El Cuarteto Gerhard en Harmonia Mundi: pisando fuerte

Cuarteto Gerhard
Cuarteto Gerhard

El Cuarteto Gerhard realiza su carta de presentación discográfica en el sello francés Harmonia Mundi, dentro de su ciclo harmonia#nova dedicado a los jóvenes intérpretes, con tres interesantes obras de Schumann, Berg y Kurtág que por otro lado no se hallan entre las más determinantes para la historia del cuarteto de cuerda.

De entrada el Cuarteto op. 41 nº 3 en la mayor de Robert Schumann, obra de compleja estructura armónica que el conjunto catalán edifica con decidido empeño y sobresaliente resultado en el doble plano expresivo y técnico, como lo demuestra el segundo movimiento, Assai agitato, en donde resulta palmaria la encendida vehemencia interpretativa. Una honda poesía expresiva subyace en el Adagio molto, de línea muy refinada y sonido compacto, antes de la renovada pasión que insuflan al saltarín Finale. Allegro molto vivace, sin perder ni un ápice la virtuosa rítmica del discurso, que deja atrás las brumas del siempre problemático primer movimiento.

El salto al siglo XX se produce en primer lugar de la mano de la audaz Suite lírica de Alban Berg, obra fruto de la turbulenta pasión amorosa del compositor vienés por Hanna Fuchs-Robettin, y de cuya relación la partitura está plagada de detalles y mensajes ocultos. La lectura de la partitura, de una complejidad técnica fuera de toda duda y que revela la gran valentía del cuarteto catalán por adentrarse en ella, es árida e incisiva, y se recrea en las rugosidades de la textura armónica y la aspereza de este géiser de motivos e ideas musicales, sin renunciar al halo poético que la música de Berg siempre destila. Penetra con sumo rigor en el complicado universo dodecafónico de la pieza y su anhelo de sublimación. Particularmente admirable es el sonido que los cuatro instrumentistas confieren al Allegro misteriosoTrio estatico y la atmósfera netamente tenebrosa que destinan al Presto delirando-Tenebroso y al Largo desolato conclusivo, con su consustancial grado de desolación.

Y como colofón de este trabajo discográfico, los 15 aforísticos movimientos del Officium breve de György Kurtág, cuyo inquietante y esquemático universo herencia de Anton Webern sirve para demostrar que el Cuarteto Gerhard conoce muy bien lo que tiene entre manos a la hora de acometer el repertorio más contemporáneo, y lo que es más sorprendente, que se atreve con todo reto interpretativo que se le presente por delante. Por esa razón, el futuro de este joven cuarteto, que ya viene pisando fuerte, está más que asegurado.

Germán García Tomás