Del genio Robert Wilson con su magnético minimalismo en la ópera de Puccini, a la maestría coreográfica de Jerome Robbins, cuya coreografía ha cumplido 50 años, y la gran presentación del ballet de Cathy Marston sobre la violonchelista Jacqueline du Pré
Cristina Marinero
Asistir a cualquier obra dirigida por Robert Wilson es siempre una experiencia como de otro mundo, con su minimalista uso de la luz y el espacio, sus peculiares personajes maquillados de blanco y su impactante ritmo interno, como en su versión de esta Turandot grabada en el Teatro Real en noviembre de 2018, que se emite en cines este jueves 13 de febrero.
Si la imagen que tenemos de sus grandes títulos tiene que ver con un movimiento cada vez más como de cine mudo, en sus inicios la coreografía formó parte absoluta de su ideario para la puesta en escena.
Su Einstein on the Beach, la fabulosa ópera que hizo con Philip Glass y rompió esquemas, vista en Barcelona, en el Liceo, y, en la capital española, en el Teatro de Madrid, en septiembre y octubre de 1992, respectivamente, la danza llevaba la firma de Lucinda Childs y la interpretó su Dance Group. Sin embargo, en su estreno absoluto de 1976 en el Festival de Aviñón, por el que alcanzó el firmamento de las artes escénicas, el coreógrafo original era Andrew de Groat, tristemente fallecido hace poco, en enero de 2019, a los 71 años, en Francia, donde se había instalado con su compañía, Red Notes, desde 1982.
También ayudante de Jerome Robbins en sus temporadas montando coreografías en París, De Groat había conocido a Wilson en 1966, cuando trabajaba en el famoso Bleecker Street Cinema, uno de los templos del cine independiente que nutrieron Nueva York de cultura, mientras seguía con su actividad en las artes plásticas y la danza. Fueron pareja y el movimiento spinning que identifica a este coreógrafo surgió para los trabajos que realizó conjuntamente con el hoy emblemático director. No ha sido muy conocido, y por eso aprovechamos este espacio para sacar a la luz su aportación y talento en los inicios de Robert Wilson y su magna obra.
A esta emisión en diferido que distribuye Versión Digital, y que puede verse, entre otros, en los Cines Kinépolis, le sigue en el calendario el directo del martes 25 de febrero, desde Covent Garden, del programa de The Royal Ballet titulado The Cellist.
Supone la presentación mundial en la gran pantalla de esta creación de Cathy Martson (su estreno absoluto en la Royal Opera House es el próximo 17 de febrero), con música de Philip Feeney que dirige Andrea Molino.
Llega junto a uno de los títulos mágicos de Jerome Robbins, Dances at a Gathering (1969), elegante y elegíaca obra maestra diseñada para cinco parejas sobre piezas de Chopin, que ha cumplido 50 años. Fue la primera coreografía que creó para el New York City Ballet a su regreso, después de trece años ausente de la compañía de George Balanchine y Lincoln Kirstein, tras dedicarse a su propio grupo, los Ballets USA, y a los musicales de Broadway, entre ellos su gran éxito después de West Side Story (1957), El violinista en el tejado (1964).
La compañía que dirige Kevin O’Hare ha recibido en sus salas de ensayo durante los pasados meses a la coreógrafa Cathy Martson (Newcastle, UK, 1975) y con esta obra realiza su primer trabajo para The Royal Ballet, donde fue artista asociada a principios del milenio. The Cellist está inspirada en la dramática vida y carrera de la prestigiosa violonchelista británica Jacqueline du Pré (1945-1987), quien tuvo que retirarse antes de cumplir los treinta al diagnosticársele esclerosis múltiple, enfermedad degenerativa por la que murió con solo 42 años.
Dances at a Gathering está protagonizado por Marianela Núñez, Luca Acri, Francesca Hayward, la española Laura Morera, Yasmine Naghdi y Federico Bonelli, entre otros, con Robert Clark al piano.
Cathy Martson ha creado The Cellist para la primera bailarina británica Lauren Cuthbertson, Matthew Ball y Marcelino Sambé, como principales figuras.