La capital polaca puede parecer, como primera imagen que viene a la mente, una ciudad triste. Por cuestiones históricas la asociamos a eso pero la realidad es otra. Varsovia es una ciudad feliz y está «hirviendo» en muchas facetas. La cultural es una de ellas teniendo como mascarón de proa a su grandioso Gran Teatro (Teater Wielki), un complejo arquitectónico enorme que acoge un museo y representaciones de ballet y obras de cámara, además de ser la sede de la Ópera Nacional de Polonia. La programación que ofrece esta compañía dejaría a más de un aficionado con los ojos my abiertos. Y para muestra un botón: la ópera Médée de Luigi Cherubini, en una puesta en escena firmada por el australiano (nacido en Suiza) Simon Stone. Es una coproducción con el Festival de Salzburgo y que fue estrenada, con gran revuelo, en la ciudad austriaca en el verano de 2019. Estaba programada en Varsovia para el mes de abril de 2020 pero la declaración de pandemia la pospuso hasta enero de 2024.
La propuesta escénica de Stone, interesantísima por la lectura intersemiótica (mezcla de ópera, cine, audios de buzón telefónico y mensajes escritos). Con todos estos factores presenta a una Medea actual, una mujer de hoy viviendo en Varsovia, que lleva a sus hijos al colegio y vuelve a casa para recoger algo que olvidó y descubre a su marido con otra mujer. Con el divorcio y por ser ella extranjera pierde la potestad de sus hijos. El argumento se desarrolla en esta lectura de actualidad, con permiso judicial para tener unas horas a sus pequeños. Antes asesina a Néris en el día de su boda con Jasón y lleva su coche, con sus hijos dentro, a una gasolinera. Les prende fuego y ella desaparece. Todo muy truculento y un tanto previsible, cuando ya sabemos de qué va la historia, pero la realidad es que en los diarios de cualquier parte de este mundo podemos leer hechos parecidos. La puesta en escena funciona bien, es dinámica y exhibe problemáticas actuales que están presentes en los textos clásicos.
La legítima extrapolación del relato de Eurípides subraya su atemporalidad con la propuesta escénica de Stone, utilizando un escenografía realista (Bob Cousins) y vestuario actual (Mel Page). Suprimiendo los diálogos originales y añadiendo mensajes telefónicos dotando de agilidad y conectando con el espectador de hoy. La dirección de actores va a la par en esta relectura y se ejecuta con precisión por cada uno de los solistas y demás artistas. En este sentido la dirección musical de Patrick Fournillier organizó con acierto y agilidad los conjuntos, sin olvidarse de la carga dramática de los pasajes solistas ni el preciosismo tímbrico contenido en la música de Cherubini. Bajo su batuta la Orquesta la orquesta y coro titurlares del Teatr Wielki – Opera Nadorowa sonaron brillantes, teniendo claro la diferencia entre intensidad efectiva y la pura grandilocuencia.
En el último lustro hemos visto un especie de «renaissance» de la ópera más famosa de Cherubini, rescatada del olvido por María Callas en la década de los 50 del siglo pasado. Teatros de gran prestigio, como La Scala de Milán, la Metropolitan Opera de Nueva York, el madrileño Teatro Real y festivales tan potentes como el de Salzburgo; dan buena cuenta de esto. Se requiere de cantantes con muy buenos mimbres vocales y escénicos. Y en Varsovia, a pesar de no tener (aún) nombres rutilantes como aquellos que se presentan en los teatros mencionados antes, tuvimos un elenco homogéneo de muy buen nivel artístico. La soprano polaca Izabela Matuła fue una aguerrida anti-heroína con una vocalidad apropiada, a medio camino entre el lirismo y la más acerada visceralidad. El tenor canario Airam Hernández también exhibió el timbre adecuado para la parte de Jasón, con el empaque necesario en el centro de la voz y los extremos bien resueltos. Brilló la mezzosoprano Elżbieta Wróblewska como Néris, especialmente en su gran escena y aria del segundo acto, con una voz redonda y de generoso caudal.
El bajo Rafał Siwek, bien conocido en el extranjero, fue un rotundo rey Creonte, con voz amplia y noble que suma a su buen hacer actoral. Dircé fue interpretada por la soprano Joanna Moskowicz, poseedora de una voz de timbre agradable y homogéneo. El resto del elenco (Sylwia Salamońska, Katarzyna Szymkowiak) estuvo a la altura de sus compañeros, tanto en el gran trabajo actoral como vocal. El público de Varsovia fue caluroso en los aplausos, con ovación en pie al final de la representación.
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Varsovia (Gran Teatro / Teater Wielki), 26 de enero de 2024 Médée Ópera en tres actos con música de Luigi Cherubini y libreto de François-Benoît Hoffmann.
Coproducción de la Ópera Nacional de Polonia con el Festival de Salzburgo.
Dirección musical Patrick Fournillier Dirección de escena: Simon Stone
Orquesta y Coro del Teatr Wielki – Opera Nadorowa
Elenco: Izabela Matuła, Airam Hernández, Rafał Siwek, Elżbieta Wróblewska, Joanna Moskowicz, Sylwia Salamońska, Katarzyna Szymkowiak- OW
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