenes y pretende que Giacinta, que se hace pasar por hombre para intentar matar a Aristeo, caiga en sus sensuales redes, creando situaciones de comedia hilarante. Todos los artistas cantaron y actuaron sobresalientemente y el público les premió con largos y nutridos aplausos.

Hugh Cutting y Francesca Pia Vitale / Foto: Vito Lorusso

30 de septiembre de 2024, Milán (Teatro alla Scala)  L’Orontea ópera dee Antonio Cesti y libreto de Giovanni Apolloni. Nueva producción del Teatro alla Scala.

Dirección musical: Giovanni Antonini                            Dirección de escena: Robert Carsen

Elenco: Stéphanie D’Oustrac, Carlo Vistoli, Francesca Pia Vitale, Hugh Cutting, Luca Tittoto, Mirco Palazzi, Sara Blanch, Marcela Rahal, Maria Nazarova.

OW