Crítica: «Médée» Scala Milán Por Bernardo Gaitán
La tragedia griega en la versión operística de 1797 de Luigi Cherubini volvió a presentarse tras más de seis décadas de ausencia en el Teatro alla Scala. Una razón existe: había unos grandes zapatos que llenar. Además del estreno de la versión italiana de 1909, el teatro milanés tuvo un acierto al confiar las puestas de 1953 y 1961 a Maria Callas. La mítica soprano encarnó el complejo rol de manera tan encomiable que hasta el día de hoy el referente de Medea es la Callas en estas funciones. Crítica: «Médée» Scala Milán
Para la temporada 2024, esta producción de Médée -título original en francés- dio mucho de qué hablar, ya que se haría por primera vez en la historia del teatro la versión francesa, aunque el libreto de François-Benoit Hoffmann sufriría una ligera modificación para adaptar la opéra-comique a nuestros días. Los diálogos hablados que originalmente Hoffmann escribió fueron sustituidos en esta producción por una versión moderna de Mattia Palma, con un inquietante dialogo grabado siempre en francés entre los hijos de Medea. Otro punto que atrajo la atención internacional era la pregunta: ¿Quién sería la soprano que interpretaría el rol en el que el imaginario colectivo relaciona inmediatamente a la Callas? La respuesta original era: Sonya Yoncheva, quien por motivos familiares canceló su participación con bastante anticipación. El difícil rol fue finalmente encomendado Marina Rebeka (programada igualmente en esta temporada en Guillaume Tell en marzo y el Réquiem de Verdi en mayo) quien recientemente debutó el rol en la Staatsoper de Berlín.
La escalofriante puesta en escena fue firmada por el enfant terrible de la ópera italiana Damiano Michieletto. El escenario creado por Paolo Fantin mostraba una lujosa casa en estilo minimalista donde sucedieron los 3 actos de la ópera, que gracias a la eficaz iluminación de Alessandro Carletti y los sobrios vestuarios de Carla Teti, el regista veneciano pudo darle rienda suelta a la imaginación. Durante la obertura Medea paseaba por el escenario con un cochecito de bebé, mostrándose como una madre amorosa; al levantarse el telón la elegancia de la burguesa casa da la idea de ser un lugar triste. Las conversaciones susurradas de los niños -interpretados en el escenario por Tobia Pintor y Giada Riontino (sobre las voces grabadas en francés de Timothée Nessi y Sofia Barri)- que sustituían los diálogos hablados, dieron un tono angustiante y casi esquizofrénico a la regia. Otras ideas geniales de Michieletto fueron durante el envenenamiento de la diadema, cuando una impresionante hoguera de fuego se encendió en medio del escenario o la ingeniosa forma en que Medea asesinó a sus hijos, donde toda la escena era transmitida en vivo a través de una cámara de seguridad. Durante el interludio del II Acto un grafiti en la pared con la inscripción «Maman vous aime» (Mamá te ama) se llena de grietas para finalmente romperse y una gran cantidad de trozos de carbón caen del techo tras el aria del III Acto, lo cual transmite simbólicamente que la mente de Medea se cae en pedazos.
El foso estuvo ocupado por otro chico prodigio: Michele Gamba, el sitio que en la última producción de Medea pertenecía a Leonard Bernstein. El concertador milanés ofreció una extraordinaria visión de la música de Cherubini, tan equilibrada que nos hace conscientes de la poderosa influencia del clasicismo y del romanticismo en la partitura. La batuta de Gamba sobre la Orquesta del Teatro alla Scala, ejecuta los momentos de tensión y frenéticos finales con gran virtuosismo, recordando porque en su momento la crítica de la época considero Médée como ‘terrorismo musical’.
Por desgracia, la parte vocal no corrió la misma suerte que la orquestal. Marina Rebeka, tras haber interpretado el primer par de funciones en rol epónimo, tuvo que cancelar las siguientes dos por indisposición (algunos medios dicen que por cuestiones alérgicas y otros por enfermedad respiratoria) siendo sustituida por su cover. Para la función del 26 de enero (misma que debía transmitirse en varios canales de streaming con costo) se anunció a la soprano letona en el rol titular. Al aparecer para la quinta escena del I Acto y entonar la primera frase, Rebeka evidenció sus inconmensurables dotes histriónicos, un hermoso color de voz y la extraordinaria técnica que posee sin el menor rastro de indisposición. Para el aria Vous voyez de vos fils (conocida en la versión italiana como: Dei tuoi figli la madre) comenzó a tener evidentes problemas, se llevaba angustiosamente las manos a la garganta y gesticulaba hacia Gamba indicándole que no podía continuar cantando. La orquesta siguió tocando mientras ella se esforzaba inútilmente por entonar algunas frases. Al término del aria fue vitoreada con potentes gritos de: “Brava!” que provenían desde el loggione y con un gran aplauso del público logró terminar el primer acto. Antes del inicio del II Acto se anunció que a causa de una ‘potente gripa’ Rebeka no podría continuar con la función y sería su colega Claire de Monteil quien terminaría la ópera.
De Monteil, a pesar de haber subido al escenario de último momento, ofreció los actos II y III de forma loable. La soprano parisina posee una voz flexible y aterciopelada. En cuestión de actuación (probamente por los nervios del momento) no tuvo la misma desenvoltura que tuvo vocalmente. Heroicamente terminó la función sin contratiempos y sobre todo hay que reconocer que el pesadísimo y exigente tercer acto lo ejecutó con pasión. Fue aplaudida muy merecidamente su aria final Du trouble affreux qui me devore (conocida en la versión italiana como: Del fiero duol che il cor mi frange).
El líder de los Argonatuas y ex esposo de Medea, el ambicioso e ingrato Jason fue encomendado al tenor francés Stanislas de Barbeyrac, quien ofreció una interpretación actoral sin pena ni gloria, mientras vocalmente dejó mucho que desear; pues sus agudos fueron engolados aunque potentes y su línea vocal parca. Misma suerte corrió el bajo argentino Nahuel Di Pierro al ofrecer un mediocre Créon, carente de esplendor y dinamismo vocal así como de personalidad interpretativa. Crítica: «Médée» Scala Milán
Martina Russomanno en el papel de Dircé fue -junto con De Monteil- lo mejor de la noche, pues a pesar de su corta participación, la soprano italiana interpretó magníficamente el aria de bravura Hymen! Viens Dissiper une vaine frayeur devore (conocida en la versión italiana como: O amore vieni a me). El registro sobreagudo de Russomanno y sus agilidades fueron una grata sorpresa. Por su parte Ambroisine Bré interpretó a Néris, la consejera esclava de Medea, a quien Cherubini regaló la inesperada e intensa aria Ah! Nos peines seront communes (conocida en la versión italiana como: Solo un pianto) que la mezzosoprano francesa ejecutó meritoriamente. Cumplidoras fueron las confidentes damas de Dircé interpretadas por Greta Doveri y Mara Gaudenzi respectivamente.
La noche terminó con discretos aplausos para todo el elenco incluido el Coro del Teatro alla Scala y su director Alberto Malazzi. Mientras que Claire de Monteil, Michele Gamba y los dos niños fueron quienes se llevaron las ovaciones tras la caída del talón.
Milán (Teatro alla Scala), 26 enero 2024. Médée Ópera de Luigi Cherubini
Orquestra y Coro del Teatro alla Scala. Director musical: Michele Gamba. Director de escena: Damiano Michieletto. Escenografía: Paolo Fantin. Vestuario: Carla Teti. Iluminación: Alessandro Carletti. Dramaturgia: Mattia Palma
Elenco: Marina Rebeka, Claire de Monteil, Stanislas de Barbeyrac, Nahuel Di Pierro, Martina Russomanno, Ambroisine Bré, Greta Doveri, Mara Gaudenzi, Tobia Pintor, Giada Riontino.