Crítica: «Missa Solemnis», de Beethoven, en el Festival de Granada

Por Gonzalo Roldán Herencia Crítica «Missa Solemnis» Festival Granada 

Una grandiosa Missa Solemnis  en el Festival de Granada

El Festival Internacional de Música y Danza de Granada recibe una temporada más a la Orquesta Nacional de España, una de las formaciones que en más ocasiones han visitado este evento que, siendo el decano de los festivales españoles, abre la temporada de música estival. Dirigida por su todavía titular, David Afkham, y en compañía del Coro Nacional de España, ofrecieron la interpretación de la Missa Solemnis de Ludwig van Beethoven en una versión vibrante e impactante tanto por su sonoridad como por su perfección. Crítica: «Missa Solemnis» Festival Granada 

David Afkham en un momento del concierto / Foto: Fermín Rodríguez

 

Poner en atriles esta partitura, una de las más complejas y conocidas del repertorio sinfónico coral de todos los tiempos, es todo un reto a la vez que una garantía de éxito, si se hace correctamente. Tal fue el caso, habida cuenta de la valía y experiencia de la ONE y de su coro, la preclara visión que David Afkham ha demostrado tener de la partitura, y del acierto de haber contado con un cuarteto solista de gran solvencia, formado por Sarah Wegener, Wiebke Lehmkuhl, Maximilian Schmitt y Ashley Riches. Todos estos elementos hicieron de esta Missa Solemnis una experiencia trascendental y profundamente conmovedora. La dirección de Afkham, firme en el gesto y decidida en la intención, logró extraer la esencia de esta monumental obra, ofreciendo una lectura rica en matices y fiel a la grandeza del compositor alemán.

Beethoven, que ya había tanteado el repertorio con su Misa en Do, concibió la partitura como una gran obra religiosa basada en los cinco rezos comunes de la liturgia cristiana, si bien su intención nunca fue el usarla en el ritual cotidiano, pues tanto por sus dimensiones como por sus particularidades estructurales resulta poco apta para ello. Se trata, más bien, de un tributo del compositor a un Dios con quien estuvo enfrentado por sentir que le había dotado de una enorme creatividad para luego privarle del sentido que le permitía disfrutarla; sin embargo, cuando compone la Missa Solemnis, Beethoven ya se ha reconciliadlo con el Creador y le ofrece, en señal de ello, este grandioso monumento a la música coral.

Desde los primeros acordes del Kyrie, la dirección de Afkham dejó claro su dominio tanto técnico como semántico sobre la partitura, recreando una atmósfera de solemnidad de gran expresividad, con un balance perfecto entre la orquesta y el coro que permitió a cada sección brillar con luz propia sin perder la cohesión del conjunto. Las intervenciones de los solistas fueron dotadas del necesario sustrato tímbrico para que pudieran construir su discurso con claridad, que en este número tiene bellos juegos de imitación. 

El Gloria fue acometido con brillantez y una claridad sorprendente. La orquesta mostró una riqueza de sonoridades que fue secundada por un coro perfectamente sincronizado, alcanzando un clímax emocional impactante. Afkham, con un tempo adecuado a cada sección, permitió que la majestuosidad de la partitura se desplegase con toda su fuerza. Los crescendos estuvieron manejados con gran maestría para mantener al oyente en vilo, mientras que los momentos de calma fueron un respiro contemplativo que realzó aún más la magnificencia de los pasajes más potentes. 

Hay que hacer una especial mención en este punto al cuarteto de voces solistas, entre las que destacó por su timbre poderoso y limpio, y por la belleza y presencia interpretativa, la voz de la contralto Wiebke Lehmkuhl; la cantante cautivó a todos los presentes en el Palacio de Carlos V de la Alhambra en cada una de sus intervenciones, cuidando las entradas y dotando cada frase del justo carácter beethoveniano. Igualmente oportuna estuvo en los dúos junto a la soprano Sarah Wegener, que resultaron encantadores. Por su parte, el tenor Maximilian Schmitt se mostró más limitado, pero estuvo hábil y presente en los números de conjunto,  y el barítono Ashley Riches desplegó una profunda y potente voz de poderosa tesitura, aunque falta de brillo en el registro agudo. Crítica «Missa Solemnis» Festival Granada 

Un momento del concierto en el patio del Palacio de Carlos V de Granada / Foto: Fermín Rodríguez

En el Credo la orquesta mostró una integración armoniosa de todas las partes, con una profusión de timbres y juegos motívicos muy oportuna, reforzada por la profundidad interpretativa del coro, que describió con precisión y emotividad los pasajes fugados y que resonó poderoso en cada sección de tutti, otorgando una sensación de reverencia y trascendencia a este número, pese a tratarse de un largo movimiento de escritura densa y compleja. Las secciones solistas, integradas de manera impecable en la estructura coral, destacaron por su pureza vocal y expresividad.

El Sanctus y Benedictus fue el momento más emotivo de la partitura; en él se alcanzó un nivel de lirismo y devoción dirigido directamente al alma de los asistentes. Destacó la belleza de la línea melódica del violín, quinta voz solista en este número, que interpretó maravillosamente la concertino de la ONE, Valerie Steenken. La violinista desarrolló un precioso contrapunto junto a los cantantes, discurso que a su vez estuvo hábilmente fusionado con las partes corales. La Orquesta Nacional de España, con su sonido cálido y envolvente, proporcionó el soporte perfecto para estos momentos de elevada espiritualidad.

Finalmente, con una mezcla de solemnidad y esperanza, David Afkham puso el broche de oro a la velada con el Agnus Dei. El movimiento final de la misa fue perfilado por el director con una serenidad y una rítmica precisa que mantuvieron la tensión hasta el último acorde, dejando una sensación de paz y grandiosidad en el auditorio y permitiendo que resonaran los ecos de estas sublimes armonías en las bóvedas del palacio. 

En definitiva, la interpretación de la Missa Solemnis por la Orquesta y Coro Nacionales de España bajo la dirección de David Afkham fue una intensa vivencia artística. La riqueza tímbrica y la precisión técnica de la orquesta fueron notables en toda la obra, especialmente en los momentos de mayor intensidad dramática. La combinación de excelencia técnica, sensibilidad interpretativa y una profunda comprensión de la obra de Beethoven por parte del director completaron la estampa, en una velada estival inolvidable. «Missa Solemnis» Festival Granada 


26 de junio de 2024, Granada (Palacio de Carlos V). 73 FESTIVAL DE GRANADA

Programa: Ludwig van Beethoven, Missa Solemnis en re mayor opus 123Orquesta y Coro Nacionales de España                                                Director Coro: Miguel Ángel García Cañamero                                        Solistas: Sarah Wegener, Wiebke Lehmkuhl, Maximilian Schmitt y Ashley Riches (bajo)                                  Director: David Afkham

OW