Críti ca Jaroussky Les Arts Et in pulverem reverteris
Por Pedro Valbuena
Parece que ya es tendencia. Habida cuenta de que la venta de discos es ya puramente testimonial, los grandes nombres de la música barroca se abren paso a través de la promoción de esos mismos discos, tomando como pretexto la presentación de la grabación para realizar grandes giras. El esquema es siempre muy parecido. En primer lugar se argumenta un largo proceso de investigación en archivos, después un también largo periodo de selección del mejor material, y finalmente pruebas, ensayos y arrepentimientos. Es posible que todo ello sea algo exagerado, ya que ni los autores ni las arias que se presentan en este tipo de proyectos están sepultadas bajo un palmo de polvo en un monasterio perdido del Véneto, sino que todo forma parte del discurso de marketing.
Para este proyecto Jaroussky se aleja de su zona de confort para adentrarse en otra más confortable todavía, el estilo galante, que supuso de hecho la transición entre el grandioso estilo tardo barroco y la nueva estética del clasicismo. Un nuevo melodismo, más elegante y menos virtuosístico, que requiere de un mayor grado de expresión, pero de mucha menos pirotecnia. El programa está dedicado a autores denominados “menores”, como Hasse, que se formaron imitando los esquemas vivaldianos, y terminaron compartiendo veladas con el propio Mozart, del que se supone que dijo: “Este muchacho conseguirá que nos olviden a todos nosotros”. Dicho y hecho. Hasta los años 80, entre los nombres de Bach y Mozart, apenas se colaban media docena de autores. Crítica Jaroussky Les Arts
Las arias y piezas instrumentales seleccionadas para este trabajo son bonitas en el mejor de los casos, y correctas en el resto, pero creo sinceramente que volverán al olvido del que provienen, ya que no ofrecen ni la novedad ni la calidad que requiere una obra para consolidarse en el repertorio. Aun así, para los amantes de la música dieciochesca es una excelente oportunidad de deleite y aprendizaje.
El señor Jaroussky proporcionó a su entregado público una velada exquisita, donde su elegancia y buen gusto quedaron fuera de toda cuestión. No obstante, la voz de Jaroussky ya no es la de aquel casi niño prodigio que navegaba vertiginosamente entre escalas y trinos imposibles, acompañado por el Ensemble Matheus. Su voz no tiene la homogénea transparencia de entonces, lo cual es totalmente comprensible. Acusó falta de fiato en bastantes pasajes, y los saltos al registro grave no aterrizaron siempre felizmente. Algún pasaje sonó ligeramente desafinado y escuché un par de cascaduras. Su registro agudo estaba ya muy forzado hacia la mitad del concierto. A cambio, cantó con tan buen gusto que hasta las arias más insulsas resultaban conmovedoras. Su hermoso timbre y sus fraseos delicados aportaron matices sólo atribuibles a este gran artista. El punto álgido de su interpretación llegó a través de la intensa aunque poco original Gelido in ogni vena, de Ferrandini, donde el entendimiento con la orquesta fue total, logrando un verdadero clímax emocional.
La formación elegida para este nuevo proyecto ha sido Le Concert de la Loge, dirigidos por su concertino, Julien Chauvin. Una excelente agrupación cuya plantilla se ajustaba rigurosamente a criterios historicistas. Quizá se hubiese podido prescindir de la teorba, que en la segunda mitad del siglo ya se consideraba un arcaísmo, y que junto con el clave pasó prácticamente desapercibida, ocultos ambos por el nutrido grupo instrumental que subrayaba la línea del continuo. El conjunto sonó potente y afinado, tan sólo se les podía reprochar alguna anacrusa desajustada y poco más. Su articulación fue brillante, y las piezas instrumentales, especialmente la hermosa fuga en sol menor de Hasse, pusieron de manifiesto la calidad del conjunto. Eso sí, hubo bastantes pasajes en los que la voz desaparecía bajo la textura del acompañamiento. Excelentes trompas y oboes.
A pesar del evidente cansancio que acumulaba al final de la actuación, el señor Jaroussky ofreció a su público dos de sus legendarias arias di baule. La segunda de ellas, vedro con mio diletto, de Vivaldi, concitó de nuevo en el escenario al Jaroussky de antaño: elegante, fresco, joven, maravilloso… Crítica Jaroussky Les Arts
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Valencia, 30 de noviembre. Palau de Les Arts. Sala principal. Philippe Jaroussky, contratenor. Julien Chauvin, concertino y director. Le concert de La Loge.
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