Crítica Orliński Festival Ópera Múnich Por Luc Roger
En el marco del Festival de Ópera de Múnich, el contratenor Jakub Józef Orliński y el pianista Michał Biel nos invitaron a un variado programa musical que abarcó desde el canto barroco hasta la Belle époque pasando por el Romanticismo y el lied polaco. El sello distintivo de este recital fue la personalidad abierta y comunicativa del cantante, que estableció una connivente relación con el público, al que se dirigió desde el principio del espectáculo en inglés. Orliński hizo las veces de presentador, cantante e incluso de bailarín, pues es un excelente breakdancer, de lo que dio cuenta mostrando unos cuantos pasos y piruetas. Sus ojos y su amplia sonrisa intentaban establecer contacto con el público. Crítica Orliński Festival Ópera Múnich
Jakub Józef Orliński realizó una introducción a cada una de las diferentes partes del programa. Lo abrió con una ferviente aria de un pecador contrito que canta su amor al Señor, ‘Non t’amo per il ciel’, del oratorio de la Pasión de Johann Joseph Fux (Il fonte della salute, aperto dalla grazia nel calvario). Orliński ejecutó con verdad y gracia las emotivas variaciones de reprise típicas del canto barroco. Una obertura en forma de dedicatoria a lo divino. Le siguieron varias arias de Henry Purcell: ‘Music for a While’, ‘Fairest Isle’, ‘Strike the Viol’ y la no menos famosa ‘Cold Song’, el aria del genio del frío del King Arthur, con la guinda del acompañamiento de piano, que siempre pareció divertir al público, sobre todo al comienzo de esta canícula.

Los dos artistas quisieron mostrar a continuación las melodías de su querida Polonia natal, con canciones de Mieczysław Karłowicz, un compositor postromántico en busca de la esencia metafísica y espiritual. Sus canciones hablan de amor, pasión y muerte o invitan a escuchar la paz del atardecer junto a un lago tranquilo y oscuro. A estas piezas les sucedieron ‘Lágrimas’ y la encantadora ‘Hilandera’, dos lieder de Stanisław Moniuszko, el gran compositor de ópera polaco del siglo XIX cuya ópera Halka es hoy internacionalmente conocida. ‘La hilandera’ es una canción virtuosa y absolutamente sobrecogedora, cuyo acompañamiento de piano da vértigo. Los dos artistas la abordaron con brío.
Buen humor y relajación fueron las consignas de esta exquisita velada, que nos permitió hacer realidad aquello de que la música amansa a las fieras, y relaja las costumbres. Tras el viaje de descubrimiento (para muchos, sin duda) de las melodías polacas, Jakub Józef Orliński retomó la música barroca, embarcándose en las no menos peligrosas variaciones de la antífona ‘Aleluya, Amén’ (HWV 269) de Georg Friedrich Händel, cuyo tapiz sonoro tejió con los hilos dorados de una suntuosa voz. Probablemente no fuera casualidad que este tándem artístico abriera y cerrara su recital con una celebración de lo divino: las lágrimas de arrepentimiento del pecador que abre su corazón al amor inconmensurable de su Dios para empezar, la aclamación de alabanza al Señor para terminar.
Una gran y eufórica standing ovation del público dio lugar a cinco bises, durante los cuales cantante y pianista dieron rienda suelta aún más a su exuberante alegría en el canto, incluyendo el célebre ‘Come down, my Blusterers’ de The Tempest de Purcell. Jakub Józef Orliński y su siempre cómplice y magnífico pianista Michał Biel, que tienen el corazón en la garganta y en la punta de los dedos, se inclinaron ante el público con las manos sobre el corazón. Su recital fue mucho más que una demostración de habilidad; su recital fue un alegre compartir y un momento de gozosa comunión.
* * *
Festival de Ópera de Múnich, Prinzregententheater a 18 de julio de 2024: Recital del contratenor Jakub Józef Orliński y el pianista Michał Biel con obras de Johann Joseph Fux, Henry Purcell, Mieczysław Karłowicz, Stanisław Moniuszko y Georg Friedrich Händel.
OW Crítica Orliński Festival Ópera Múnich