El apasionado filtro de extrañeza de Les Contes d’Hoffmann en el Liceu

El Liceu devuelve a escena su coproducción de Les Contes de Hoffmann, junto a las óperas de San Francisco y Lyon, firmada por Laurent Pelly en 2013. Su montaje, sumado a la escenografía de Chantal Thomas logran que unos cuadros en principio sobrios y desvencijados participen del filtro de colorista extrañeza con el que el protagonista despliega su mundo interior. Lo hacen en una referencia declarada a la estética del pintor simbolista Léon Spilaert y, más tácitamente, al expresionismo alemán, con un interesante resultado de transiciones visuales tan abruptas que, al menor descuido, pasan mágicamente desapercibidas. En el fondo, el espíritu de esas visiones sincopadas no es ajeno al de la propia ópera. filtro de extrañeza de Les Contes d’Hoffmann en el Liceu

Un momento de "Les contes d'Hoffmann" del Liceu de Barcelona ©David Ruano
Un momento de «Les contes d’Hoffmann» del Liceu de Barcelona / ©David Ruano filtro de extrañeza de Les Contes d’Hoffmann en el Liceu

Unas sencillas construcciones retráctiles y paneles móviles delegan el grueso de cada composición a la iluminación recortada de claroscuros y a proyecciones puntuales, con las que se logran una sucesión de variaciones a veces extrañas y embaucadoras. Así ocurre, sin ir más lejos, en la calle donde comienza el prólogo con la escala inversa de sus puertas (la pequeña en primer plano y la normal al fondo) y la iluminación desquiciada que al poner el foco de atención en una omite la otra; o también en el acto primero, en la fiesta donde se presenta en plano frontal al autómata Olympia con sus movimientos y flotaciones inhumanas, antes de que se desvele su cuerpo grotescamente ensamblado a un enorme balancín; o con la escalera del segundo acto, que añade y prescinde de uno de sus rellanos a conveniencia. filtro de extrañeza de Les Contes d’Hoffmann en el Liceu

Un momento de "Les contes d'Hoffmann" del Liceu de Barcelona   ©David Ruano
Un momento de «Les contes d’Hoffmann» del Liceu de Barcelona ©David Ruano

La ópera póstuma de Offenbach presenta al poeta Hoffmann en una taberna durante el prólogo y el epílogo, bebiendo y atribulado entre la pulsión de su musa y la de su amada Stella.

Un momento de "Les contes d'Hoffmann" del Liceu de Barcelona / ©David Ruano filtro de extrañeza de Les Contes
Un momento de «Les contes d’Hoffmann» del Liceu de Barcelona / ©David Ruano filtro de extrañeza de Les Contes

John Osborn pone en escena un protagonista pletórico del principio al fin de este extenuante papel, con una interpretación canora y escénica que enriquece las oscilaciones del personaje entre el gag cómico más ingenuo y la devastación más patética.

Un momento de "Les contes d'Hoffmann" del Liceu de Barcelona ©David Ruano
Un momento de «Les contes d’Hoffmann» del Liceu de Barcelona / ©David Ruano filtro de extrañeza de Les Contes d’Hoffmann en el Liceu

El coro atenuado con mascarillas interpreta con corrección sus apariciones, la primera en el rol de parroquianos en la taberna, que le piden a Hoffnann algunos cuentos para pasar un rato que ocupará los tres actos de la ópera. Hoffmann les relata su “recuerdo” de tres mujeres: tres fantasías de amor, que suelen verse como tres pátinas que reflejan aspectos de la mujer que ama el protagonista en la vida real, pero que bien visto, retratan un Hofmmann abocado a la autodestrucción creativa y a la entrega última a su musa.

La primera de ellas es el autómata Olympia construida por un científico por y para la agilidad vocal más difícil y la letra más superficial que el público reunido en una fiesta desea aplaudir tanto como el que asiste al Gran Teatre. Olga Pudova nutrió esos generosos aplausos dando buena cuenta del histrionismo gestual y la ornamentación vocal que requiere el personaje. El segundo de los cuentos lo protagoniza la enfermiza Antonia, rutilante en el canto y la actuación de Emonela Jaho hasta el punto de hacer de su acto el centro de gravedad de la función. En el último cuento Ginger Costa-Jackson hace un notable retrato de la tercera amada de Hoffmann, Giulietta.

La némesis del protagonista es un acierto crucial por partida cuádruple, con el bajo ruso Alexander Vinogradov en el rol de los cuatro los personajes que encarnan el mal para Hoffman y un memorable «Tu ne chanteras plus». Se hizo notar la continua presencia de Marina Viotti acompañando a Hoffmann como su amiga Nicklausse y como La Musa, que cerró la ópera con un hermosísimo «Des cendres de ton cœur».

El resto del amplio reparto mantuvo la altura del rasero e incluso destacó inusitadamente, como Francisco Vas en el rol de Spalanzini. Finalmente, la solidez musical del conjunto terminó de consolidarse con los aires refulgentes que la batuta del maestro Ricardo Frizza imprimió a lo largo de esta excitante partitura que ahonda, más que en las formas del amor, en la naturaleza autoexculpatoria, autocomplaciente y autodestructiva del protagonista.

Félix de la Fuente


Les contes d’Hofmann de Jaques Offenbach, con libreto de Jules Barbier basado en tres cuentos de E.T.A. Hoffmann. Stella (Elena Sancho). Olympia (Olga Pudova). Antonia (Emonela Jaho). Giulietta (Ginger Costa-Jackson). La musa/ Nicklausse (Marina Viotti). Hoffmann (John Osborn). Lindorf/ Coppélius/ Doctor Miracle/ Dapertutto (Aleksander Vinogradov). Spalanzani (Francisco Vas). Crespel/ Luther (Alexey Bogdanov). Shémil/ Hermann (Carlos Daza). Nathanaël (Roger Padullés). Coro del Gran Teatre del Liceu. Dirección del coro (Conxita García) Orquesta sinfónica del Gran Teatre del Liceu. Dirección musical (Riccardo Frizza). Dirección escénica (Laurent Pelly). Crítica del estreno del 18 de enero de 2021.