Arturo REVERTER
Tcherniakov ataca de nuevo. Tras su polémico ‘Macbeth’, el director de escena ruso vuelve al Teatro Real con la ópera más trágica de Mozart. Su montaje, que cuenta con la complicidad de Alejo Pérez en el foso, pide piedad por el mito.
Don Giovanni, “la ópera de óperas”, como la definía Kierkegaard, es una obra polifacética, una síntesis de contrarios, una tragedia nimbada de aires napolitanos, una narración que aúna lo bufo con lo fantasmagórico, una historia envuelta en una extraña y contradictoria poesía, que ancla sus raíces en lo más profundo del mito y que rebusca en las fuentes de la música germano-austriaca. Una partitura magistral e inabarcable que gira en torno a la figura del conquistador, una personalidad tan contradictoria como el mundo en el que se mueve y que necesita de los demás personajes para existir. Siempre está presente aunque no esté en escena.
Seguir leyendo en Elcultural.es