Crítica: ‘Manon’ en Les Arts de Valencia con Oropesa y Castronovo

Por Pedro Valbuena Crítica Manon Les Arts Oropesa

Ahora sí, con la brillante puesta en escena del Manon de Massenet, se ha dado por inaugurada la nueva temporada en Les Arts de Valencia. Tras el estomagante aperitivo servido en forma de afrópera, el coliseo valenciano sube el nivel para acreditar su propia trayectoria y estimular, al mismo tiempo, al cada vez más demandante público local.

Estrenada en la Opéra Comique de París en el invierno de 1884, de cuyo escenario no ha desaparecido nunca,  tuvo un recibimiento tal que, en un breve lapso de tiempo, todos los teatros europeos se lanzaron a programarla. El texto, basado en el escandaloso Manon Lescaut del abate Prévost, sedujo a otros compositores antes y después, pero con la excepción de Puccini, ninguno supo aprovechar tan exhaustivamente las posibilidades dramáticas de esta historia de afirmación personal y búsqueda de libertad.

La música de Massenet subraya de forma precisa la multitud de aristas del argumento, que transita constantemente de lo cómico a lo trágico, de lo sutil a lo evidente y de la festiva banalidad al recogimiento espiritual más profundo. Bien es cierto que el compositor se desligó por completo de las corrientes estéticas más disruptivas del momento, y optó por una escritura simplificada hasta lo esencial, y en líneas generales, bastante conservadora. Quizá porque quiso asegurarse un público que, desde finales del Romanticismo, había ido separándose paulatinamente de los experimentos sonoros. Los largos pasajes escritos en estilo clásico y barroco son tan explícitos que casi pueden considerarse más como un ejercicio compositivo que como un guiño al contexto histórico de la trama. Música elegante, bien orquestada y concebida como perfecto complemento de la voz, pero poco novedosa y  de inspiración limitada. Crítica Manon Les Arts Oropesa

Una escena del primer acto de ‘Manon’ © Miguel Lorenzo-Mikel Ponce / Les Arts 2024

Proveniente de la Opéra national de París, esta producción de proporciones enormes recala en el auditorio de Les Arts avalada por un gran éxito de crítica y público, a pesar de que es un espectáculo que aún no ha viajado demasiado. No es para menos. Este tipo de montajes, que sólo pueden realizarse en teatros dotados de una gran infraestructura técnica,  suelen llevar aparejados inconvenientes de todo tipo, y tarde o temprano, alguno de ellos suele aflorar. Pero no fue el caso. En el estreno de este Manon deslumbrante todo rodó perfectamente. No hubo errores visibles de escena, ni se excedieron los tiempos de espera durante las mudanzas, en parte porque se recurrió al viejo truco del intermezzo, es decir de una actuación ligera a telón bajado.

La dramaturgia propuesta por Vincent Huguet es, al igual que el resto de elementos del espectáculo, bastante conservadora. Y no sé si esto debería entenderse como un reproche o como un reconocimiento, porque la verdad es que funciona muy bien. En esto de la puesta en escena se suele proceder por modas, y hoy en día no hay montaje que se precie que no haga alusión, más o menos directa, a la Belle Époque. Para este la escenógrafa Aurélie Maestre ha diseñado unos espacios modulares, concebidos con un cierto aire de gigantismo brutalista, que se combinan entre sí con fluidez, consiguiendo eludir la fatiga visual, que tan frecuentemente castiga al público en producciones más modestas (o menos ingeniosas). Aprovechado hasta el último rincón del espacio escénico, se suceden luces, sombras y perspectivas perdidas muy bien resueltas. Crítica Manon Les Arts Oropesa

De especial belleza resultó el cuadro de la capilla, en el que dos grandes pinturas murales enmarcaban la escena más intensa desde el punto de vista emocional. Al fondo, un candelero  dispuesto con gracilidad, y bañando todo el espacio una luz cenital muy bien dosificada. El contrapunto a este recogimiento se articuló entorno a la escena del baile, en la que el vestuario,  diseñado por Clémence Pernoud, brilló por méritos propios, mientras los danzantes, coreografiados por Jean-François Kessler, se abrían paso entre solistas, coro y cachivaches varios, en un número de conjunto muy bien planificado y resuelto.

Ballet del tercer acto de ‘Manon’ © Miguel Lorenzo-Mikel Ponce / Les Arts 2024

Sin duda alguna, la estrella de la velada fue la Manon, interpretada por la soprano estadounidense Lisette Oropesa, que ya dejó un dulce sabor de boca tras el magnífico recital  ofrecido en la temporada pasada, sobre este mismo escenario. Oropesa ha cantado este exigente papel de forma intachable. Su nítido timbre se mantuvo homogéneo en todo momento, y la voz estaba tan bien apoyada que parecía surgir sin el más mínimo esfuerzo. La afinación fue impecable, y la parte actoral estuvo bastante conseguida. Algo más deslucida resultó la actuación de Charles Castronovo, que hubo de enfrentarse a las exigencias de un papel largo y difícil de por sí. Su timbre se empañó momentáneamente y la afinación quedó resentida en alguno de los muchos pasajes agudos. Es posible que el cansancio esté detrás de alguno de estos peros. No obstante, su actuación se mantuvo a buen nivel, y dramáticamente compensó lo que de la música se le escapaba. Muy graciosas y bien avenidas aparecieron las tres actrices, interpretadas por Antonella Zanetti, Laura Fleur y Ester Ferraro, cantando con frescura este papel secundario pero con cierto peso específico. Sus voces empastaban muy bien, y la entonación se mantuvo estable.

El resto del reparto defendió sus roles con profesionalidad pero sin destacar especialmente, en parte porque la limitación de sus pentagramas tampoco lo permite. De este modo el buen hacer de Carlos Pachón, al que ya escuchamos la temporada pasada en Maria Stuarda, le permitió desarrollar un Lescaut sin sombra, aunque algo tibio de carácter. Por su parte, Jorge Rodríguez-Norton (Guillot de Morgontaine) dio sus réplicas con seguridad, y se metió bien en el personaje. Daniel Gallegos es otra de las voces aportadas por el Centre de Perfeccionament, y demostró, junto a sus compañeros Holly Brown y Max Mchmuth, sirvienta y posadero respectivamente, que esta escuela está viviendo un momento dorado. Cerrando el reparto solista principal y realizando un trabajo notable, estuvo James Creswell, cuyo timbre oscuro y presencia escénica confirieron el matiz de nobleza y dignidad que demanda el papel de Le Compte de Grieux.

No tuvo su mejor noche el Cor de la Generalitat, que comenzó su actuación con una manifiesta salida de compás, que solo pudo reconducirse merced al buen oficio. Algún desliz en la entrada, alguna desafinación respecto a la orquesta… No sé a qué atribuir estas cosillas, pero lo cierto es que le son totalmente impropias. El momento más hermoso se vivió cuando cantaban en disparte la plegaria de la iglesia. Ahí el coro sonó empastado, equilibrado y extraordinariamente nítido. Crítica Manon Les Arts Oropesa

Un momento del tercer acto de ‘Manon’ con Lisette Oropesa (Manon) y Charles Castronovo (Le chevalier des Grieux) © Miguel Lorenzo-Mikel Ponce / Les Arts 2024

En el foso el maestro Gaffigan, titular del teatro, condujo con mucha solvencia a la cada vez más excelente Orquestra de la Comunitat Valenciana. No puedo poner muchas pegas porque, hasta el momento, no les he escuchado ni un bemol erróneo, aunque tengo algún amigo sentado en la sección de cuerda que me asegura que haberlos, haylos. Estuvo magnífica: afinada, potente,  dúctil y ajustada en todo momento a las voces. Solo en un par de ocasiones la batuta fue incapaz de sujetarlos, y las voces desaparecieron bajo un alud sonoro, incontrolado pero imponente.

La sala, que por desgracia mostraba bastantes localidades libres, aplaudió con entusiasmo y se mostró satisfecha, a juzgar por los comentarios que escuché durante la lenta procesión del desalojo.

Larga e intensa velada, llena de momentos exquisitos cuyo mérito cabe repartir, a partes iguales, entre técnicos y artistas. Excelente forma de iniciar una temporada que se adivina bien interesante. Crítica Manon Les Arts Oropesa

Arréglense un poco, descabalguen del sofá por unas horas y vayan a la ópera, donde la música logra que todas las fealdades del mundo se transmuten en virtud.

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Palau de Les Arts de Valencia, jueves 3 de octubre de 2024. Manon de J. Massenet. Dirección Musical: James Gaffigan. Dirección de escena: Vincent Huguet. Escenografía: Aurélie Maestre. Vestuario: Clémence Pernoud. Iluminación: Christophe Forey. Coreografía: Jean-François Kessler.

Reparto. Manon Lescaut: Lisette Oropesa. Lescaut: Carles Pachón. Chevalier des Grieux: Charles Castronovo. Guillot de Morfortaine: Jorge Rodríguez-Norton. Le Compte des Grieux: James Creswell, Poussette: Antonella Zanetti, Javotte: Laura Fleur, Rosette: Ester  Ferraro, Monsieur de Brétigny: Daniel Gallegos, Sirvienta: Holly Brown, Posadero: Max Hochmuth.

Cor de la Generalitat Valenciana. Director del coro: Francesc Perales. Orquestra de la Comunitat Valenciana.

OW