Don Giovanni llega con retraso a Pamplona: Más vale tarde que nunca

Posiblemente, es ésta la primera vez que se representa Don Giovanni en Pamplona. Es un tanto aventurado afirmarlo, ya que en los 225 años transcurridos desde su estreno en Praga, no sería extraño que en algún momento en el pasado hubiera llegado a Pamplona. Desde luego, no se ha representado en los últimos 60 años y mis averiguaciones no ponen en evidencia en absoluto que no sea éste el estreno absoluto de la opera en Pamplona.

Don Giovanni llega con retraso a Pamplona: Más vale tarde que nuncaEscena

Para tan notable ocasión El Baluarte nos ha ofrecido una representación más que digna de esta obra maestra del niño prodigio de Salzburgo, con una producción escénica adecuada, una dirección musical efectiva y un reparto vocal un tanto irregular, en el que han convivido estupendos cantantes con otros poco adecuados a las exigencias de la partitura.

La producción escénica es la que pudimos ver en Oviedo en el año 2009, que entonces se anunciaba como coproducción de Oviedo y Magdeburgo, habiendo desaparecido ahora la ciudad alemana. La dirección escénica es del alemán Alfred Kirchner. La producción de Kirchner responde al concepto de trabajos minimalistas, tan en boga en los últimos años, con una escenografía (Alfred Kirchner y Ulrich Schulz) basada en cuatro módulos móviles, cuyos movimientos facilitan los cambios de escena. El vestuario (María Elena Amos) responde fundamentalmente a la época en que transcurre la acción en el libreto y resulta adecuado, con la excepción del trío de máscaras y, especialmente, el disfraz de Don Ottavio, vestido de torero. El ambiente es,

en general, bastante sombrío y cuenta con una interesante iluminación del propio Alfred Kirchner. La dirección escénica no pasa de la rutina, estando los personajes bien definidos y con algunos toques divertidos, como el aria de Zerlina Vedrai carino con Masetto movido como un pelele. Bien hecha la escena del cementerio con el Comendador en estatua ecuestre y bien resuelta también la escena final del primer acto. Lo menos convincente tiene que ver con el cambio de identidades de Don Giovanni y Leporello en el segundo acto, escasamente creíble dada la muy notable diferencia de estatura entre ambos intérpretes. En resumen, una producción moderna, dentro de su clasicismo, y presumible de bajo coste (es un mérito adicional).

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Escena

La dirección musical me ofrecía muchas dudas de antemano, ya que Pablo Mielgo no es un director con gran experiencia en foso y Don Giovanni es una ópera muy exigente para cualquier director. Debo decir que el resultado de la dirección de Pablo Mielgo ha sido bastante mejor del que yo esperaba. Algo corto de tensión en el primer acto y notablemente mejor en el segundo, llevó la obra bien controlada y hubo buena coordinación entre foso y escena. La versión ofrecida fue la del estreno en Praga, con la inclusión de las arias de Don Ottavio y Donna Elvira, añadidas en el subsiguiente estreno en Viena. Sigo siendo partidario de cortar la escena fina – la moraleja – como hizo con buen criterio Mozart para la mencionada ocasión del estreno en Viena, ya que es un auténtico anti-climax dramático. Pablo Mielgo saco buen partido de la Orquesta Sinfonica de Navarra. Cumplió la Coral de Cámara de Navarra.

El protagonista que da nombre a la ópera fue interpretado por el joven barítono catalán Carlos Daza, que lidió con uno de los personajes más exigentes en la historia de la ópera. La voz del catalán es atractiva y bien timbrada y puede encontrar su mejor empleo en papeles de barítono lírico, tales como Marcello, Belcore, Ford y tantos otros. Don Giovanni exige una madurez interpretativa que Carlos Daza no puede tener, dada

su corta experiencia. Vocalmente, el punto más débil son los graves, que resultan insuficientes para el personaje, pero lo más importante en Don Giovanni es la manera de resolver los recitativos, que exigen un intérprete de una gran madurez. Ahí es donde estuvo el punto más débil de la interpretación de Carlos Daza. Por otro lado, su figura no es muy adecuada para este tipo de personajes. Mi impresión es claramente positiva, pero mejor haría en centrarse en otro repertorio más adecuado, aunque entiendo que a esa edad no se está en disposición de elegir qué cantar.

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Carlos Daza

Leporello contó con un sustituto de última hora en el barítono ruso Denis Sedov en lugar del anunciado Marco Vinco. Las apariciones de Denis Sedov fuera de Rusia son bastante escasas últimamente y nunca me ha resultado un cantante interesante, especialmente por el hecho de que su emisión siempre se ha caracterizado por quedarse atrás. Tengo que reconocer que en este sentido las cosas han mejorado desde la ultima vez que le vi en este mismo escenario, pero en conjunto su Leporello me ha resultado bastante monótono en términos vocales. Sedov tiende a cantar todo igual, con exceso de sonidos abiertos y pocas matizaciones, aunque utiliza bien su habilidad escénica para llegar al público.

Lo mejor de la representación vino para mi de Maria José Moreno como Donna Anna. Rayó a gran altura en sus dos arias, resolviendo con brillantez todos los obstáculos de la partitura, incluyendo las temidas agilidades. Dio una buena figura en escena y no se puede poner ningún pero a su adecuación al personaje.

No puedo decir lo mismo de la soprano polaca Agnieszka Adamczak, cuya voz resulta demasiado ligera para las exigencias de Donna Elvira, Tampoco su voz tiene mayor interés y pasó con más pena que gloria cor Mi tradí, Habría estado mejor como Zerlina.

El otro cantante destacado del reparto fue el pamplonés José Luis Sola en la parte de Don Ottavio. Cantó de manera intachable sus dos arias, especialmente Dalla sua pace, con medidas voces preciosas, ofreciendo también una más que notable interpretación de Il Mio Tesoro. Es una de sus actuaciones más convincentes que recuerdo.

Don Giovanni llega con retraso a Pamplona: Más vale tarde que nunca

María José Moreno y José Luis Sola

Susana Cordón estuvo bien en la parte de Zerlina, echándose en falta algo más de frescura vocal. Se puede esperar más de este personaje, auténtico bombón para quien lo interpreta.

Felipe Bou fue un Comendador un tanto decepcionante. No es el auténtico bajo que requiere la partitura, para lo que le faltan graves y autoridad vocal y escénica. Hay atisbos de fatiga vocal en la parte alta de la tesitura.

El italiano Davide Bartolucci fue un Masetto mejor en escena que vocalmente. La voz resulta excesivamente atenorada para el personaje. Bueno será recordar que en el estreno en Praga Masetto y el Comendador fueron interpretados por el mismo cantante.

El Baluarte ofrecía una entrada de alrededor del 75 % de su aforo. El público se mostró complacido con el resultado de la representación con aplausos cálidos en los saludos finales, especialmente para Denis Sedov y José Luis Sola.

La representación comenzó con 5 minutos de retraso y tuvo una duración de 3 horas y 27 minuto, incluyendo un intermedio. Duración musical de 3 horas. Siete minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 64 euros, siendo el precio de la más barata de 40 euros. Una buena relación precio-calidad.

José M. Irurzun