Crítica. «Requiem» de Verdi en la Metropolitan Opera

Por Carlos J. López Rayward

Pese a que las aguas de una tormenta tan histórica como inesperada aún inundaban las calles de Nueva York, el público de la gran manzana, curado de espanto, acudió expectante al «Requiem» de Verdi en la Metropolitan Opera.

El director artístico de la compañía, el canadiense Yannick Nézet-Séguin, volvía a subirse al podio del Met en la semana inaugural de la nueva temporada de ópera en Nueva York. El Réquiem de Verdi se va convirtiendo en una obra habitual en el Met, sobretodo tras el enorme éxito de la versión que la orquesta ofreció el 11 de septiembre de 2021, con una Ailyn Pérez estelar y un público emocionado por el vigésimo aniversario de los ataques terroristas.

Yannick Nézet-Séguin. Foto: Richard Termine / Met Opera
Yannick Nézet-Séguin. Foto: Richard Termine / Met Opera

En esta ocasión, Nézet-Séguin vuelve a demostrar su dominio de los cuerpos estables del Met, que le siguen atentos y solícitos, dejando momentos de gran calidad musical. Es notable la capacidad del director para subsanar desbarajustes y errores sin perder la compostura ni apenas inmutarse, casi como si los defectos fueran parte del plan. En general, pudimos ver al mismo Nézet-Séguin inteligente y trabajador de siempre, pero menos inspirado que en otras ocasiones, tan efectivo como efectista.

Uno de los más aplaudidos de la noche fue el veterano director del coro Donald Palumbo, que ha anunciado su retirada tras la presente temporada. Fue ese anuncio, además del lujo que sigue ofreciendo el coro del Met, lo que motivó una calurosa respuesta del público durante los saludos finales.

Los solistas elegidos por Nézet-Séguin fueron la soprano Leah Hawkins, la mezzo Karen Cargill, el tenor Matthew Polenzani y el bajo Dmitry Belossleskiy. Por desgracia, ninguno de ellos estuvo a la altura de la ocasión y el escenario.

La soprano americana Leah Hawkins dejó los momentos vocales más emotivos. Hawkins regaló al público una bellíma línea de canto, sustentada en una media voz delicada y expresiva. La pequeñez de su instrumento y el poco desarrollo de su registro medio y bajo se vieron compensados por un Nézet-Séguin muy ayudador.

La mezzo escocesa Karen Cargill no tuvo su noche. Siempre incómoda en su parte, lo pasó mal para sacar adelante el canto, con una proyección estrangulada y cargada en la gola, fallos de afinación y ataques en falso. Cargill deberá esforzarse en demostrar sus verdaderos atritutos artísticos si quiere convencer en Nueva York.

¨Requiem¨de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Richard Termine / Met Opera
¨Requiem¨de Verdi en la Metropolitan Opera. Foto: Richard Termine / Met Opera

Matthew Polenzani no brilló como en otras ocasiones. El célebre tenor americano dejó un Ingemisco elegante y muy refinado, dejando patente su canto elitizado y el control de la media voz. Pero en el resto de sus intervanciones se mostró más discreto, con agudos a plena voz abiertos y apretados, lo que arrojó dudas sobre su estado vocal.

Por último, el bajo ucraniano Dmitry Belosselskiy, que cantará también Zaccaria en Nabucco, como ya hiciera en Madrid la temporada pasada, hizo un gran esfuerzo por lucir sus prestaciones vocales. Con un timbre rocoso y oscuro, y una emisión potente como mejor munición vocal, el ucraniano desarrolló empero un canto poco musical, muy muscular.

La Metropolitan Opera obró el milagro de no cancelar un concierto que parecía imposible para los que vimos las calles de Nuevas York convertidas en ríos. Lástima que el resultado final se viera marrado por la incorrecta selección de lo solistas; un problema que en el Met, por desgracia, comienza a ser demasiado común.

OW


Messa da Requiem, Giuseppe Verdi.

Nueva York (Metropolitan Opera), 29 de septiembre de 2023. The Metropolitan Opera Orchestra. Yannick Nézet-Séguin, director. Metropolitan Opera Chorus. Donald Palumbo, director del coro.

Leah Hawkins, soprano. Karen Cargill, mezzosoprano. Matthew Polenzani, tenor. Dmitry Belossleskiy, bajo.