El Carnegie Hall de Nueva York fue testigo de una noche excepcional de música clásica, con un concierto protagonizado por el Chamber Ensemble de la Orquesta Metropolitana y la destacada soprano Nadine Sierra. El programa, ideado para el lucimiento de los músicos, ofreció una variedad de obras que sorprendieron al público y mostraron la versatilidad y el talento de los artistas.
La velada comenzó con la inusual «Fantasía para Theremin, Oboe, Cuarteto de Cuerdas y Piano» de Bohuslav Martinů, una pieza que combinó instrumentos de manera inusual y colorista. La mayoría de los asistentes nunca había escuchado antes el sonido del theremin, y a juzgar por los gestos en el público, su acogida fue desigual. A continuación, los espectadores fueron transportados de manera algo brusca a la era renacentista con los emotivos «Two Motets» de Carlo Gesualdo en un arreglo de Peter Maxwel Davies, que destacó la riqueza y la profundidad de la música vocal de la época, en este caso a cargo de los solistas de viento metal de la Orquesta del Met.
El punto culminante del concierto fue la aparición de la célebre soprano Nadine Sierra. Pudimos disfrutar de su registro medio en continuo crecimiento en «Melodia sentimental» y en el «Ária» de las Bachianas brasileñas No. 5 de Villa-Lobos. La Sierra no suele defraudar, y estas nuevas anchuras incrementan el lirismo de su línea de canto, cada vez más jugosa e inflamada. También se agradeció su espléndida dicción del portugués, una habilidad que escasea incluso en las mejores cantantes.
La Sierra no es una gran estilista, por lo menos de momento, pero sí es una de las cantantes que mejor conecta con el público, y sus apariciones siempre cuentan con un enorme interés por su honestidad musical y su profundidad emocional. Así quedó patente una vez más en el Carnegie Hall, donde el público hubiera recibido gustoso una ración musical más generosa por parte de la soprano.
Tras el descanso, el programa también incluyó el «Chôros No. 4» de Heitor Villa-Lobos, una obra que fusiona de manera genial la música popular brasileña con la tradición clásica europea, y el enérgico y acrisolado «Octeto para Instrumentos de Viento» de Igor Stravinsky, que cerró la noche de manera espectacular de mano de los solistas de viento, con un Maron Khoury (flauta) y Silvio Guitian (clarinete) especialmente inspirados.
Nadine Sierra, una diva del siglo XXI
Nadine Sierra, que cuenta ya con una trayectoria notable en Nueva York, ha demostrado ser una figura destacada en el mundo de la ópera. Con numerosas actuaciones aclamadas en la Metropolitan Opera y otros teatros de renombre, la Sierra ha ganado el reconocimiento por su talento y versatilidad. Sus actuaciones en la Metropolitan Opera, que incluyen su aparacición durante este mes en el rol titular de «Romeo et Juliette» de Gounod y también como Gilda en «Rigoletto» en la temporada próxima, prometen seguir cautivando a los amantes de la ópera con su voz y su emotividad en el escenario.
Desde sus humildes comienzos en Florida, Sierra ha escalado rápidamente en el mundo de la ópera, ganando prestigiosos concursos y recibiendo elogios y sobreponiéndose a la crítica. Su versatilidad vocal le ha permitido salir airosa de complicados papeles belcantistas y su carrera sigue creciendo con paso firme hacia roles que desafiarán su instrumento.
Sierra atribuye gran parte de su éxito a su pasión por la música y su dedicación a perfeccionar su arte. «La música es mi vida», dice Sierra, «es la forma en que expreso mis emociones más profundas y me conecto con los demás». Esta conexión emocional es evidente en cada una de sus interpretaciones, que transmiten una sinceridad y una intensidad que llegan al público con enorme efectividad.
Quizá el motivo de que Nadine Sierra sea una de las sopranos más queridas e icónicas de hoy sea su naturaleza empática, su capacidad para conectar con sus colegas y su audiencia. Esta empatía que se refleja en cada interpretación, es el material con el que se construye el carisma en el siglo XXI.
También juegan a su favor su fuerza y determinación, indispensables para cualquier estrella de la lírica, pero que son evidentes para quienes siguen a la artista en redes sociales. Sierra se prodiga en ellas con una presencia casi machacona, que en cualquier otro artista resultaría cargante, pero que ella sabe aprovechar de manera inteligente para arroparse con el apoyo de sus admiradores.
Quién sabe si esta diva del siglo XXI conseguirá que su nombre y su carrera sean de los que perduran en la historia de la ópera.
La Chamber Ensemble, una de las armas secretas del Met
El Chamber Ensemble de la Met Orchestra es una parte integral y valiosa de la Metropolitan Opera de Nueva York, que ha contribuido de manera significativa a su éxito y prestigio a lo largo de los años. Su historia y su importancia en la vida musical de la ciudad hacen de este ensemble un tesoro musical que continúa enriqueciendo el panorama operístico de Nueva York y más allá.
La formación de este ensemble surgió de la necesidad de adaptarse a las diversas necesidades musicales de la Metropolitan Opera. A diferencia de una orquesta completa, el ensemble está compuesto por un número reducido de músicos, lo que le permite abordar un repertorio más íntimo y diverso. Esta flexibilidad ha sido clave para la Metropolitan Opera, y le ha permitido presentar obras menos conocidas o de menor escala de una manera más efectiva y con una calidad superior.
La importancia del Ensemble de la Orquesta Metropolitana radica en su capacidad para ampliar el alcance artístico de la Metropolitan Opera y enriquecer su programación. Al ofrecer interpretaciones excepcionales de un repertorio diverso, el ensemble ha contribuido significativamente a la reputación de excelencia artística de la Metropolitan Opera, en estredicho en los últimos años, y ha apuntalado su disputada posición como una de las principales casas de ópera del mundo.
Weil Hall, Carnegie Hall, a 11 de marzo de 2024. The Met Orchestra Chamber Ensemble. Nadine Sierra, soprano.
Obras de Bohuslav Martinu, Carlo Gesualdo, Heitor Villa-lobos e Igor Stravinsky