Don Giovanni. Mozart. Almería

Fantástico, inteligente e imaginativo son al menos tres de los adjetivos que se le podrían aplicar a esta nueva versión del Don Giovanni de W. A. Mozart que hemos podido disfrutar el pasado día 29 de junio en el Auditorio de Roquetas de Mar en Almería.
Una producción ideada y realizada por el director de escena Curro Carreres, que estaba ambientada en la España rural de los años 30 y en la que se reflejaban perfectamente la diferencia de clases sociales que ya recoge el libreto original del abate Da Ponte, pero trasladadas a esa época tan especial y particular que fue la violenta España de la República. La transformación de los personajes nobles del original dieciochesco en señoritos rurales y caciquiles de los años 30 y la de los personajes pertenecientes a las clases bajas en campesinos no hace que la línea argumental sufra ninguna extraña mutación extraña y no afecta en absoluto a su comprensión. Aún más, la tragedia donjuanesca queda enmarcada en un contexto que todos conocemos muy bien. El empleo de recursos como los bailes de campesinos en la escena de la boda de Masetto y Zerlina, el carnaval en el final del primer acto y la banda, en esa maravillosa escena del final del Segundo Acto refleja un conocimiento absoluto del hilo argumental mezclado con la reconversión temporal del hecho teatral. La economía de medios en la escenografía estuvo respaldada por el inteligente uso de los medios audiovisuales que se proyectaban en el fondo del escenario, a modo de sueños oníricos, recuerdo del surrealismo imperante en la época y representado, entre otros por Luis Buñuel. Esta puesta en escena estuvo absolutamente culminada por la extraordinaria aportación del conocidísimo maestro de la iluminación Eduardo Bravo que aportó unos juegos de luces que enmarcaron y remarcaron las líneas argumentales y escénicas de la obra. El vestuario de Pelayo Rocal también estuvo perfectamente adecuado a la idea escénica que se plasmó en el escenario. Y toda esta maquinaria escénica no podría haber llegado a buen puerto sin el excelente e invisible trabajo del regidor y maestro Interno Oscar Lobete.
En cuanto al aspecto musical, el Maestro Emilio Fenoy supo concertar con acierto a la Orquesta FIMA (Fundación Indaliana para la Música y las Artes) y a los miembros de los coros Coro BAROQ, Coro Emilio Carrión, Coral Sol y Mar de Roquetas de Mar y Alumnos de Canto del Conservatorio de Almeria que fueron los componentes del coro de la ópera, en esta difícil obra. Hay que felicitar al Maestro Fenoy por el resultado obtenido en el conjunto de la obra. Únicamente habría que mencionar algún desequilibrio sonoro en la sección de los metales, pero que no afectó apenas al resultado final. Asimismo Javier Artigas dejó de manifiesto su conocimiento en el difícil arte del acompañamiento de los recitativos. En lo que se refiere a los protagonistas vocales, pudimos disfrutar de un Don Giovanni de lujo, el barítono madrileño José Julián Frontal quien hizo una extraordinaria recreación del personaje mozartiano. Su voz fresca, potente, colorida, oscura y llena de matices nos permitió sentir las características de este gran seductor: un personaje fuerte, creído de si mismo, chulesco, arrogante y valiente, a veces cínico, a veces gracioso, pero siempre aristócrata-señorito. A su lado estuvo un elenco de cantantes andaluces todos ellos que le dieron una réplica adecuada. Ricardo Llamas como Leporello hizo una creación muy acertada del personaje, remarcando la dualidad del personaje, y mostrándonos unas aptitudes actoriles muy interesantes dada el carácter buffo del personaje, cumpliendo con la dificultad del personaje. Donna Anna fue interpretada por la almeriense María Jesús García quien solventó perfectamente las enormes dificultades que plantea su rol, tanto desde el punto de vista técnico como desde el interpretativo. Asimismo Cristina Bayón hizo una bella creación de Donna Elvira, más cercana a veces al carácter de la locura que al del despecho y ofreciéndonos páginas bellísimas, tanto en el Cuarteto del primer acto, como en el Sexteto del segundo en los que remarcó su línea de canto con su interpretación. El también almeriense Juan de Dios Mateos nos ofreció un más que correcto Don Ottavio, aunque quizás un poco frío desde el punto de vista interpretativo. Laura Sabatel como Zerlina y Pablo Gálvez como Masetto cumplieron perfectamente con sus roles. Dos cantantes jóvenes que habrá que seguir de cerca y ver la evolución de sus bellas voces. Cumplió con creces Carlos García-Ruíz en el corto e intenso papel del Commendatore.
No podría ni debería de finalizar esta crónica sin una mención muy especial a Pablo Mazuecos, coordinador, productor, factótum de esta producción, realizada por su cabezonería. Bendita locura que ha permitido a Roquetas de Mar y a Almería disfrutar de un Don Giovanni de talla international. Mis respetos más sinceros.
Una producción muy recomendable, digna de ser repuesta por su inteligencia, imaginación y buen gusto. Un Don Giovanni de primera. Enhorabuena Maestro Carreres, enhorabuena Maestro Fenoy, enhorabuena Pablo Mazuecos.

Lord Arthur Talbot.