Crítica: «Turandot» Festival Granada Por Gonzalo Roldán
Turandot triunfa en el Festival de Música y Danza de Granada
El Palacio de Carlos V de la Alhambra se convierte con el inicio del verano en uno de los escenarios preminentes del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Este evento musical, que abre la temporada estival de festivales, ha apostado en su programación de este año por la lírica, presentando en versión de concierto Turandot, la ópera póstuma de Giacomo Puccini. La interpretación estuvo a cargo del mismo elenco que cierra la temporada del Teatro Real, desplazados a Granada para la ocasión.
El Turandot de Granada resultó muy estimulante para el oyente habitual, y frente a lo que puede ser asistir a la producción del Teatro Real, con la estática escenografía de Robert Wilson, ofreció una visión distinta de un mismo hecho artístico de enorme interés para su análisis y percepción. En primer lugar, la Orquesta del Teatro Real desplegó una riqueza tímbrica y una fuerza expresiva a la que no estamos acostumbrados durante la temporada, dadas las limitaciones de espacio y acústica que el foso del teatro impone. Por otro lado, los cantantes, despojados de los elementos de caracterización y las exigencias coreográficas del director de escena, se mostraron con naturalidad y frescura en sus intervenciones; durante la interpretación iban entrando y saliendo al frente del escenario, e interactuaban entre sí construyendo con coherencia y credibilidad la trama lírica.
Una vez expuestos los valores añadidos que ofreció la presentación en versión de concierto de este Turandot del Teatro Real en Granada, desgranemos los logros de la producción, reafirmando los parabienes ya expuestos con motivo de su estreno en Madrid. Indudablemente, la labor artística de Nicola Luisotti al frente de todo el proyecto es en gran medida el secreto del éxito de la producción. De gesto seguro y muy preciso, este director, que se ha curtido en los fosos de ópera de medio mundo, mostró su profundo conocimiento de la partitura y las necesidades expresivas que la obra de Puccini requiere. A partir de unos tempi muy dinámicos y una textura brillante y rica en matices, supo equilibrar en todo momento los efectivos orquestales con las voces, potenciando las intervenciones del coro y cuidando el diálogo con los cantantes solistas.
Otro valor añadido fue la interpretación del Coro titular del Teatro Real, una formación poderosa y versátil que deslumbró con su capacidad expresiva. El coro, situado en gradas en torno a la orquesta, representó magistralmente a los súbditos de la princesa Turandot, ese personaje colectivo que durante la jornada nocturna en que se desarrolla la acción es testigo activo de lo ocurrido. La parte de coro fue concebida por Puccini de una forma muy diferente a como la había trabajado hasta el momento; no le confía un número concreto para dar color a una escena o situación, sino que desde el inicio de la obra hasta el final está presente en la escena opinando, comentando, incluso hostigando a los personajes protagonistas. En este sentido, la labor del hasta ahora director Andrés Máspero ha sido de gran valía, garantizando que las intervenciones fueran precisas en tempo e intensidad, a la par que con una cuidada dicción. Merece mención especial la actuación de las voces blancas del Coro Infantil “Elena Peinado” de Granada, que sonaron claras y cristalinas gracias a la preparación y profesionalidad de su directora titular.
Si a estos aciertos se añade la calidad de todo el elenco de voces solistas, se hace evidente el incuestionable éxito que este Turandot cosechó en Granada. Se acallaron así las voces críticas que se refirieron con cierto menosprecio a la decisión de Antonio del Moral de traerlo desde el Real al Festival, demostrando que, lejos de tratarse de una “gira de provincias”, ha supuesto una buena oportunidad de observar de cerca aspectos que de otra forma escapan a la percepción. La gran protagonista de la noche fue la soprano Anna Pirozzi, una potente voz de gran desarrollo, particularmente en sus poderosos agudos, como demostró en la exigente escena de los tres enigmas del segundo acto, primera aparición de la princesa Turandot que da título a la ópera. La frialdad con la que representa su distanciamiento con el amor convirtió su interpretación en fidedigna y muy a propósito con el personaje, y su excepcional despliegue vocal la elevaron a lo más alto, siendo ovacionada con fuerza por el público. Le acompañó en escena y en la recepción del calor del público Jorge de León como Calaf, quien se fue creciendo a lo largo de la velada. Con una también considerable potencia vocal, riqueza de armónicos y un registro medio muy bello e interesante, el tenor interpretó su papel de abanderado del amor con gran presencia y fuerza expresiva; destacó en la ejecución de los pasajes agudos que le exige la partitura, acometiéndolos con solvencia, sobre todo teniendo en cuenta la dificultad de las escenas a dúo con Anna Pirozzi, que resolvió con gran elegancia y buen gusto.
Otra voz que cautivó por su belleza y despliegue de recursos fue la de Salome Jicia, en su papel de la esclava Liú que se inmola por amor. La soprano, que hizo alarde de un fraseo de gran belleza y unos agudos muy cuidados y timbrados, con hermosos pianos en el tercer acto, llenó el escenario en cada una de sus intervenciones. Igualmente, resultó impactante la profunda voz del bajo Adam Palka como Timur, que en su rol demostró un amplio registro, oscuro y de gran proyección, muy a propósito para dar sentido a su personaje. Completó el cuadro actoral el tenor Vicenç Esteve como el Emperador Altoum, contundente en lo vocal, con un timbre fino pero brillante de enorme calidad y claridad. Finalmente, merece una especial mención el trío de cantantes que interpretan a los tres ministros de la corte, que acometieron sus intervenciones con gran expresividad vocal pese a tratarse de una versión de concierto. El barítono Germán Olvera como Ping destacó con su voz de ricos armónicos y su vis actoral, y su labor se completó con el correcto desarrollo interpretativo de Moisés Marín como Pang y Mikeldi Atxalandabaso como Pong; ambos tenores realizaron una esmerada interpretación de sus personajes tanto vocal como actoralmente, y los tres destacaron en el escenario con un empaste magnífico entre ellos.
En suma, Granada asistió a una interpretación de Turandot de alto nivel, que recupera la ópera para los espacios de su Festival. Con ella, el elenco del Teatro Real cautivó a los asistentes y regaló una velada lírica de gran calidad, recreando una bella ilusión que los transportó al oriente mítico imaginado por Puccini, bajo la clara luna de una tibia noche granadina. Crítica: «Turandot» Festival Granada
Turandot, drama lírico en tres actos de Giacomo Puccini (1924) con libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni.
Orquesta y Coro titulares del Teatro Real (Andrés Máspero, director del coro)
Coro infantil “Elena Peinado” (Elena Peinado, directora)
Dirección Musical: Nicola Luisotti Crítica: «Turandot» Festival Granada
Reparto: Anna Pirozzi, Vicenç Esteve, Adam Palka, Jorge de León, Salome Jicia, Germán Olvera, Moisés Marín, Mikeldi Atxalandabaso, Gerardo Bullón.
Lugar y fecha: Palacio de Carlos V (Alhambra), 12 de julio de 2023.