“Crítica Concierto 7/ Ciclo Sinfónico ONE»
Día 10/1/14 19:30 h Sala: Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música en Madrid
Obras:
Primera parte
Arnold Schönberg (1874-1951)
Fünf Orchesterstücke (cinco piezas para orquesta), opus 16
1. Vorgefühle
2. Vergangenes
3. Sommermorgen an einem See
4. Peripetie
5. Das obligate Rezitative
Richard Wagner (1813-1883)
Wesendonck Lieder, WWV91, instrumentación para contralto y orquesta de cámara de Hans Werner Henze (1976)
I.Der Enbgel
II.Stehe Still!
III.Im Treibhaus
IV.Schmerzen
V.Träume
Segunda parte
Gustav Mahler (1860-1911)
Sinfonía núm. 1, en re mayor, Titán.
Langsam, schleppend
Kräftig, bewegt doch nicht zu schnell
Feilerlich und gemessen, ohne schleppen
Stürmisch bewegt
El programa del concierto número 7 del ciclo sinfónico de la Orquesta nacional de España tenía un hilo conductor muy claro como indicaba el crítico Arturo Reverter en las notas al programa de mano. Suponía uno de los pocos conciertos que va a interpretar este año el nuevo flamante director de la orquesta, el joven alemán tenía ganas de agradar desde el principio y lo consiguió con plenitud.
En la primera parte lidió las cinco piezas orquestales de Schönberg, más cercanas al atonalismo que a su dodecafonismo superior, con gran seguridad en la medida de los tempos y los continuos cambios de rangos dinámicos, desde lo más piano a los fortes. La orquesta sonó conjuntada y transmitió esa “alternancia ininterrumpida de colores, ritmos y (de) atmósferas”. La música fluyó en su discontinuidad con elocuencia.
A continuación tocó dirigir con sensibilidad y delicadeza para empastar convenientemente en los Wesendonck Lieder wagnerianos con la contralto Nathalie Stutzmann. Nathalie tiene un instrumento vocal muy bello, cálido, de puro terciopelo en las notas medias pero carece de una tesitura lo suficientemente amplia y robusta para afrontar algunas partes de estos lieder. En el primero de ellos “Der engel” le faltó mucha potencia en las notas más graves, apenas distinguibles por momentos con la pequeña orquesta; esto restó efectividad a la expresividad de esta canción. Sin embargo, cada uno de ellos estaba perfectamente pensado en cuanto a la línea de canto a seguir y su conveniencia de canto con respecto al texto cantado, esto fue palpable en su interpretación de “Stehe Still!” o en “Im treibhaus”. Consiguió frases de gran belleza “Schmerzen” y, por momentos, soñamos en “Traume”; de todos modos, su actuación fue bastante irregular y solo arrancó aplausos tibios.
Ya en la segunda parte Afkham sabía que era su momento y tenía que aprovecharlo. Desde los primeros compases del primer movimiento se pudo comprobar que su interpretación era bastante personal, el trabajo orquestal que ha habido por detrás ha conseguido imprimir un sello distinto a esta obra que goza del favor del público por sus efectismos. Manejó fabulosamente los clímax, como el de ese primer movimiento. En el segundo, más vienés, destiló clase en la interpretación, tiene un gesto clarísimo y noble, digamos que incluso distinguido a la hora de dirigir. En el maravilloso y genial tercer movimiento sacó verdadero oro de la profusión de los temas, impresionante el solo inicial del contrabajo con el tema del comienzo y muy reseñable el trabajo de la flauta travesera y el oboe en sus bellísimas melodías. El movimiento final es espectacular, a pesar de que muchas veces se ha dicho que es demasiado vacuo y efectista en la búsqueda de la empatía, consiguió una visión que convenció al público presente; redundando incluso en otros efectismos, como que para subrayar el tema final, se levantaran las siete trompas de sus asientos; el efecto fue, como se puede inferir, épico para un movimiento como este, sabía muy bien lo que tenía que hacer para que funcionara y ganarse al público de Madrid.
Los ”bravos” finales que le hicieron saludar en varias ocasiones certifican que se ha metido en el bolsillo a los espectadores. Todo un triunfo.
Solista/s: Nathalie Stutzmann, contralto
Orquesta: Orquesta Nacional de España
Director/a: David Afkham
Mariano Hortal
