Crítica: Recital de Benjamin Berheim en el Teatro alla Scala

Crítica: Recital Benjamin Berheim Scala Por: Bernardo Gaitán

Uno de los cantantes que últimamente más llaman la atención últimamente en el mundo operístico es la del tenor parisino Benjamin Bernheim. En último lustro ha conquistado los escenarios de los teatros más prestigiados del mundo. Desde la noche del jueves 5 de octubre, se suma una raya más al tigre: el Teatro alla Scala. El debut en el escenario milanés fue en un formato del que pocos cantantes en el mundo pueden presumir: un recital como solista. En este caso acompañado al piano por Carrie-Ann Matheson. Crítica: Recital Benjamin Berheim Scala

El tenor Benjamin Berheim en un momento del recital / Foto: Brescia e Amisano – Teatro alla Scala

El evento se podría resumir en dos partes: la francesa y la italiana. Presentar un programa que contenga únicamente esta dualidad musical, cada una con raíces tan profundas, comporta un riesgo de aceptación muy alto. Culturalmente es bien sabida la rivalidad de Italia con Francia (gastronómica, enológica, artística o lingüística por mencionar algunas); por lo que presentarse por primera vez en un icónico escenario italiano como el de la Scala y presentar el 80% del programa con música francesa que no contiene los “show-stoppers” galos, es muy pretencioso. Por otra parte hay que reconocer que se trató de un programa en el cual Bernheim se sentía comodo, seguro y probablemente era una forma de compartir música íntima y personal para él. Crítica: Recital Benjamin Berheim Scala

El resultado -bastante predecible- fue que la parte francesa fue recibida con cierta indiferencia por parte del tradicionalista público milanés. Algunos de los asistentes cedieron a los brazos de Morfeo durante la primera parte del concierto que consistía en el ciclo Poème de l’amour et de la mer op. 19 de Ernest Chausson. Durante «La fleur des eaux», la voz de Bernheim sorprendió por el hermoso e inesperado color de su voz. Posteriormente cedió el turno a Matheson quien ofreció el Interludio a piano solo con inspiración, para terminar tanto el ciclo como la primera parte del concierto con La mort de l’amour. Bernheim evidenció el profundo conocimiento que posee de la música de cámara francesa.

Benjamin Berheim / Foto: Brescia e Amisano - Teatro alla Scala
Carrie-Ann Matheson y Benjamin Berheim en un momento del recital / Foto: Brescia e Amisano – Teatro alla Scala

Tras una pausa de veinte minutos, el tenor volvió al escenario para interpretar tres piezas de Henri Duparc, que tuvieron exactamente el mismo efecto en el público que el ciclo de Chausson. La triada L’invitation au voyage, Extase y Phidylé confirmaron que el repertorio francés le queda a Bernheim como anillo al dedo, y que su técnica vocal es extraordinaria, aunque los aplausos del público en platea indicaran lo contrario. Llegó el turno al repertorio italiano, y como si de otro cantante se tratara, la voz de Bernheim se volvió otra -técnicamente hablando- mientras el rostro de los desganados asistentes cambió drásticamente.

Durante «I pastori» de Ildebrando Pizzetti, la voz del tenor se aligeró y entonó los versos  de Gabriele D’Annunzio, que junto a la Serenata de Pietro Mascagni encaminaron a una enérgica interpretación que no se vio en toda la parte francesa. Para terminar el recital eligió obras de un amado de la Scala: Giacomo Puccini. De él interpretó: Mentìa l’avviso, Terra e mare, Sole e amore, Morire?. Durante estas cuatro piezas -además de entusiasmar al público- Bernheim mostró por primera vez una enorme potencia vocal que cubrió todo el recinto como pocas voces agudas lo hacen y evidenciando como un verdadero tenor lírico sumamente dotado. El único inconveniente en la interpretación del repertorio italiano, es que su lengua materna lo traiciona. Bernheim es incapaz de cantar con las vocales plenamente abiertas -tan elementales en la lírica italiana- pues emite las vocales cerradas y engoladas como lo requiere una correcta pronunciación del idioma francés. Un detalle pequeño, pero muy evidente sobre todo para un repertorio tan exquisito y específico como el que ofreció de encore: «Recondita armonia» de Tosca y «Addio fiorito asil» de Madama Butterfly. Crítica: Recital Benjamin Berheim Scala

Tras una interpretación muy cuidada del repertorio lírico local, varios nos preguntamos ¿porqué no destinó todo el programa en explotar un repertorio que le sale tan bien y que hubiera sido mucho más apreciado en Italia?. La respuesta tal vez nunca la sabremos, pero lo que si sabemos es que podremos disfrutar de una verdadera experiencia en su próxima cita en Milán, cuando interprete a Werther de Jules Massenet. Cabe mencionar que Matheson posee un toque inmaculado y muy refinado en el repertorio francés; mientras la música italiana -en particular el Puccini- carecieron de esa intensidad y emotividad básica en este tipo de repertorio. No es que lo hiciera mal, pero cuando se toca verismo, se requiere una explosión de sentimientos y pasión que estuvieron ausentes.


Milán (Teatro alla Scala), 5 de octubre de 2023   Recital de canto y piano. Obras de Duparc, Chausson, Pizzetti, Mascagni y Puccini.

Benjamin Bernheim, tenor                     Carrie-Ann Matheson, piano

OW