‘Diálogos de Carmelitas’ en Jerez: exitoso diálogo entre realidad y ficción

                                                               Diálogos Carmelitas Jerez Por María Ogueta

Expectación y teatro lleno en la segunda función de Diálogos de Carmelitas de Francis Poulenc, una deliciosa y contundente obra raramente representada en nuestro país para la que la recién reincorporada Ainhoa Arteta, al frente de un estupendo elenco, suponía un valor añadido. Ya antes de empezar la obra quedaba claro que estábamos ante un nuevo acierto por parte del Centro Lírico del Sur, dirigido por Isamay Benavente, quien contra viento y marea ha sabido sostener valerosamente la actividad de la entidad, no suspendiendo ningún espectáculo durante los últimos dos años. Merecidísimo el premio AIE “Amigo de Honor” que le otorgó recientemente la Sociedad de Artistas. El año pasado recayó en el Teatro Real de Madrid y el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Jerez

El capitán de esta operación era Francisco López, que al frente de la dirección de escena, la escenografía y el espacio visual, ha superado el difícil reto de equilibrar magistralmente una obra de altísima tensión dramática. Sin duda, con su trabajo logra armonizar los aspectos existenciales, psicológicos, sociológicos, antropológicos y emocionales de la historia, los cuales generan una carga muy difícil de sintetizar sobre una escena que intenta reflejar varias épocas y poner en evidencia el papel que juega el miedo a en nuestra vida: miedo al poder, miedo a la muerte, miedo a nosotros mismos. Poulenc era un genio encendido, así como lo eran G. Bernanos, autor de la trama teatral en la que se inspira el compositor, y la escritora y teóloga alemana Gertrud Von le Fort, autora asimismo de la pequeña novela en la que se inspiró Bernanos. Diálogos Carmelitas Jerez

Un momento de ‘Diálogos de Carmelitas’ © Javier Fergo – Teatro Villamarta 2022

Esta novela, de género epistolar, explica el arresto y la ejecución de 16 carmelitas de Compiège, hecho que sucedió realmente en los días de Terror de la Revolución Francesa. Para el final de su ópera, el del grupo de los seis compuso una sobrecogedora escena en la que todas las monjas cantan al unísono antes de ser decapitadas, una a una, en la guillotina. López utiliza con acierto estos elementos, trayéndolos al siglo XX y coordinando en una perfecta coreografía música y trama. Además cuida al detalle el movimiento escénico y gestual, ajeno a histrionismos individualistas, algo que debemos agradecer al malagueño Javier Hernández.

Por otro lado, la introducción de dos nuevos personajes como son Bernanos y  Gertrude Von le Fort, interpretados respectivamente por los actores Eduardo Aguirre y Sonia Gómez, dota a la obra de una nueva dimensión narrativa que conecta directamente con realidades más cercanas. Ambos personajes se mueven por el escenario sin interactuar con los demás, pues su función es evidenciar las conexiones entre los protagonistas y los autores de la novela: la misma Blanche es el alter ego de la escritora alemana, quien conoció la historia de las Carmelitas cuando estaba refugiada en un convento para huir de la persecución nazi, y Bernanos simboliza el recuerdo del pasado que siempre acecha, como la muerte en todos sus espectros: guerras, hambrunas, epidemias.

López sabe encontrar el momento preciso para aportar nuevos elementos contextuales que ayudan a comprender la trama, y lo hace en parte gracias a las proyecciones reflejadas en el muro que cierra el escenario (imágenes de conflictos bélicos y frases lapidarias como “La muerte de un ser humano es una tragedia. La muerte de muchos es una estadística”). Asimismo, el attrezzo habla por sí solo (máscaras antigás, camisas de fuerza, mobiliario de hospital…), al igual que el fabuloso y sobrio vestuario de Erreguiñe Arrotza, compuesto por uniformes y hábitos. La iluminación, sobria en la primera escena, se va tornando cada vez más intensa para subrayar momentos místicos. Si las máscaras, en todas sus formas, ocultan el rostro de los artistas cuando así lo requiere la acción, el diálogo entre realidad y ficción encuentra un eco entre el público, que vuelve a protegerse del covid con mascarillas. La vida es el escenario o el escenario es la vida.  Diálogos Carmelitas Jerez

La dirección musical corrió de la mano expresiva y elegante de José Miguel Moreno. Gracias al buen control y uso de su cinturón escapular y a la conexión visual y facial que mantenía en todo momento con los cantantes encima del escenario y con los maestros de la Orquesta Filarmónica de Málaga en el foso, el director titular de la misma hizo alarde de un manejo cómodo e infalible para lograr una gran interpretación. Consiguió con aparente facilidad conectar con el particular estilo musical de la partitura, que conlleva un plus de exigencia por poco transitada. La música de Poulenc rompe con los moldes de la composición lírica y se acerca a la cinematográfica. No contiene arias cerradas ni concertados, sino que fluye en un devenir de formas y estructuras, respetando siempre los cánones que defendía el grupo de “Les Six”, del que Poulenc era integrante. Así pues, la Orquesta convenció con una sonoridad contundente y embriagadora al servicio del texto.

Otro momento de ‘Diálogos de Carmelitas’ © Javier Fergo – Teatro Villamarta 2022

Fantástico el Coro del Villamarta, dirigido por José María Román y Rebeca Barea. Los dos forman un valioso tándem que está haciendo un gran trabajo de regeneración dentro de las cuerdas del coro jerezano, cuyos frutos son evidentes, en este caso con un resultado delicioso en la parte coral: las once cantantes sonaron bellamente empastadas y completamente compenetradas. Diálogos Carmelitas Jerez

En cuanto a las voces solistas, Ainhoa Arteta nos ofreció una Blanche de la Force entregada y conectada al cien por cien con el espíritu del personaje, dominando las tablas. Mantuvo la fidelidad hacia el estilo de la música francesa, que obliga a sintetizar en elegancia contenida todo aquello que se quiera expresar. Nos dejó ver el dolor, el horror y la desesperación de su personaje gracias a un sonido de gran proyección en agudos y en centro, con un apoyo controlado y una voz llena de armónico poderoso; y, en contraste, nos regaló momentos de éxtasis místico gracias a sus cristalinos pianísimos. Por otro lado la Arteta, sabedora de su magnetismo arrollador, se dejó llevar en ocasiones, lo que hizo salir a la leona que tiene dentro. Y eso puede haber contribuido a ligeras descompensaciones en algún diálogo, como en el caso de los encuentros con Nicola Beller-Carbone, donde el timbre de la Priora anciana en su lecho de muerte sonaba más claro y juvenil que el de la protagonista. Diálogos Carmelitas Jerez

A destacar también la interpretación de una formidable Ángeles Blancas, que enamoró con una voz siempre en punta y empoderada al servicio de una perfecta dicción y del fraseo más bello de la noche. Encandiló con su maternal sonido encarnando a una nueva priora absolutamente embaucadora y convincente, llena de sonoridades tímbricas muy originales y con un control del medio escénico digno de una diva que como “figlia d’arte” que es mantiene con su sello personal. El buen hacer de Nuria García-Arrés hizo que nos rindiéramos a los encantos que desplegó su Constance, preciosa en armónicos calurosos y envolventes. Sirvió fidedignamente al espíritu de su personaje, dotando al francés, rica y musicalmente expresado, de melodías bellísimamente ejecutadas. Por si esto fuera poco, enfrentó enrevesados cambios de ritmo con muy buen resultado.

Nicola Beller-Carbone (en la silla) y Ainhoa Arteta (de rodillas) ‘Diálogos de Carmelitas’ © Javier Fergo – Teatro Villamarta 2022

Menos completas resultaron en su conjunto las propuestas de Nicola Beller-Carbone como Priora Madame de Croissy y de María Luisa Corbacho como Madre María de la Encarnación. A esta última, dotada con un gran instrumento de muy bella sonoridad, le faltó convicción en el manejo de su energía escénica y en la intención de la línea melódica, ya que el texto quedaba a veces atrapado en mandíbula, dejando el sonido demasiado expuesto y abierto y perdiendo proyección en armónico. Y Beller-Carbone tuvo una noche dispar. Por momentos quedaba su sonido opaco, con una emisión no siempre regular en contraste con el rol de autoridad que debía sostener. Fueron sus dotes actorales las que salieron en defensa de su complejo personaje. Así llenó el escenario de desesperación ante las puertas de la muerte gracias a una magnífica interpretación gestual.

Las voces de Beatriz Lanza como Madre Jeanne (poseedora de un bonito timbre de pecho) y de Andrea Ramírez como Sor Mathilde resultaron agradables en color y musicalidad. Y en el apartado masculino, Rodrigo Esteves encarnó con corrección al Marqués de la Force y David Alegret nos ofreció un espléndido dúo en su encuentro con Blanche, donde el equilibrio entre su voz, la de Ainhoa y el foso fue fantástico. Desplegó un bonito fraseo y elegancia en escena. El capellán del convento era Luis Pacetti, con un timbre de tenor realmente agradable y sonoro. El primer y segundo comisarios corrieron a cargo de José Manuel Montero y José Manuel Díaz, ambos entregados a sus roles y contribuyendo al buen resultado del conjunto de solistas.


Teatro Villamarta de Jerez, a 26 de junio de 2022. Diálogos de Carmelitas, de F. Poulenc. Dirección musical: José María Moreno. Dirección escénica: Francisco López. Elenco: Ainhoa Arteta, Nicola Beller Carbone, Ángeles Blancas, María Luisa Corbacho, Nuria García Arrés, Beatriz Lanza, Rodrigo Esteves, David Alegret, Luis Pacetti, José Manuel Montero, José Manuel Díaz. Orquesta Filarmónica de Málaga. Coro del Teatro Villamarta. OW